UNÁMONOS PARA CAMBIAR LAS
COSAS
En FACUA no solo resolvemos los pequeños y grandes problemas que sufren nuestros socios. También batallamos para que las irregularidades tengan su castigo
Una
aerolínea dejó en tierra a un pasajero cuando iba a acceder a su vuelo de
regreso a España con la excusa de que no había cogido el de ida. Logramos que
le pagaran la compensación de 250 euros que marca la ley además de reembolsarle
el importe de sus billetes. Y también que la compañía, TAP Air Portugal, pagase
una multa de 6.000 euros por lo que había hecho.
Una financiera acosó durante años e incluyó en un registro de morosos a una mujer por no pagar un préstamo que nunca les había pedido. Logramos que dejasen de molestarla y que la sacaran del fichero. Y también que el prestamista, MoneyMan, pagase una multa de 225.000 euros.
Una
compañía de telecomunicaciones permitió el duplicado fraudulento de la tarjeta
SIM de una clienta y provocó con su negligencia que sustrajeran 800 euros de su
cuenta bancaria. Logramos que el banco le devolviera su dinero. Y también que
multaran a la teleco, Digi, con 200.000 euros.
En FACUA
no solo resolvemos los pequeños y grandes problemas que sufren nuestros socios.
También batallamos para que las irregularidades tengan su castigo. Las grandes
empresas saben que el porcentaje de consumidores que reclaman ante sus abusos
es muy reducido. Por eso es indispensable que buena parte de esas reclamaciones
deriven en multas. Multas que multipliquen por mucho las cantidades que
cobraron, intentaron cobrar o provocaron que cobraran fraudulentamente a los
afectados.
Cuando
una empresa se salta la legislación de manera sistemática, las sanciones que
acaba pagando como consecuencia de las denuncias de algunas de sus víctimas
resultan ridículas en comparación con el beneficio que obtienen con la suma de
sus irregularidades.
Pero
cuantos más seamos los que nos unimos para luchar contra los abusos, más serán
los casos en que quienes nos defraudan se vean obligados a devolver las
cantidades ingresadas de forma ilícita y a cumplir sus compromisos
publicitarios y contractuales. Y más serán los casos en que acaben multados por
saltarse la ley.
Si
logramos que recuperes los 100 euros que te cobró ilícitamente una compañía y
también que pague 10.000 euros de multa por esa irregularidad, estaremos
haciendo que reembolse la suma de lo que te defraudó a ti y a 100 consumidores
víctimas del mismo abuso que tú. Si ellos no reclaman, habrá que animarles a
hacerlo. Pero, mientras tanto, una reclamación, una denuncia y una multa detrás
de otra pueden hacer que, antes o después, la empresa acabe pensándoselo dos
veces antes de seguir cometiendo las mismas prácticas. Tu reclamación, en
definitiva, puede ayudar a evitar que otros consumidores sufran mañana el mismo
fraude.
Los
consumidores que defendemos por nuestros derechos también luchamos, a veces sin
saberlo, por el bien común. Podemos hacer que quienes nos defraudan lo paguen
caro. Por pequeños que sean nuestros logros, con cada uno de ellos estaremos
sembrando semillas que otros pueden aprovechar y que pueden acabar cambiando
las cosas. Unidos, podemos ser muy fuertes.
Soy Rubén
Sánchez y en ocasiones veo fraudes.
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