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sábado, 17 de agosto de 2024

A LOS PROPIETARIOS, ESA NUEVA CLASE PRIVILEGIADA.


A LOS PROPIETARIOS, ESA NUEVA 

CLASE PRIVILEGIADA.

Eloy Cuadra

Da igual el tiempo que pase o lo que se diga, a cada poco el mantra de la ocupación de viviendas vuelve a aparecer en televisión, en radio, en redes, en el Congreso, en los programas electorales y hasta en la Policía Nacional; lo último un vídeo de una señora que se ha hecho viral, en el que dice que si te vas de vacaciones es probable que te ocupen la casa y luego te toca un sin vivir de calamidades, por culpa de los ocupas que según la señora son lo peor que hay. Cuando digo que da igual lo que se diga es porque ya se ha publicado y probado con datos muchas veces que en España es muy raro que se ocupen viviendas habitadas o segundas residencias, puesto que la pena en estos casos es mucho mayor al tratarse de una allanamiento de morada y no de una usurpación de vivienda. También se han dado infinidad de datos de la poquísimas viviendas que se ocupan en España en relación con la cantidad de viviendas vacías que hay (no llega al 1%), y se ha dicho por activa y por pasiva que durante las primeras 48 horas de una ocupación bastará con avisar a la policía y los ocupantes van a la calle inmediatamente sin necesidad de más trámites. Está claro, la realidad no vale mucho en tiempos de posverdad, cuando de miedos, de odios, de egoísmos y de prejuicios se trata, pero ya está bien, creo que hay que hablar claro y hablarle directamente a esta nueva clase privilegiada que tenemos en España, que no es otra que los propietarios de vivienda. De entrada les invitaría a que se leyeran el fenomenal ensayo "La desigualdad en España", un estudio multidisciplinar que acabo de terminar por gentileza de un buen amigo que me lo regaló, donde se da cuenta versada de por qué España es tan desigual y donde una y otra vez se apunta al problema de la vivienda como generador de la grandísima desigualdad y brecha social que sufrimos hoy, pero como seguramente la mayoría no van a tener ni el tiempo ni las ganas para leérselo les voy a aclarar algunas cuestiones importantes. 

 

Lo primero, sean conscientes de lo privilegiados que son si tienen una vivienda en propiedad, no digo ya si tienen más de una, pues es la vivienda y su propiedad lo que marca hoy la diferencia entre poder tener las riendas de tu futuro y de tu vida y no tenerlas absolutamente, cuando en España vemos que trabajo no falta, lo que faltan son viviendas o en su defecto sueldos altos que hagan posible acceder a las mismas, y lo que tenemos en abundancia son trabajadores precarios, trabajadores pobres y trabajadores que tienen que vivir en caravanas, en tiendas de campaña, en casas ruinosas, en casas ocupadas o en pisos compartidos. Y lo que tenemos también son unas cuantas generaciones de jóvenes y no tan jóvenes que no han podido formar una familia por no tener una vivienda segura donde desarrollarla, no hablemos ya de la imposibilidad de tomarse unas vacaciones decentes, de dedicar algo de dinero a la cultura o de alimentarse bien cuando de tu sueldo tienes que dedicar el 60% o el 70% a pagar la vivienda. Incluso en el peor de los casos, que fuera usted un propietario hipotecado de una sola vivienda, podría en último término negociar con el banco una letra mensual cómoda a más años que le permita vivir con mayor holgura. Pues bien, todos estos privilegios no los tienen la mayor parte de la población, especialmente la más jóven, para los que el acceso a la vivienda en propiedad es imposible aunque trabajen, a razón de los precios altos, de los sueldos bajos y de la inaccesibilidad de las hipotecas. 

 

Lo segundo, olvídense de la falacia de la meritocracia. Porque es muy habitual en los propietarios de vivienda y en cualquier otra clase de privilegiados o gente rica decir que lo son porque se lo han currado, porque han trabajado mucho, porque son muy esforzados o muy listos, y los otros, los pobres y demás clase precaria, lo son porque son unos vagos, porque no trabajaron lo suficiente y no se lo curraron, y así una larga lista de prejuicios y desprecios. Está bien, no digo que no, puedo reconocer que muchos de los propietarios de vivienda se lo han trabajado y se lo han ganado, a diferencia de otros que solo heredaron y se beneficiaron del trabajo y la riqueza de sus padres y demás familia, pero no es menos cierto que hoy hay infinidad de personas jóvenes y no tan jóvenes muy formadas, muy preparadas, que trabajan muy duro y se esfuerza mucho, que no tienen posibilidad alguna de acceder a una vivienda en propiedad y no van a salir nunca de la clase baja mayoritaria de este país. Y esto es así por muchas vueltas que le den, el problema de la falacia de la meritocracia es que interesa mucho a toda la clase privilegiada y a los partidos que trabajan y defienden los privilegios de esa clase privilegiada, de ahí que estemos constantemente oyéndola en discursos políticos, en redes, en medios de comunicación y en todos lados, con el reverso aporofóbico de la misma, que no es otro que criminalizar al pobre y a las personas que ocupan viviendas. 

