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lunes, 5 de agosto de 2024

14 APUNTES SOBRE LO QUE PASA EN VENEZUELAa


14 APUNTES SOBRE LO QUE PASA

 EN VENEZUELAa

JUAN CARLOS MONEDERO

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla durante una rueda de prensa, en el Palacio de Miraflores en Caracas (Venezuela). Imagen de archivo. EFE/ Ronald Peña R.

1. ¿Te acuerdas cuando te contaron lo de las armas de destrucción masiva en Irak? ¿Y cuándo te dijeron que Gadafi iba a pasar a cuchillo a toda una población, lo que justificó que pudiera bombardear la OTAN? ¿Recuerdas cuando te dijeron que Lula era un ladrón y que por ese lo metían en la cárcel?  ¿Recuerdas las decenas de acusaciones contra Podemos en España? ¿Te acuerdas cuando Aznar dijo que los atentados de Atocha eran cosa de ETA? Sabes hoy que todo eso era mentira. ¿Y no será que te están mintiendo ahora sobre Venezuela?

2. EEUU y Europa están perdiendo la batalla geopolítica y económica con el crecimiento y articulación de los BRICS, esa organización crecientemente poderosa de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudí y otros países (adonde ha sido invitada Argentina, que ha renunciado, y Venezuela, que ha aceptado). La respuesta del imperio decadente, como bestia herida, es violenta: y ahí tenemos el auge de la extrema derecha, el acoso y sanciones a países desobedientes o, directamente, la guerra. No son buenos tiempos para la democracia. La derecha está renunciando al liberalismo. Basta ver el lawfare convertido en un lugar cotidiano. Y por eso el auge del fascismo en Europa, la guerra en Ucrania (que se podía haber parado hace dos años), el genocidio en Gaza, las guerras olvidadas en África, Milei, Bolsonaro, Bukele y, por supuesto, el ataque a Venezuela de la supuesta comunidad internacional.   

3. ¿Por qué Venezuela es un asunto en tantos países de política interior y no de política exterior? La izquierda se ha dejado acorralar con Venezuela. El papel militar en la revolución chavista, la condición caribeña y la base eminentemente popular y plebeya molesta a una izquierda que no siempre se quita el racismo y el clasismo. Pero es que, además, Venezuela ha sido construida como el artefacto maldito al que execrar. Cada vez que las izquierdas defienden en sus países la sanidad pública, la educación pública, las empresas públicas, medicinas baratas, el pago de impuestos por parte de los ricos o la soberanía nacional, le gritan ¡Bolivariano! Y se asustan. Hasta Trump acusó a Biden de bolivariano. La derecha global necesita arrodillar a Venezuela para lanzar una advertencia a la izquierda del mundo: si no obedecéis, os quebramos. Igual que la iglesia construyó el mito del diablo para que la gente obedeciera, hoy se ha construido el mito de Venezuela para que la izquierda asuma el marco del hijo de Vargas Llosa, que diferenciaba entre izquierda vegetariana e izquierda carnívora. La vegetariana, esto es, la amable, adelante; a la carnívora, plomo.  Por cierto, conozco a muchos vegetarianos que, ellos y ellas solas, luchan como todo un ejército. 

4. El tema de las actas en Venezuela es todo un guion para construir una mentira. Eso sí, bien construida. En primer lugar, sabotearon el sistema informático del Consejo Nacional Electoral con un hackeo para intentar que no hubiera resultado oficial. Así, la oposición podía presentar sus "actas" y decir que ese era el resultado oficial. Claro que esas actas podías ser falsas -hoy ya se ha demostrado que muchas de las que ha presentado la oposición son burdas falsificaciones- y las que no, eran de zonas donde realmente ganó la oposición. Muy burdo. Con los datos de la Moraleja o del Barrio Salamanca no puedes proyectar el resultado de la derecha en España. En un negocio, no haces transacciones con los que son mala paga. ¿Y no es ésta la misma oposición que nombró Presidente a Guaidó sin siquiera actas? A Guaidó no le pidieron votos y les bastó que se autonombrara en una plaza.  

