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martes, 11 de junio de 2024

UNA REVOLUCIÓN INCONCLUSA


UNA REVOLUCIÓN INCONCLUSA

Eduardo Sanguinetti publicó el libro Morbi Dei en 1985.

Por Eduardo Sanguinetti, filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta, performer, ecologista, artista y periodista, especial para NOVA

"Te arrojan al mundo como a una pequeña momia, cada cual luego sigue su propio camino y, aunque la tierra se pudra en cosas buenas, la procesión se abalanza hacia el letrero de salida, y hay tal pánico, tal ansía por salir, que los indefensos quedan pisoteados en el barro… Y no se escuchan sus gritos".

(Texto de mi libro Morbi Dei, 1985, Ediciones Corregidor)

 

La Revolución de Mayo, de la cual Juan José Castelli, fue uno de los principales ideólogos, y el principal orador de la misma, a quién Andrés Rivera instala como personaje relevante, en su novela “La Revolución es un sueño eterno” , es negada tal como ha acontecido por neo-historiadores oportunistas, serviles al gobierno de turno, en una Argentina entregada al fraude, la fuga y la estafa, falseando la misma, haciendo desaparecer documentos históricos: "La revolución -escribe Castelli- se hace con actos se narra con palabras. Con muerte. Y se pierde con ellas... desarmado, me acojo al sueño eterno de la revolución para resistir a lo que no resiste en mí. El sueño eterno de la revolución sostiene mi pluma..."

 

El 25 de mayo es una fecha trascendente en la historia argentina, sin dudas, pero habría que tomarlo como punto de partida hacia la formación de la identidad nacional hoy en acto de ser eliminada, por gobierno del plagiario “Mileii Pig” y entorno de arrastrados eunucos sin pertenencia, en búsqueda de identidad en regiones lejanas.

 

Suponer que los que lideraron la revolución en 1810 sabían que lo estaban haciendo en nombre de la Nación Argentina es caer en un anacronismo especulativo, pues nacía en aquella semana de mayo, un nuevo modelo desde el cual operar una ruptura con España y su monarquía, fundando una nueva tradición cultural y política, con anclaje en la vertiente popular, deviene del pueblo este término, de neta inspiración romántica, negada desde nuestro origen por los cipayos, los esclavos de tendencias foráneas, en antípodas con nuestro ser, que pertenece a un espacio y tiempo: la argentinidad fundante, hoy celebrada por el caretaje "medio pelo", con empanadas y locro, pastelitos y Tedeum.

 

Y me pregunto yo, un humanista, iconoclasta, argentino bien parido, ¿qué puede celebrar este gobierno de entregadores de soberanía y eliminadores de nuestra historia, plena de patriotas asesinados y desaparecidos de bibliografías y de la literatura sobre la historia argentina este 25 de mayo?

 

Así, la literatura nacional tiene el mismo basamento que los orígenes revolucionarios de emancipación que conformaron la Patria... Presenta además, una vertiente doble: la poesía patriótica, con el himno nacional como su culminación en los cielitos. Un origen culto y otro popular, unidos tras un horizonte de libertad y armonía.

 

Descubrir, que nuestras instituciones, nuestra vida cotidiana, nuestros sistemas de interpretación, están sometidos al imperio de la mentira y el genocidio, es poco más que descubrir que el modelo humanista de la vida en estado natural, es poco más que un modelo olvidado, hoy un recuerdo escindido, al que la humanidad le resulta indiferente, pues transita el sendero que lleva a las repúblicas de los ignorantes influencers, de los coaches, de los alcahuetes de medios mercenarios, de las modelos escorts y ¿por qué no será así?, si hace siglos el emperador Calígula casi nombró cónsul a su caballo Incitatus.

 

Asemejo al plagiario “Milei Pig” como un Calígula del tercer milenio, profesional de la destrucción y eliminación de identidades, de la inestabilidad sin tregua, que instala este 'fat ball’ lleva a experimentar una vida humillante a una comunidad, que en su 50 por ciento pareciera encontrar a quién propone naturalizar el sufrimiento como modo y manera de existencia en crisis... Naturalizar crisis eternas deviene en patologías varias que dócilmente soporta el pueblo, que ingenuamente espera visualizar una luz al final de un túnel "endless".

 

Este es el estado artificial y continuo que como paisaje recibimos. Lo que resultaría aún más ingenuo sería elevar al terreno del deseo justo lo que ya existe como realidad.

