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martes, 6 de febrero de 2024

CONTRA LA EQUIDISTANCIA QUE NOS EMPUJA HACIA AL FASCISMO.

 

CONTRA LA EQUIDISTANCIA QUE NOS EMPUJA

 HACIA AL FASCISMO.

ELOY CUADRA,

escritor y activista social.

Leía el otro día que la discográfica de Roger Waters, el líder de la legendaria banda Pink Floyd, se había desvinculado del mismo por su posicionamiento claramente a favor de Palestina sin ningún tipo de equidistancia. Fue entonces cuando me dije, hay que escribir algo a propósito de esta maldita equidistancia "queda bien" tan engañosa, que tanto daño nos hace y tanto nos empuja hacia sociedades cada vez más fascistas y totalitarias. Una equidistancia que bueno sea aclarar, no se circunscribe sólo al asunto de Palestina, ya que en realidad es parte de la tendencia natural de muchos seres humanos a no querer complicarse, ni mucho menos a destacar por rebelde, reivindicativo o de alguna manera contrario o discrepante con el poder, no vaya a ser que nos cause algún problema. Es entonces cuando aparece en la psique de este ser humano, llamémosle prudente, la figura del autoengaño. Un autoengaño que pasa por adoptar una postura aparentemente intermedia, al amparo, por ejemplo, de ese dogma aristotélico que dice que "en el término medio está la virtud". No por casualidad Aristóteles ha sido un filósofo aceptado siempre por el poder, no así otros con un discurso algo más rebelde como Epicuro o Espinosa, pero este sería otro artículo. El asunto es que en la adopción de esa postura intermedia, equidistante, moderada, se podría entender que quien la adopta no se posiciona del lado del poderoso, está en medio, dando una de cal y otra de arena, un sí pero no. Se autoengaña, en realidad está del lado del poderoso pero no lo sabe. Y lo está, no solo porque lo dijera Desmond Tutu, el africano Premio Nobel de la Paz, cuando afirmó aquello de: “Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor.”;  lo está porque así lo evidencia el resultado de lo que acontece. En el conflicto de Palestina, por ejemplo, hay colectivos que mantienen un "Ni terrorismo, Ni genocidio", de hecho circula una manifiesto por España con ese lema, y empiezan mal al poner en igualdad dos cuestiones tan diferentes como genocidio y terrorismo. Genocidio es el exterminio total de una comunidad humana, terrorismo es una reacción puntual (no diré yo que sea buena, aclaro, no me vayan a llamar terrorista por este artículo), que normalmente se plantea para revertir una situación de injusticia u opresión determinada. Si lo pensamos bien es del todo punto un dislate poner en igualdad el genocidio silencioso y el apartheid que Israel, uno de los ejércitos más poderosos y modernos del mundo, lleva aplicando sobre la población palestina durante décadas -no hablemos ya del genocidio explícito nada disimulado que están aplicando en los últimos meses sobre Gaza-, con un atentado por supuesto condenable, en el que murieron algunos cientos de personas inocentes, llevado a efecto por una facción de un pueblo desesperado y empobrecido. Dicho con otras palabras: si se usa como lema de cabecera el "Ni terrorismo, Ni genocidio" para que paren la guerra, se le está diciendo a Israel que pueden continuar con sus ataques indiscriminados y con su guerra en tanto en cuanto exista un terrorista armado en Palestina dispuesto a rebelarse, y no parece esta la mejor forma ni el mejor mensaje para encontrar la paz. Que intelectuales reconocidos otrora de izquierdas, como Miguel Ríos por ejemplo, firmen este manifiesto moderado, o que la discográfica de un mito del rock de todos los tiempos se atreva a despreciarlo por posicionarse a favor de Palestina, nos muestra muy a las claras cómo el término medio, esa moderación, la línea de la equidistancia, en Occidente cada vez se sitúa más a la derecha.

 

El caso de Palestina es sin duda el más flagrante y el que mejor nos muestra la falacia y los peligros de la equidistancia, pero, como digo, la equidistancia está en muchos más discursos, y hoy es casi ya un nuevo lenguaje universal, como veremos en los siguientes ejemplos.

 

- "Ni fascista ni antifascista" (es conservador): pero vamos a ver, el fascismo es una dictadura que arrasa con todo el que no piense como ellos, el antifascista lucha contra eso, ¿cómo situarse en medio?

 

-"Ni Franco, ni los rojos, todos hicieron mucho daño" (es de derechas): pero la Segunda República fue un gobierno democrático elegido por el pueblo español, con sus errores que los tuvo, algunos de consecuencias nefastas, y Franco dio un golpe de Estado, inició una guerra sangrienta y perpetuó una represión que duró 40 años, ¿Cómo compararlos?

 

-"Ni machismo, ni feminismo" (es machista):  y se olvida usted que el machismo es la historia misma del ser humano desde que anda por el mundo con el hombre decidiendo y sirviéndose de la mujer, y el feminismo sólo es una reacción lógica ante tantos siglos de opresión, de modo que cualquier persona que se considere mínimamente justa, debería de definirse como mínimo "intentando ser feminista", porque, ya lo saben, ser feminista no es fácil, y mucho menos para el hombre.

 

-"Yo no soy racista, pero hay que reconocer que..." (es racista y no lo sabe): el color de la piel de una persona no debe ser motivo de diferencia en absoluto, ni dar lugar a ningún comentario clasificador, prejuicioso o descalificante, luego, cualquier cosa que digas después de ese "pero" va cargado de racismo, y es otra forma perversa de equidistancia.

