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martes, 23 de julio de 2024

ENRIC JULIANA Y LA FOTO FIJA DE LA IZQUIERDA


ENRIC JULIANA Y LA FOTO FIJA

 DE LA IZQUIERDA

DIARIO RED

Según el CIS, entre aquellas personas que votaron a Sumar hace un año la preferencia por Yolanda Díaz como presidenta habría caído de un 62% al 29% y un 33% prefieren a Sánchez

Posiblemente uno de los periodistas con mejor olfato del país, el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, lleva varios meses señalando que los mayores problemas en el horizonte para Pedro Sánchez podrían provenir no tanto de sus apoyos en los partidos independentistas catalanes como de su ‘ala izquierda’.

A lo largo de estos últimos días se han publicado al menos tres encuestas que muestran una foto fija que confirmaría esta intuición.

Así, el último estudio de Key Data para Público —publicado el pasado sábado— predice que, en unas hipotéticas elecciones generales, Sumar obtendría algo menos de 1,5 millones de votos. Dicha cifra, que corresponde aproximadamente al 6% del voto válido, es menos de la mitad de los 3 millones de votos y el 12,3% que obtuvo la coalición hace un año en las elecciones del 23J. Un resultado que se traduciría en 10 escaños; 21 asientos menos que los obtenidos en 2023 (17 menos si descontamos los 4 diputados con los que cuenta en estos momentos Podemos). Los morados, por su parte, ya completamente emancipados de Yolanda Díaz, serían capaces de obtener en solitario algo más de 900.000 votos, un 3,7% del voto válido y 4 escaños; los mismos que tienen ahora. De esta manera, la suma de ambos habría perdido aproximadamente medio millón de votos que se irían, en parte, a sujetar los resultados del PSOE y, en otra parte, a la abstención o a determinados partidos soberanistas de izquierdas.

Una foto muy similar muestra el Electopanel que publica semanalmente Electomanía y cuya última edición se difundió en abierto ayer domingo. Según esta encuesta, Sumar obtendría un 6,1% del voto válido y 10 escaños, mientras que Podemos obtendría un 4,2% y 5 escaños.

Finalmente, el último barómetro del CIS, publicado hace 10 días, pronostica que los de Yolanda Díaz obtendrían un 6,6% en unas hipotéticas elecciones generales, mientras que los de Belarra alcanzarían el 4%.

De acuerdo con las tres casas de encuestas, la trayectoria de Sumar lleva varios meses siendo descendente, mientras que la de Podemos no para de subir —lenta pero consistentemente—, como ya se demostró sobre el terreno en las últimas elecciones europeas.

Este sería el plano general de la foto fija demoscópica, pero uno puede fijarse también en algunos detalles más finos de importante significado político más allá de la estimación de voto. Eso es precisamente lo que hace Enric Juliana en su último editorial publicado ayer y titulado “Sánchez resiste, Feijóo flojea, Díaz se hunde”. En él, el veterano analista se centra en otra métrica especialmente significativa que mide sistemáticamente la casa pública de encuestas dirigida por Tezanos: el porcentaje de los votantes de cada partido que prefieren a los diferentes líderes como presidente.

El director adjunto de La Vanguardia, comienza señalando una importante caída de la preferencia de Feijóo como presidente entre los votantes del PP: del 70% al 52% en apenas un año. Frente a esta bajada de 18 puntos porcentuales, Pedro Sánchez resistiría bastante mejor, pasando de una preferencia del 74% entre los votantes del PSOE después de las elecciones del pasado 23J una preferencia de algo más del 65% en el último barómetro del CIS. Este mejor aguante de Sánchez, según Juliana, no sería tanto debida al ‘manual de resistencia’ como a que “el PSOE dispone de un depósito auxiliar llamado Sumar”. Esto no solamente se podría detectar en la matriz de transferencia de voto que permite a los socialistas mantenerse en el 30% sino también en la métrica de preferencia presidencial. Según el CIS, entre aquellas personas que votaron a Sumar hace un año —recordemos que, en ese momento, Podemos formaba parte de la coalición—, la preferencia por Yolanda Díaz como presidenta habría caído de un 62% al 29%. En ese grupo de votantes, ahora mismo, habría más personas que prefieren a Sánchez como presidente —un 33%— que las que prefieren a la que fuera su candidata.

La actual foto fija en el lado progresista del parteaguas tendría como consecuencia un gobierno de coalición de extrema derecha en España si hubiera unas elecciones anticipadas en el corto plazo

Enric Juliana concluye su análisis en un tono más político, señalando que la aritmética que acabamos de resumir conduce a una mayoría parlamentaria de PP y VOX. Es decir, que la actual foto fija en el lado progresista del parteaguas tendría como consecuencia un gobierno de coalición de extrema derecha en España si hubiera unas elecciones anticipadas en el corto plazo.

Juliana, además, es pesimista al respecto de las posibles soluciones que podría haber, llegando a vaticinar la imposibilidad de solucionar el problema dos veces en el mismo párrafo: “En estos momentos hay más votantes de Sumar que prefieren a Sánchez como presidente que a Díaz. Y Podemos está levantando cabeza. El estropicio en la izquierda del PSOE es descomunal y de muy difícil arreglo. En estos momentos no existiría aritmética para una mayoría parlamentaria como la actual. Núñez Feijóo flojea, Sánchez resiste, pero el hundimiento del ala izquierda de la coalición sería decisivo. Posiblemente esa avería no tenga reparación.

En este punto, discrepamos con el director adjunto de La Vanguardia. Pensamos que, en estos momentos, ya hay los suficientes elementos subjetivos y objetivos como para poder afirmar que, si bien, efectivamente, el desfonde de Sumar posiblemente no tenga reparación, eso no significa que no exista un esquema político que permita una mayoría de gobierno entre el progresismo, la izquierda y los partidos soberanistas en el corto plazo. De hecho, ese esquema funcionó notablemente bien en la legislatura anterior —con la aprobación de más de 200 leyes y tres presupuestos generales en tiempo y forma— hasta que alguien decidió romperlo. Antes de la ‘operación Sumar’, es decir, antes del intento concertado por parte de Pedro Sánchez, de Yolanda Díaz y de buena parte de la progresía mediática para acabar con Podemos y sustituirlo por una versión mucho más dócil y obediente con la dirección política del PSOE, no solamente se logró configurar una dirección de Estado que era capaz —a diferencia de la impotente mayoría actual— de llevar a cabo reformas aún modestas, pero que, con todo, no se habían visto en décadas, sino que, además, eso garantizaba unas perspectivas electorales que hacían imposible un gobierno de coalición PP-VOX.

Aunque la foto fija que describe Juliana es correcta, nos parece que no es tan difícil aventurar cuál es el camino para volver a conseguir una mayoría que sea capaz, al mismo tiempo, de llevar a cabo transformaciones y de frenar a la extrema derecha. En una época en la que el bloque reaccionario ha entendido perfectamente que su tarea principal es la batalla cultural y que la victoria en ese ámbito es la llave que les abre la puerta del poder —eso es lo que significa la victoria de Javier Milei en Argentina o las encuestas que dan como ganador a Donald Trump en Estados Unidos—, el poner en pie una izquierda combativa, cargada ideológicamente y valiente a la hora de empujar los cambios no solamente es indispensable para que los principales problemas de la gente trabajadora —la vivienda, la precariedad, la falta de servicios, la desigualdad— se puedan abordar con ciertas garantías. Además, es el único camino para arreglar esa “avería” político-electoral que Enric Juliana piensa que “posiblemente no tenga reparación”. El otro camino ya lo hemos probado y se ha revelado como un auténtico fracaso.

 

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