 

Porque aunque el conocimiento implique responsabilidad, la irresponsabilidad de los sociópatas que rigen en esta tierra, no va a curarnos del conocimiento, ni de la incapacidad de funcionarios, para asumir responsabilidades, que hagan precisa su permanencia en acto evidente, de eliminación de voluntades lúcidas, por indiferencia… Pero la máscara del simulacro impone criterio y la obscenidad instalada, ante la pérdida de una escena, es irreversible.

 

Para un sistema, la indiferencia general es una victoria mayor que la adhesión parcial, no se ignora que nos han declarado una guerra los enemigos de la libertad y la igualdad, son ellos, los inquisidores de nuevo cuño, en acto de instalar el adoctrinamiento, autoritario, represivo sobre los habitantes de la República Argentina y del mundo.

 

En verdad, es la indiferencia la que permite la adhesión masiva a ciertos regímenes, las consecuencias son por todos conocidas. Pero, qué sucedió para que Argentina se debate nuevamente en esta instancia que tanto le ha cobrado en tiempo y vida a un pueblo, con buitres de la corporación mafiosa mediática que hora a hora difaman, mienten y dibujan la realidad distópica, que consideran apropiado para minimizar el sufrimiento de los indigentes, ante la mirada turbia y ausente de un gobierno ridículo y circense.

 

Las consignas de las dictaduras también se reciclan, sobre todo porque con el tiempo estas se fueron legitimando y el reciclaje es integral, aplicándose a las prácticas de vidas ficcionales de millones de habitantes de Argentina, donde la verdad se ha espectralizado, sino desaparecido.

 

Nietzsche sostiene que el ser humano es tal en la medida en que puede usar el pasado para el presente y llama "hombre histórico" a aquel cuya visión del pasado lo conduce al futuro, lo alienta a perseverar en la vida y le da esperanzas en la justicia por venir.

 

En cualquier caso, sería tener sentido del Apocalipsis, que en etimología hablada nos dice: la "revelación" lo revuelve todo. En la literatura, como en el arte, eso es el genio, tener el sentido del Apocalipsis.

 

Revelación y revolución se convierten en sinónimos. Revelación por la revolución y viceversa, pues el vendaval del apocalipsis nos azota con virus letales, pandemias anunciadas en escrituras apócrifas y palabras de visionarios, jamás escuchadas, todo lo contrario… desde antes del Diluvio.

 

Y la impaciencia ha devenido cuál aguafiesta, para dejar sin futuro el presente que no dejó jamás de pretender barrer con la hipocresía pacata de la colonización de mentes, llevada a cabo por los acopiadores de riquezas, la omnipotencia del dinero, el egoísmo filoso de los resentidos, los cobardes y traidores, que pululan por doquier y es historia siempre vigente…

 

En el vasto entramado de discursos de la contemporaneidad, pueden reconocerse, como paradigmas innegables, los relatos que -desde la ficción- indagan, preguntan, representan la realidad social mediata e inmediata, coqueta y vacua de la "canalla" que rinde culto al negocio de la sumisión y la incontinencia de pueblos sumidos en la ignorancia y el temor, indiferentes a todo lo que no afecte sus sobrevidas.

 

La historia transita hoy se hace relato fabulado, biografía novelada, cómic, abandona los enunciados verificables y la remisión a determinados y específicos hechos, comprobables de manera total y absoluta, ¿o es que alguien ha muerto?

 

Pero el fardo de los mercados logró cubrir por entero a la humanidad indiferente, acorralada en su imposibilidad de reaccionar, ante una revolución que ha acontecido sin que cayeran en la cuenta de ello.

 

Una revolución drástica, en antípodas a la del 25 de mayo de 1810, sin teorías declaradas, ni ideologías expresadas, se impuso por hechos consumados, se hizo visible cuándo ya estaba instaurado el nuevo orden mundial globalizado, aplicando una ley de eutanasia novelada.

 

Y se torna indispensable que un colonizado fragmentado y “roto” como "Milei Pig", comience ya un curso de inglés básico... Absurdo este fat ball admire a la genocida Thatcher, al actor bizarro Reagan y no hable el idioma colonizador del planeta... Comunicar lo incomunicable es una tarea extremadamente agradable.

 

¿No les parece?... ¡Viva la Patria argentinos/as bien paridos!... Y no olviden, que los verdaderos revolucionarios son siempre minoría, nunca inmensa mayoría. La revolución la hicieron los jacobinos en la Revolución Francesa, los bolcheviques en la Revolución Rusa, los pocos que acompañaron a Fidel y al “Che” en Sierra Maestra.

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