BODA EN LA CORTE
El regidor de
la capital del Reino Don José Luis Martínez-Almeida Navasqüés contrajo Santas
Nupcias con la joven Doña Teresa Urquijo y Moreno. Junto al novio estuvieron
sus compañeros del Partido Popular, es decir, el partido del pueblo
GERARDO
TECÉ
La
boda de Almeida. / J. R. Mora
Por Pepito, que se nos casa, se brindaba la noche del viernes en las abarrotadas discotecas de la calle Serrano de Madrid. Hacía días que no se hablaba de otra cosa en el barrio de Salamanca y no era para menos. El soltero de oro y regidor de la capital del Reino Don José Luis Martínez-Almeida Navasqüés iba contraer Santas Nupcias a sus 48 años con la joven Doña Teresa Urquijo y Moreno (27), miembro de la Grandeza de España que, con su sí quiero, le regalaría a su esposo el honor de convertirse en pariente directo de la familia Borbón. Quién lo pillara. Han sido once meses de un noviazgo que conocimos cuando la feliz pareja decidió presentarse en sociedad como es debido, posando sonrientes en la plaza de toros de Las Ventas mientras, a espaldas de los fotógrafos, seis animales eran artísticamente descuartizados. Hoy son marido y mujer. La cita fue a las doce del mediodía del sábado 6 de abril en la parroquia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja, sagrado templo ubicado en la Milla de Oro de Madrid. Un lugar con historia, ya que allí se casaron los padres del novio y allí, en el mismo claustro de la parroquia, aterrizó en 1973 Don Luis Carrero Blanco sólo cuatro años después de que Don Neil Armstrong lo hiciera en la superficie lunar. La lista de invitados, cerrada a un selecto grupo de amigos conformado por 600 miembros de la crème de la crème del mundo empresarial, político y aristocrático español. No había albañiles, cajeras de supermercado y ni tan siquiera carpinteros como el padre de dios, a pesar de lo religioso de la ceremonia. Sí había nervios. Según declaró en rueda de prensa Don José Luis a pesar de que todo estaba listo. Listo el vestido de la novia, listo el acompañamiento floral y lista la finca de la abuela de Doña Teresa sita en Colmenar Viejo, donde se desarrollarían los festejos.
Lista también la
cobertura de los digitales ultraderechistas que, generosamente regados por el
flamante novio con dinero proveniente del campesinado, llevaban anunciando
jubilosos y a toda página desde hacía días que lo que allí ocurriría sería la
boda del año. Cómo no iba a serlo, si hasta la cadena pública Telemadrid,
entregada al noble arte del servicio público y el interés general, iba a
retransmitir el evento en directo. Un original regalo de bodas de la amiga del
novio Doña Isabel Natividad Díaz Ayuso que hasta el último momento no confirmó
si acudiría sola o acompañada por su pareja, generando entre los organizadores
la duda de si sería conveniente sentarla en la mesa de invitados o la de
investigados. Finalmente, Don Alberto González, novio de Doña Isabel y número
uno en la categoría de técnicos sanitarios de la lista Forbes, se quedó en casa
para decepción de campesinos, periodistas y comensales invitados al evento que
andaban deseosos de conocer de primera mano al hombre que había sido capaz de
cumplir el añorado sueño empresarial de crear una empresa de facturación
millonaria sin necesidad de contratar empleados. A pesar de no tener a Don
Alberto a su lado, Doña Isabel brilló con la misma intensidad de siempre, como
explican las páginas del prestigioso e independiente diario El Mundo y como
demuestra que los entusiastas campesinos congregados a las puertas de la
ceremonia religiosa se desgañitaran en gritos de presidenta, presidenta, guapa,
guapa. Gritos que se repitieron cuando apareció el Rey Juan Carlos o tantos
otros ilustres invitados con carpeta propia en los archivos de la Unidad
Central Operativa de la Policía Nacional.