 

-"Los homosexuales que hagan lo que quieran, yo los respeto, pero a mí que no se me acerquen" (es homófobo): la distancia que quiere poner entre él y los homosexuales no es más que desprecio, y es lamentable.

 

-"Independencia para Canarias, estás loco, que nos invaden los moros" (es un perfecto canario colonizado que se inclina): y es que en Canarias, la desigualdad, la riqueza grosera, la corrupción política, el ninguneo, el desprecio, la falta de capacidad o la expulsión del canario, son la realidad dominante de esta tierra, si no se está por eso no se puede más que estar por la defensa del pueblo canario, en pos de mayores cotas de autogobierno, con la independencia como referente lejano, ¿por qué no? 

 

-Y por último el tan manido:  "Ni de derechas, ni de izquierdas" (es de derechas): hace años que  se confundió a la gente con esta falsa dialéctica derecha/izquierda, la única izquierda verdadera es revolucionaria y deja de ser izquierda en cuanto toma el poder o se autoproclama socialdemocracia.

 

 ¿Por qué sucede esto?, ¿de dónde sale tanta equidistancia políticamente correcta que no se posiciona nunca, cuando de cuestiones importantes se trata? A mi modo de ver esto se da por la falta de conciencia o referente de clase que impera hoy en nuestras sociedades. Así, a lomos del capitalismo salvaje, del individualismo imperante y de una competencia brutal, el ciudadano de a pie, sometido a una presión importante por ser aceptado, no encuentra un colectivo o grupo humano rebelde con garantías suficientes con el que asociarse, y termina afiliado a esa gran masa multitudinaria de individuos equidistantes, moderados, centrados, añorantes de un pasado nacional, cual epidemia, que no se mojan nunca en cuestiones importantes, nunca al menos del lado de los débiles, a los que abandonan a su suerte entonando un cobarde "ellos se lo han buscado".

 

La equidistancia, queridos lectores, es un término básicamente topográfico, de modo que si se quiere usar en política, hay que asegurarse de que los contendientes se presenten en igualdad de fuerzas, con los mismos recursos, especialmente económicos, si no es así, ser equidistantes es estar en una zona de confort, justo donde el poderoso quiere que estés. ¿Entienden ahora el daño de la equidistancia? Con todo, lo peor de la equidistancia es que no existe una línea media fija en el espectro político donde los equidistantes se sitúan, esta línea se va moviendo de izquierda a derecha, situándose cada vez más a la derecha sin que los equidistantes se percaten del movimiento. Esto es algo que vemos bien en el arco político actual: el Podemos de sus inicios en 2014, con la herencia aún reciente de los indignados del 15M, fue lo más a la izquierda que hemos tenido en política en las últimas décadas; hoy en cambio, lo que hay más a la izquierda son Yolanda y Errejón, muletillas moderadas socialdemócratas de Sánchez; si seguimos hacia la derecha está el PSOE, que no rechista un mínimo de las directrices macroeconómicas que le dictan desde Europa, política por supuesto neoliberales; luego está el PP, cuyas tendencias son Feijoo y Ayuso, inclinados cada vez más a la derecha más reaccionaria, con miedo a perder cuota de electores por la ultraderecha, por donde viene Vox.    Así, cuando Ayuso deliberadamente se empeña en calificar a Pedro Sánchez, a Sumar y a sus socios como comunistas, bolcheviques, filoetarras o chavistas, ella sabe perfectamente que no es así, pero es consciente del pánico que tiene el ciudadano medio a situarse en los extremos o próximos a ellos, y lo que consigue muy astutamente es que el grueso de los equidistantes se incline hacia posiciones cada vez más a la derecha, para apartarse en la medida de lo posible de esos supuestos y malvados comunistas del gulag, de las purgas o del tiro en la nuca con los que identifica a Sánchez y sus socios.   

 

En conclusión, para acabar que no es poco lo que llevo, creo que debemos ser conscientes de lo que nos estamos jugando hoy con la prevalencia de los equidistantes. No es viable, ni mucho menos aceptable adoptar posturas equidistantes o moderadas en un mundo que se inclina cada vez más hacia la derecha, hacia lo reaccionario, la represión, la desigualdad y la pérdida galopante de derechos, un mundo en el que los que mandan no son para nada moderados ni equidistantes, y dónde, como hemos visto, con las posturas equidistantes nos estamos situando muy cerquita del mismísimo poder establecido, consolidándolo y haciéndolo cada día más fuerte. Dicho de otra forma, estamos en un momento de la historia, en el que si no tiramos fuerte desde la izquierda real, la izquierda que solo puede serlo si es revolucionaria y contra el poder, en favor de la justicia social, de los derechos humanos, contra el imperialismo y la dictadura del capital, si no apostamos fuerte por otros valores, por otra manera de relacionarnos mucho más humana, menos beligerante, más del lado de la minorías desfavorecidas del mundo, pronto, muy pronto, la hegemonía de este capitalismo de la escasez y de la guerra será tan clara, que habremos dado entrada a los fascismos y a la barbarie, nuevamente, sin pelear, incluso queriéndolo muchos, engañados lamentablemente por la moda de los equidistantes. 

 

Eloy Cuadra, escritor y activista social.

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