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martes, 27 de agosto de 2024

PASEANDO

PASEANDO

JOSU AIZPURUA

Txintxo txintxo, con mi katxaba, me arrastro con mis 78 años por el paseo y me cruzo con muchos coetáneos que, haciendo gala de su tenacidad, siguen pelando con sus males y a pierna suelta caminan sin temor a caerse por los suelos. Son setentones que al borde de la ochentanía, edad límite para resistirse al carrito o la mano amiga del migrante que se busca los papeles.

¿Se merecen esto? Son héroes de la genética que los pone frente a sus límites y ellos los niegan y caminan y caminan con un canto al Género Humano que lucha por la emancipación de sus seres. Los veo y me admiran, saludos César que se pelea con su persistente y Fulgencio que siempre que consigue levantarse de su cama se presenta en el banco y nos da su parte de alegría por la vida. Mi suegro Policarpe, fue un canto a la bonhomía y a la solidaridad del Género Humano y por ello le dediqué mi tiempo y mi escritura y le hice una novela, pero, Haití ya no le importa a nadie.

Pasamos los estertores del Franquismo, la farsa de la Transición y la burla del Sistema78 tan igual tan igual que el anterior Sistema de los Principio Fundamentales del Movimiento. ¿Nos merecemos esto? Pues quizás sí, y ello me apena.

Ese esfuerzo anciano incomprendido que vive mal con su pensión menos los que las tienen como pensionista-tope de 3 mil € donde se ocultan los puntales de la Casta, y entre una mayoría no contributiva que vive ¿eso es posible? ¡Con 400€!

Reventado por sus costuras el Sistema78, ninguna es por sus ancianos y ello me asombra y entristece cuando los veo transitar en sus achaques por los paseos donde su esfuerzo se convierte en heroísmo y cumplimiento de la tarea vital de aquellos que hicieron lo más difícil por la Democracia y no se lo pagaron en salarios y tampoco en pensiones, y aun así deben mendigar en antros institucionales por artefactos que les hagan más llevaderas sus lesiones.

Katxabas al Poder.

Los bancos del paseo, oasis de tranquilidad e intercambio de pareceres, la mayoría médicos, oyen el lamento de unas generaciones que aún hoy no han aprendido la Ley de La Casta, y votan pensando lo que les pueden quitar y no lo que su Derecho les hace acreedores. El Franquismo aterró a muchos de sus súbditos para siempre.

Hoy canto a la katxaba, me arrastro con ella y espero que llegue una generación que diga ¡basta! Y caiga a katxabazos sobre La Casta y se abran los ojos de los jóvenes alzando su mirada del móvil.

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