Entendido lo que llevo dicho hasta ahora, a continuación viene la parte en la que los propietarios de vivienda deben elegir qué discurso tomar y qué análisis hacer. Así las cosas, si el propietario que me lee decide identificarse como propietario con todos los propietarios ricos que hay en este país y asume el discurso de la aporofobia y de la meritocracia, y criminaliza una y otra vez a los ocupas, y pone a los ocupas como el principal problema de la vivienda en España, y no se le ocurre ni por un momento pensar que los ocupas son gente la mayoría trabajadora con poca suerte o poca herencia que solo tratan de seguir viviendo, y que solo son un síntoma de un problema, no el problema, entonces el propietario, ese propietario que probablemente sea en muchos casos un currante más con una casa únicamente, se está confundiendo y está adoptando un discurso de ricos, y está favoreciendo que la ley de los ricos y el mundo cada día más desigual y más partido que fomentan los ricos, con mucha gente pobre, esclava, sometida y fastidiada, sea lo que venga en el futuro. Y en este punto a ese propietario confundido yo le diría: "Está bien, estás en tu derecho de ponerte de parte de los ricos, pero, ¿tanto dinero calculas ganar?, ¿tienes garantías de poder mantener tu estatus actual medianamente privilegiado en un futuro?, ¿estás seguro?, ¿lo tienen asegurado tus hijos? Si no es así creo que estás jugando en el bando equivocado, y en cuanto te cambie un poco la suerte o te bajen los ingresos te verás arrojado al lado de los pobres contra los que tú mismo trabajaste."

 

Por eso, por todo lo dicho, queridos y queridas propietarios y propietarias que me leen, les propongo que hagan un nuevo análisis. Siéntanse unos privilegiados por tener una vivienda en propiedad, o dos, o tres o las que sean, y visualicen a los ocupas como gente mayoritariamente buena que solo trata de sobrevivir, no los criminalicen (aunque algunos sí sean verdaderos jetas y delincuentes), eso sí, pongan una alarma en su casa con aviso a la policía en caso de ocupación, así se quitan de la remota posibilidad de que le ocupen su casa habitada o segunda residencia. Creo que si se ven como privilegiados que son no les supondrá tanto gasto una alarma, es el precio mínimo que se paga por vivir en una sociedad tan desigual. Les pongo un ejemplo, en Holanda por ejemplo, no existe el fenómeno de la ocupación de vivienda, porque Holanda castiga legalmente de varias maneras la tenencia de viviendas vacías. Y en cuanto al discurso político hacia afuera, insisto, no pongan el foco en los ocupas, apunten a la clase política española privilegiada e inoperante como pocas, que no resuelve, que no reparte, que no iguala, que no promueve vivienda, que no facilita que otras personas puedan tener también una vivienda sino en propiedad al menos a un precio asequible que les permita vivir. Créanme, si hacen esto, si adoptan esta posición y este discurso,  al margen de que tengan más o menos casas y de que sean más o menos ricos, estarán trabajando por un futuro mejor para la mayoría, para que haya más justicia social y por extensión más felicidad, más prosperidad, más alegría, más  familias que se crean, más niños que nacen y, en definitiva, más futuro para esta tierra. 

 

Cierto, es posible que después de este alegato no consiga convencerlos para cambiar, por los motivos que sean, y sigan ustedes posicionados en el discurso elitista y excluyente de los ricos. Si es así solo puedo desearles suerte, y que tengan mucho dinero para pagar más formas de protección en el futuro, tal vez un arma de fuego, como en los EEUU a los que tanto quieren algunos parecerse, porque como decía mi querido amigo Lolo Dorta en un cartel que hizo célebre en una antigua campaña:  "Cuando la corrupción es norma, la rebelión es ley", porque vendrán más rebeldes, algunos pacíficos como yo, pero otros quizá no tanto. 

 

Eloy Cuadra

 

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