5. No es verdad que Maria Corina Machado tuviera, como dijo al comienzo, el 40% de las actas (aunque cada portavoz daba una cifra). Tuvieron siempre el 100%, porque a todos los testigos de mesa se les entregó una copia en cada una de las 30.026 mesas. Hay que entender algo previo. ¿A qué llamamos "actas"? Hay que entender el sistema electoral venezolano, que lleva funcionando más de 20 años y ha cubierto 32 elecciones.  En muchos países tenemos urnas físicas donde se deposita el voto. Al final de la jornada se cuentan las papeletas y se hace un acta, que firman los miembros de la mesa. En Venezuela no es así, porque en la IV República el fraude era constante. Hay un dicho en Venezuela que dice "acta Mata voto", es decir, el acta que falsificaban los dos principales partidos, mataba el voto real que tenía la izquierda (algo que siempre ha sido norma también en el México del PRI y el PAN). Por eso, hicieron un sistema electrónico impenetrable donde entrar dentro del sistema solo se puede lograr con claves electrónicas donde todos los partidos tienen un pedazo de esas claves. Como en la activación de la bomba nuclear, o están todas las llaves o no se abre.  Las urnas de nuestros países son sus máquinas: ahí está la verdad del resultado. En Venezuela, el "acta" es lo que sale de las máquinas y que garantiza el CNE, no lo que digan unos papeles que alguien puede haber hecho con photoshop. Donde nosotros tenemos el acta que se hace al final de la jornada electoral después de contar las papeletas, ellos tienen el resultado que dicta la máquina. Máquina que se ha verificado antes, durante y después de las elecciones y que todos los partidos han validado. Escúchese: ningún partido dijo antes de las elecciones que las máquinas no valían. Porque saben que son absolutamente fiables. De hecho, hay muchos gobernadores y alcaldes de la oposición en Venezuela electos por ese sistema y nombrados por el Consejo Nacional Electoral.  Al votarse electrónicamente, la máquina emite un resguardo con la información de la mesa y de la opción elegida por el votante. Ese resguardo lo recoge quien ha emitido el voto y lo deposita delante de la mesa electoral en una caja. Al finalizar la jornada, la máquina hace el acta, que es la que vale, la que todos los partidos han aceptado y que ha sido auditada por todos los partidos (de lo contrario, no participarían). Ese acta que sale de la máquina la firman todos los miembros de la mesa y los testigos. Es como un ticket largo con todos los resultados, la información de la mesa y las marcas electrónicas que no se pueden inventar previamente. Todos los miembros de la mesa y los testigos reciben su copia y firman la que se va a mandar en un sobre al CNE. Por si fuera poco, aleatoriamente se abren las cajas del 55% de las mesas, se cuentan los papeles (que no son los votos, recordemos que los votos que se dan por válidos en el país son los que dicta la máquina) y se hace otra acta que, una vez más, firman todos los miembros de la mesa y se mete en el mismo sobre. En el que se añade una tercera acta con las incidencias que puede haber habido en la votación. ¿Qué significa todo esto? Pues que todos los partidos no tienen el 40% de las actas, como mintió María Corina Machado: tienen el 100%, tanto la de los votos de las máquinas como las del 55% del recuento de los resguardos. La oposición ha hecho trampa además porque ha enseñado actas que cuando no están falsificadas, son solo de los sitios donde han ganado. ¿Y los sitios donde no han ganado? Sería el sueño de todos los partidos: que solo se contabilizaran los votos donde ganan. Pero no sería una democracia. 

