GRACIAS A BOLAÑOS, LO ENTIENDO TODO
Opinión de Elisa Beni
No se construye la realidad publicando
en el BOE, tras las leyes viene lo más difícil, hacer realidad lo que
contienen. Ese camino, señor ministro, lo tiene todavía por delante
Negar un hecho es lo más fácil del
mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho
Isaac Asimov
¡Al fin lo entiendo todo! La comparecencia de Bolaños, con el gorro de ministro de Justicia, en la comisión del Senado me ha abierto al fin los ojos. Yo me hacía de cruces cuando oía cosas, que se oyen muchas, en referencia al asunto que se instruye en torno a Begoña Gómez porque no entendía nada. No entendía que se armara un revuelo porque la LAJ (Letrada Administración de Justicia) responsable del envío de la causa a la Audiencia hubiera traspapelado un recurso. No entendía que eso pareciera el fin del mundo, no porque no deba serlo, sino porque en ese caso el mundo se acabaría miles de veces cada día. No lo entendía porque cualquier abogado les dirá la de veces que recibe una providencia por Lexnet dándole traslado de algo... pero luego el algo no va adjunto. Le toca con su santa paciencia irse al juzgado a pedirlo y rezar para que el funcionario esté y le atienda.
No, ministro, que en una ley hayan
proclamado la justicia telemática para ahorrar desplazamientos no significa,
para nada, que eso esté sucediendo. Vamos, no sucede. Si fuera así yo no
dormiría sola esta noche y es que los abogados siguen teniendo que recorrer
España, de una declaración a un juicio o a cualquier otra diligencia y
volviéndose a casa de vacío si se suspende. Billete va y billete vuelve. Lo que
no renta a lo telemático renta a la Renfe, que tampoco le irá mal. No, no se
celebran vistas telemáticas porque los sistemas son una puñetera basura y no
funcionan. Entre otras cosas. Se cuelgan, no arrancan, se congelan o porque los
sistemas de gestión son incompatibles. Y es que, ministro, tampoco el sistema
de gestión único que aparecía en el decreto 6/2023 y que ha mencionado en el
Senado es una realidad. Siguen existiendo los diferentes sistemas de gestión
judicial por autonomías, ya saben: Adriano, Atlante, Cicerone, Minerva, Libra,
Themis, etc que parecen una mitología pero son los que están en servicio en las
diferentes autonomías. Fusionar eso va a costar un huevo y parte del otro, al
tiempo, así que de sistema único nada. Eso provoca, entre otras cosas, que las
interacciones entre unas sedes y otras sean una locura.
La Justicia digital en España sigue consistiendo, en gran
medida, en pasar las hojas de los expedientes con los dedos. Que Camacho se
indigna mucho, porque él es un abogado de postín y le hacen cada cosa que...,
pero poco se dice de los abogados que en Plaza de Castilla tienen que
instruirse haciendo fotos con el móvil de las causas en una mesita que suele
estar coja o encima de unos archivadores para mas tarde estudiar el caso en
fotos con semejante calidad. Y tampoco se ha solidarizado con los pobres
abogados de oficio, tirados en cualquier rincón, cuando les dejan, pasando las
hojas y viendo cómo los fastener rompen los folios o esos archivos de audio y
video que aparecen en un CD pegado o grapado a una de las hojas que suele estar
rota. Esa es la justicia digital ¡en el centro de Madrid! Así que pueden ir
imaginando lo que pasa en otras sedes.
No, ministro, tampoco el Expediente Judicial Electrónico es una
realidad excepto en Guadalajara, que fue zona piloto, o en la Audiencia
Nacional. Algún otro sitio se puede haber unido, pero la implantación es
mínima, por eso a la mayoría de los profesionales de la Justicia de este país
se les desencaja la mandíbula de risa cuando oyen esas cosas. Eso antes no
pasaba, era el Senado y todo quedaba entre egregias paredes. Ahora con las
redes y los gabinetes de comunicación es que pueden reír a mandíbula batiente
todos cuando oyen decir esas cosas.
El resto de su enumeración son entelequias aún sin desarrollar
por mucho decreto que se haya publicado. La mayoría de ellas tampoco se podrán
llevar a efecto en esta legislatura, como la reforma de la planta o los
tribunales de Instancia. La Justicia es un paquebote y hace falta mucho tiempo
y mucha mayoría para moverla y, no lo olviden, mucho dinero. Que lo de la IA
está muy bien y puede que mole mucho, aunque conviene no olvidar que para poder
“traducirlas” la IA necesitará que las sentencias estén dictadas y eso es lo
que sólo pueden solucionar convocando más plazas de jueces. La mayoría de los
operadores se conformarían con impresoras, fotocopiadoras, videoconferencias y
sistemas que funcionaran y con unos módulos de trabajo que no les hicieran
estar señalando vistas para dentro de dos años.
Ministro, no se me enfade, mande a unos cuantos fouchés que
no sean pelotas a buscarle información fehaciente o pásese una mañana a girar
visita a Plaza de Castilla, charle con los letrados, mire los pasillos, respire
la cutrez que envuelve la Justicia y así entenderá mejor por qué a Camacho le
pasan las cosas que le pasan -¡pocas para lo que podía ser!- y por qué, aunque
sería bonito poder decir que son extrañas circunstancias que sólo aquejan al
juzgado de Peinado, lo cierto es que son solo el pan nuestro de cada día, en el
que los abogados, sentados en bancos en los pasillos, se instruyen como pueden
para poder celebrar una diligencia o un juicio que, de ser suspendido, no
volvería a señalarse en meses.
Ha sido muy clarificadora su comparecencia. “El lenguaje no sólo
nos permite hablar 'sobre' las cosas: el lenguaje hace que sucedan cosas” y esa
frase de Marx es un error que persigue a muchos. Ahora ya lo entendemos todo.
No se construye la realidad publicando en el BOE, tras las leyes viene lo más
difícil, hacer realidad lo que contienen. Ese camino, señor ministro, lo tiene
todavía por delante. No se moleste tampoco si llegan a San Bernardo las risas
de jueces, abogados, fiscales, LAJ o funcionarios. No es mala fe, lo hacen
porque ya están muy llorados.
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