EL ULTIMÁTUM ES LA ÚNICA OPCIÓN
ISRAEL MERINO
Decenas de personas durante una
manifestación para denunciar el precio de los alquileres, en
Madrid. Fernando Sánchez / Europa Press
No
hace falta ser un lince para entender que el rey Darío no quería tirar a Daniel
al foso de los leones, sin embargo, en este pasaje del Antiguo Testamento, el
monarca se ve obligado a aplicar la ley que él mismo ha firmado: que el castigo
por rezar a cualquier dios o ídolo fuera la muerte, independientemente de quién
lo hiciera. Nadie como él mismo se reprocharía tanto su decisión, pero había un
imperativo mayor – en este caso, legal – que le obligaba a ser consecuente con
sus decisiones.
El camino correcto no es siempre el más sencillo, sin embargo, hay ocasiones en las que no queda otra que hacer aquello por lo que nos hemos comprometido, aunque sea jodido y nos desvele cada noche. Da igual que sea aplicar las leyes que nosotros mismos hemos firmado o poner contra las cuerdas al gobierno del que se forma parte.
Tras
la manifestación del pasado domingo, el PSOE, ese amante asqueroso y trilero
que se quita el condón a medio polvo sin permiso alguno, aseguró que iba a
tomar medidas para bajar el precio de los alquileres: por supuesto, las medidas
se resumen en pregonar a los cuatro vientos que va a seguir regando con dinero
público a aquellos rentistas que, además de quedarse el dinero de nuestros
salarios, van a ver engrasaditas sus cuentas corrientes con la pasta de
nuestros impuestos.
Ante
esta situación, muchos han afeado – con toda la razón del mundo – que el
segundo partido del Gobierno de España, Sumar, no haga más que batallar
mediáticamente y escribir tuits larguísimos y demagogos, mientras que otros han
reprochado a los primeros que la presión debe dirigirse contra el PSOE – los
números del Congreso son los que son – y no contra el conglomerado encabezado
por Yolanda Díaz. Personalmente, creo que ambos grupos tienen razón.
Sumar
debe dar un ultimátum certero, efectivo, firme e inmisericorde a Pedro Sánchez
y su partido: o se toman medidas reales, inmediatas y cuantificables contra la
crisis habitacional que sufrimos, o se vuela por los aires el gobierno de
coalición y nos vamos a elecciones generales. No hay otra opción.
Esta
situación que sufrimos, donde mi amigo Alberto – todos tenemos un amigo como
Alberto – tiene que inflarse a clonazepam por las noches porque ni con un curro
fijo y una nómina interesante puede pagar el alquiler – prefiero no hablar de
los que están incluso peor que Alberto, que no me quiero cabrear más de la
cuenta –, no es una situación cualquier, es una situación de emergencia; es una
situación de vida o muerte, donde o se hace algo con contundencia o no va a
quedar una persona mentalmente sana en este país.
Aunque
sea doloroso y le cueste dormir por las noches, Yolanda Díaz, vicepresidenta
del país, debe dejarle bien clarito a Sánchez que si quiere seguir dirigiendo
España con su apoyo debe empezar a legislar como una verbena a las cuatro de la
mañana. De lo contrario, al igual que el rey Darío, tomará una decisión
dolorosísima, pero correcta. La contundencia provoca insomnio, pero es la única
forma efectiva, y no las ruedas de prensa llenas de indignación mediática, de
hacer algo. La única forma de conseguirlo es imponiéndole al PSOE una voluntad
política que ahora mismo no tiene.
Díaz
y todo Sumar harían bien. Primero, porque Sánchez no dudaría ni un segundo en
adelantar las elecciones si cualquiera de los diablitos que tiene en los
laboratorios de Moncloa le diera un Excel con números que le garantizasen la
mayoría absoluta y la muerte de la izquierda a su izquierda.
Segundo,
porque es lo correcto, y esto mismo ya es de por sí una razón más que
suficiente.
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