6. Creo que ha hecho bien el PSUV y los partidos del Gran Polo Patriótico en no adelantarse a sacar sus actas. ¿Por qué? Porque entonces empezaría una guerra de actas entre los partidos. Y si la oposición ha falsificado las suyas -y recordemos que hoy ya se sabe que es así- empezaría una rifirrafe que ocultaría que el único que verifica la verdad de las elecciones son las actas -el resultado de las 30.000 máquinas- que diga el CNE. Porque el intento de sabotaje del sistema electoral del CNE buscaba que no hubiera datos oficiales y que la oposición dijera: nosotros sí tenemos datos. Aquí están las actas. Y proclamarían a Edmundo González igual que proclamaron a Juan Guaidó. El chavismo ha salvaguardado la institucionalidad, mientras que la oposición, una vez más, ha buscado derribarla. 

7. El artículo 155 de la Ley de procesos electorales da un máximo de 30 días al CNE para que haga públicos los resultados de todas las mesas. Siempre lo han hecho, y aunque han tenido retrasos por el hackeo, lo harán (lo manda la ley). Es deseable que lo hagan pronto. Entonces tendremos que, por ejemplo en una mesa X en Petare, están los resultados que publica el CNE y las actas que tiene Maria Corina Machado, las que tiene el PSUV y el Polo Patriótico, las de todos los demás partidos de la oposición más las que tienen los miembros de la mesa. Y esas actas tienen que decir todas lo mismo, tener la misma firma electrónica, el mismo número de votantes en la mesa, las firmas de lo miembros han de ser idénticas. Entonces se verá sin duda que lo que ha dicho el CNE es cierto. El viernes, a petición del TSJ, Edmundo González tuvo la ocasión de presentar las firmas que tienen en su poder. No lo han hecho. Yo personalmente he verificado que en una de las mesas, la página de Machado donde dicen que tienen las actas, ha hecho votar a una persona muerta, hermana de un conocido. El viernes, el responsable del comando de campaña, Jorge Rodríguez, demostró las numerosísimas irregularidades de las actas presentadas por la oposición.

8. El comunicado de López Obrador, Lula y Petro, esto es, de México, Brasil y Colombia es sensato: que se sigan, como en todos los países, los cauces legales y se respete la institucionalidad (lo que es un fuerte regaño a la oposición), que se publique lo antes posible -sabotajes salvados mediante- todos los resultados mesa a mesa y voto a voto, y que se intente un diálogo con Edmundo González, el candidato, y no con la inhabilitada María Corina Machado. La petición de la publicación del resultado mesa a mesa, que intuitivamente es lo que mucha gente pide -muchos no lo han pedido nunca ni siquiera en sus propios países, sospechosos de fraude- es lo que ha hecho siempre el CNE y lo hará. Igual que, según el cronograma, harán esta semana las auditorías ciudadanas, donde lo más importante es verificar con los técnicos de los partidos, que todo está en orden en las máquinas. En la última fase, se abren el 51% de las cajas para ver si los resguardos contenidos en las cajas coinciden con lo que dice el voto de las máquinas.  ¿Y qué  hace la oposición golpista? No va a la auditoría cuando pierden para decir que ha habido fraude. 

9. Por último, como Edmundo González -que, insisto, no es toda la oposición, aunque sí la más importante- ha desconocido el resultado, el Presidente Nicolás Maduro ha presentado un contencioso-administrativo ante la autoridad competente, el Tribunal Supremo de Justicia, cuya sala electoral ha dictado una cosa muy sencilla: pedir las actas que tiene la oposición, pedir las actas que tiene el gobierno, pedir el resultado al CNE y cotejar, además de informar sobre el supuesto hackeo que ha sufrido el CNE. Hoy sabemos que Edmundo González no se presentó y no ha entregado las actas que decían tener (lo que supongo que también es un delito). Si las presentaran y lo que dicen es cierto -esto es, sus "actas" coinciden con los datos de las máquinas, es decir, se corresponde con lo que han votado los venezolanos-, se debiera proclamar a Edmundo González presidente de Venezuela. Pero si las presentan y son falsas, estarán cometiendo un delito electoral, sumado al delito de pagar a gente para intentar que la noche de las elecciones hubieran 100 o 200 muertos en Venezuela. Porque esa era la segunda parte del plan: que el CNE no pudiera presentar datos, presentar como oficiales los de la oposición, y generar una situación de caos con muchos muertos. La inteligencia de Maduro fue decirle al ejército, a la policía y al chavismo que salvaguardaran bienes y personas pero que no reprimieran, que aunque estuvieran golpeando y matando a gente, quemando escuelas, hospitales, autobuses, no respondieran violentamente. Porque lo que necesitaba la oposición era que, además de que no funcionara el CNE, que hubiera muertos en las calles. En las dos ha fallado. 

