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lunes, 1 de abril de 2024

RTVE, EL DESPROPÓSITO INACABABLE

 

RTVE, EL DESPROPÓSITO INACABABLE

JUAN TORTOSA

La que hasta la semana pasada era la presidenta interina de RTVE

, Elena Sánchez. - Eduardo Parra / Europa Press

Tres largos años han tenido que pasar para que Pedro Sánchez asuma que García Egea y Pablo Casado le robaron la cartera cuando, a cambio de que el PP mantuviera la mayor parte del poder en RTVE, aceptaron votar al candidato que los socialistas propusieron para la presidencia y se comprometieron a su vez a renovar sin demora el Consejo General del Poder Judicial, que ya por entonces llevaba más de dos años caducado. Menudos cachondos en el PP y menudo pardillo Pedro Sánchez. O vaya usted a saber, porque lo de pardillo no le pega nada a un profesional de la supervivencia como el presidente del Gobierno ha demostrado ser con creces.

Sea como fuere, el caso es que, a estas alturas, el gobierno de los jueces continúa sin renovarse y Televisión Española no deja de acumular despropósitos, deudas y desprestigio sin que nadie tenga las narices de pegar un puñetazo encima de la mesa y decir "Hasta aquí hemos llegado". Y lo más gracioso: el PP se permite proclamar a partir de entonces, sin que nunca se le haya caído la cara de vergüenza -ni al anterior equipo, ni a Feijóo y Gamarra desde que tomaron el relevo-, que los telediarios son... ¡gubernamentales! Hace falta tener cuajo.

 

Desde aquel pacto-timo que sumió a RTVE en una deriva demencial, la corporación no levanta cabeza ni económica, ni institucional ni profesionalmente. De audiencias, mejor ni hablamos: este mes de marzo ha sido la cuarta en el ranking, por detrás de Antena 3, las temáticas y Telecinco. Hay quien piensa que la ópera bufa vivida la semana pasada en el consejo de administración (recordemos que este fue elegido por dos tercios del Congreso de los Diputados) y que desembocó en la designación de Concepción Cascajosa como presidenta por seis meses, puede significar el final de la pesadilla. Para quien así lo crea, tengo una mala noticia: esto no ha hecho más que empezar.

 

¿Por qué no ha hecho más que empezar? Veamos; si más arriba escribía que habían tenido que pasar tres largos años para que Pedro Sánchez asumiera el fiasco de RTVE, lo he hecho porque ahora da la impresión de que en Moncloa quieren buscarle remedio al desaguisado. A buenas horas, pero el caso es que tanto él como Óscar López, su jefe de Gabinete, parece que han querido mover ficha y lo primero que se les ocurrió fue intentar contratar a David Broncano para competir con El Hormiguero, programa con mucha audiencia en Antena 3 que cada día es más beligerante con el Gobierno de coalición.

 

José Pablo López, el director de Contenidos de TVE, se pone a la tarea y la negociación llega a buen puerto con la aparente aquiescencia de Elena Sánchez. Digo aparente porque cuando el acuerdo con La Resistencia se pone sobre la mesa del consejo de administración para obtener la luz verde de sus nueve consejeros el pasado 11 de marzo, cuatro votan a favor, otros cuatro en contra y la presidenta, que tenía es sus manos la llave en ese momento, decide por sorpresa tensar la cuerda y abstenerse. Se ampara en razones económicas que hasta ese momento no había expuesto y posterga el asunto para tratarlo de nuevo dos semanas más tarde.

 

¿Fueron económicas las verdaderas razones de la inesperada abstención de Elena Sánchez? Solo ella lo sabe: hay quien lo atribuye a celos de la presidenta de RTVE porque Moncloa la puenteaba con el jefe de Contenidos, también quien se malicia que José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, jefe del canal donde aún trabaja Broncano, ha tenido algo que ver porque no quiere que Movistar se quede sin La Resistencia y ha podido influir... El caso es que la aprobación del programa pensado para ser la joya de la corona de la nueva temporada en RTVE queda en el aire mientras en Moncloa van digiriendo la "traición" de Elena Sánchez. Dejo a la imaginación del lector la cantidad y calidad de la presión que debió existir en todas direcciones a partir de ese momento, los telefonazos, mensajes de WhatsApp, correos, conversaciones privadas y comidas de trabajo que debieron tener lugar durante el período comprendido entre el 11 de marzo y la fecha de la siguiente reunión.