Tras el acto
religioso presidido por un sacerdote gallego amigo del feliz novio, la caravana
del amor que dejó vestidos, tocados y pamelas de ensueño, abandonó el Barrio de
Salamanca para regalar glamour y alegría también en la España vaciada. Así, El
Canto de la Cruz, finca familiar sita en Colmenar Viejo que con mimo cuida la
abuela de la novia, Doña Teresa de Borbón-Dos Sicilias, fue epicentro de la
fiesta. La abuela, tal vez la mayor protagonista del día con permiso de los
novios y de las ganadoras y ganadores del concurso de memes en el que arrasó
Doña Esperanza Fuencisla Aguirre y Gil de Biedma, es toda una desconocida para
el campesinado. Motivo por el cual las principales publicaciones de la vida
social se han esmerado en sus funciones pedagógicas y educativas en las últimas
semanas. “Aunque nació con títulos y honores, fue su trabajo lo que la ha
llevado a ser distinguida como una de las más notables criadoras de caballos de
pura raza árabe en el mundo”, explicaba la revista Hola. Algo que no le pasará
desapercibido al primo Juanito –Don Juan Carlos Primero para el campesinado–
que quién sabe si, por una módica comisión, no le hará las veces de ojeador de
talentos ecuestres por las lejanas tierras de Oriente donde descansa como
premio por décadas de servicio a España. Junto a Su Majestad el Rey acudió
media familia incluyendo infantas y nietos entre los que se encontraban los
mediáticos Don Froilán y Doña Victoria Federica, amigos de la novia por edad,
por aristocracia y por locales de moda. Por supuesto, también acudió la siempre
profesional Reina Sofía que, a buen seguro, aprovecharía para saludar a su
inseparable marido el Rey Juan Carlos. Quienes no estuvieron fueron los reyes
actuales. Ante la perspectiva de dividir su agenda y así poder coincidir con la
familia, Felipe VI prefirió dedicar el día a entregarle a vascos sudorosos la
copa que lleva su nombre. Gracias a dios el Real Madrid no se clasificó para la
final disputada en Sevilla, lo cual hubiera supuesto un notable ahorro en
cubiertos.
La lista de
ilustres invitados es tan grande e inabarcable como la dicha de los recién
casados. Además de realeza y nobleza aristocrática y empresarial, junto al
novio estuvieron sus compañeros de trabajo y miembros destacados del Partido
Popular, es decir, el partido del pueblo. Un pueblo que a las puertas de la
iglesia aplaudía la llegada de Don Alberto Núñez Feijóo que acudió con su
esposa dejando plantado a un decepcionado Marcial Dorado, Doña Cuca Gamarra,
Don José María Aznar con Doña Ana Botella o el presidente murciano Don Fernando
López Miras, amigo del novio y encargado de organizar una despedida de soltero
que, dada la ajetreada agenda política española, se producirá pasado el
casamiento. Arde en deseos Don José Luis de hacer una escapada de fin de semana
a Marruecos junto a otros presidentes autonómicos del PP. Más allá de un
precioso baile que la parejita de recién casados dedicó a los periodistas
postrados ante la finca, poco más se sabe de lo acontecido en El Canto de Cruz.
Y es que los contrayentes querían que el enlace matrimonial televisado por
Telemadrid transcurriese de forma discreta. De puertas para adentro, de buen
seguro hubo risas, felicidad y jolgorio entre los ilustres invitados que
disfrutaron de un delicioso menú tras el que no se especificó que llegaría la
barra libre, porque en la alta sociedad el acceso a placeres de la vida sin
coste no es cosa de celebración, sino el estado natural de las cosas. Por
delante tienen Don José Luis y Doña Teresa años de felicidad y algún asunto
pendiente, como acabar de montar el nido de amor al que, con los papeles en
regla a ojos de dios, ya pueden mudarse. Que sean muy felices porque su
felicidad será también la del campesinado. Vivan los novios y viva España.
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