10. Le queda a la oposición los medios de comunicación internacionales, las deudas geopolíticas de muchos países y la ingenuidad de algunos que les creen. También la maldad de los que quieren desconocer el resultado. La OEA es la que validó el golpe en Bolivia contra Evo Morales, y el Centro Cárter, sin Jimmie Carter, ha perdido toda su credibilidad (bien valdría que observara las elecciones en EEUU). Los principales países de la UE han hecho, sorprendentemente, un comunicado muy somero pidiendo la publicación de los resultados y el respeto a las libertades civiles.

11. La conclusión es que la derecha global quiere ruido y le da igual un baño de sangre, anular la democracia o invadir un país. Y lo digo como europeo que tiene, después de 30 años, otra vez una guerra en Europa, que está viendo a los jueces comportarse como los jueces del fascismo y que ve una creciente violencia alentada por los políticos de la extrema derecha. 

12. La derecha venezolana tiene que mandar al basurero de la historia a los que siempre buscan ganar con trampas y violencia. María Corina Machado está inhabilitada y su oportunidad solo puede emerger de una guerra civil. Que es lo que siempre busca. La oposición tiene 5.326.104 votos (frente a 6.408.444 de Nicolás Maduro). Ya va siendo hora de que busque otros cauces. Votos tiene. Falta una nueva generación de políticos de derecha en Venezuela.

13. Brasil, Colombia, México van a ponerse del lado de los BRICS y van a reconocer el resultado que establezca el CNE. Y van a poder hacerlo con comodidad porque se publicarán los resultados mesa a mesa y se harán todas las auditorías correspondientes, además de que el Tribunal Supremo de Justicia emitirá su sentencia. A EEUU, aunque tengan elecciones en noviembre, se le va a hacer difícil sostener como presidente a Edmundo González sin pruebas y contra una parte enorme de la comunidad internacional. Que nadie se engañe: EEUU se está quedando solo, como en Naciones Unidas defendiendo a Israel. Si con Guaidó no pudo, con González menos. La Unión Europea ¿seguirá al rebufo de los EEUU, perdiendo importancia internacional? En España, si somos inteligentes, nos pondremos del lado de México, Colombia, Brasil y demás e intentaremos enmendar los enormes errores de haber reconocido a Guaidó y haber impuesto injustas sanciones a Venezuela (las que EEUU no ha dejado poner al genocida Israel). El comunicado conjunto este sábado de España con Alemania, Francia, Italia, Portugal, Países Bajos y Polonia puede ir en una buena nueva dirección.

14. Y déjenme darle un consejo a todos los demócratas del mundo: lo que pretenden hacer en Venezuela, si les sale bien, es lo que van a hacer en todos los países del continente (es la enseñanza de Aimé Cesaire sobre lo que hicieron los alemanes en Namibia y terminaron haciendo en suelo alemán y con alemanes). Por eso la extrema derecha apoya a Netanyahu y a María Corina Machado: quieren hacer lo mismo en nuestros países. Así que, por interés propio, no crean las mentiras de estos mentirosos profesionales que solo buscan confundirnos. Nuestra condición de demócratas se mide en los momentos de desafío. Y hoy estamos viviendo uno de esos momentos. No dejemos que nos derroten

 

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