 

Así las cosas llega el gran día, martes 26, con el contrato de La Resistencia retocado para ser sometido de nuevo a votación, y es entonces cuando se produce el ya histórico giro de guion: nada más abrir la sesión, la presidenta cambia el orden del día y propone echar a José Pablo López, artífice de la negociación con la compañía productora del programa de Broncano. Dicho y hecho: el director de Contenidos es despedido (5-4) minutos más tarde con los tres votos del PP sumados al de la propia presidenta y al desconcertante sí de Martín Medem, consejero gracias al apoyo en su día de Unidas Podemos, que ahora se mueve en la órbita de Sumar (procede del PCE) y lleva ya meses haciendo piña con Elena Sánchez vaya usted a saber a cambio de qué.

 

De inmediato, como si de un episodio de Succession se tratara, los cuatro consejeros que estaban en desacuerdo con echar al director de Contenidos (uno por Unidas Podemos, dos por el PSOE y un cuarto por el PNV) deciden someter a votación la destitución de la propia presidenta. Los tres representantes del PP se suman a la propuesta de mil amores y Elena Sánchez muere pocos minutos después de haber matado a José Pablo López. El terremoto es de tal magnitud que durante esa jornada resulta imposible llegar a ningún acuerdo más, así que todo se posterga para el día siguiente, miércoles 27.

 

Espero que esta especie de triste culebrón turco les esté resultando interesante porque todavía queda otro capítulo: el momento de elegir a la nueva persona responsable de la corporación. No quedaba entre los socialistas otra candidata posible que la profesora Concepción Cascajosa, pero esta necesitaba una mayoría de cinco votos. ¿Cómo hacerlo posible y evitar una presidencia rotatoria? Porque una presidencia por turnos hubiera propiciado algo inédito: que tres miembros del PP acabaran presidiendo la corporación, cuando les tocara, con un gobierno progresista en el poder. Parecía claro que el voto de Martín Medem, el consejero ahora adscrito a Sumar, iba a ser nuevamente decisivo.

 

Vuelvo a dejar al arbitrio del lector imaginarse cómo debió ser la noche del 26 al 27 en cuanto a llamadas, mensajes y presiones de todo tipo. Los votos contra la candidata socialista de los tres miembros del PP y de la ex presidenta (que continúa siendo consejera) convertían en bisagra la decisión del miembro del PCE. Qué llamadas y mensajes debió recibir este y a qué presiones fue sometido solo él lo sabe. El caso es que, en el momento culminante, cuando muchos se temían lo peor, el voto de Medem fue afirmativo y eso propició que Concepción Cascajosa pudiera convertirse en presidenta de RTVE. Salvados, es un decir, por la campana, pero solo de momento.

 

Esto no ha hecho más que empezar, afirmaba antes, y así es: el próximo consejo de administración está previsto para este jueves 4 de abril. Con todo lo que les he contado sobre cómo se encuentra la correlación de fuerzas en el consejo de administración, hagan ustedes sus números y verán lo envenenada que va a estar a partir de ahora cualquier votación. La inestabilidad parece asegurada porque la nueva presidenta necesitará siempre los votos de Elena Sánchez y Martín Medem para sacar cualquier proyecto adelante.

 

Tanto Concepción Cascajosa como el Gobierno de coalición cuentan con seis meses para conseguir que RTVE sea mínimamente viable y para devolverle a la corporación el carácter de servicio público que nunca debió perder. Como nos cuesta mucho dinero (más de 1.200 millones de euros al año) y somos la ciudadanía quienes los pagamos, tenemos derecho a conocer sus entresijos, denunciar sus tejemanejes y exigir que se dejen de conspiraciones y se pongan a trabajar en serio de una vez. O eso, o hacer algo que RTVE parece venir pidiendo a gritos desde tiempo inmemorial: tabula rasa y empezar de cero.

 

Albergo serias dudas de que sea precisamente esa la idea que Pedro Sánchez y Óscar López tienen en la cabeza, pero si por lo menos se han dado cuenta de que llevan demasiado tiempo haciendo el canelo frente al PP, como ocurre en el caso del CGPJ, igual se toman en serio propiciar que RTVE deje de ir cuesta abajo y sin frenos y ponen los medios para frenar la debacle. Es muy sencillo: basta con apostar en serio por la pluralidad, con reflejar en su programación la España diversa que somos y, por supuesto, con dejar trabajar sin presiones a los miles de buenos profesionales que existen en la televisión pública. Lo de La Resistencia de David Broncano, por mucho que en esta ocasión haya sido la excusa, la gota que ha colmado un vaso que andaba ya demasiado rebosante, no deja de ser una mera anécdota.

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