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viernes, 20 de septiembre de 2024

LA FAENA DE LA INMIGRACIÓN

 

LA FAENA DE LA INMIGRACIÓN

En tres meses en los que nada ha cambiado, las encuestas lo han hecho y la inmigración, así, en abstracto, es hoy la cuestión que más le quita el sueño al españolito acostumbrado a embestir donde el capote le indica

GERARDO TECÉ

Migrantes, racismo, PP, vox, Alvise. / Pedripol

Como es sabido por todo el mundo el español debe ser toreado para que no se extinga. La última faena ha sido extraordinaria. De puerta grande con orejas y rabo. Ha consistido en instalarle al astado ibérico un nuevo miedo que poder recitar bravamente en encuestas, reuniones familiares o quedadas entre amigos. Con tantas preocupaciones como tenemos, no era fácil abrirle hueco a una nueva problemática y, para colmo, otorgarle el liderato. Piensen que venimos de problemas tan básicos como que la dictadura que sufrimos esté arruinando la economía, que te ocupen la casa si bajas a por el pan o la mismísima destrucción y disolución del país. Todo eso, que no es poco, debía echarse a un lado para dejar paso a la nueva macropreocupación. Cosa que los diestros maestros del toreo han logrado sin despeinarse, que por algo los toreros llevan gomina. Hace sólo tres meses la inmigración ocupaba el noveno lugar en la lista de problemas de los españoles. Lo bueno que tienen las encuestas es que nunca se le pregunta al encuestado por qué algo es un problema. Si nos pusiéramos de acuerdo unos cuantos, podríamos lograr que los frigoríficos o las macetas con geranios ocupasen el noveno escalón y el encuestador, profesional de la recolección de datos que no se mete en indagaciones, no podría preguntarnos por qué nos parecen un problema las neveras, si es porque enfrían demasiado, enfrían muy poco o hacen demasiado ruido. Igualmente, el encuestador no pregunta si la inmigración nos parece un problema por lo que supone de drama humanitario con miles de muertos en el mar o si el problema es que lleguen vivos y tengamos que verles sus oscuras caras por la calle. No hay datos al respecto.

El ya meritorio noveno puesto de la inmigración como problema, así en abstracto, es mejorable, pensaron los diestros de esta gran plaza que es España y se pusieron a la faena con todo en contra, porque el toreo es valentía. ¿La tasa de criminalidad se mantiene estable desde hace décadas y no varía con la llegada de migrantes? No importa. ¿El aumento de la inmigración coincide con el mejor momento de creación de empleo desmintiéndose el tópico de que vienen a quitarnos el trabajo? Quítate de ahí y dame un capote. Capotazo a capotazo, pase de pecho a pase de pecho, ole tras ole, en tres meses en los que nada ha cambiado, las encuestas lo han hecho y la inmigración, así, en abstracto, es hoy la cuestión que más le quita el sueño al españolito acostumbrado a embestir donde el capote le indica. Esos son los buenos toros, dicen los expertos, los que hacen que el maestro se luzca. Y vaya si se ha lucido. Hoy están de celebración en las tertulias taurinas. Una celebración contenida ya que gritar lo hemos conseguido oé oé oé sería, de algún modo, desvirtuar la magia de esta fiesta de la percepción. Saben el poder que tienen. Consiguieron que uno de los países más seguros del mundo liderase el ranking de ventas de alarmas, han conseguido que quienes no se ahogan en el mar nos quiten el sueño y, si se lo proponen, conseguirían que los frigoríficos sustituyesen a la inmigración. Uno provocó un terrible incendio en Huesca y miles dejaron de funcionar el último año echando a perder una cantidad ingente de alimentos. ¿Intentan acabar con nosotros de manera violenta o matándonos de hambre? Tenemos a tres expertos que hablarán de este asunto tan preocupante, pero antes, unos anuncios. Aprovechen para limar sus astas, pero no se vayan.

 

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