UNA PRIMERA REFLEXIÓN SOBRE LA VICTORIA
DE MILEI EN ARGENTINA
JUAN
GRABOIS
Ese llamado al
respeto, además, nos tiene que dar un tiempo para preguntarnos qué mal debemos
haber hecho las cosas para que haya una multitud vivando un ajuste sobre el
estado ¿no? Porque Mauricio Macri subió al poder mintiendo (pobreza cero,
revolución de la alegría, etc.), pero Javier Milei fue muy claro
Planteo mesiánico y fundacional, análisis histórico gorila, diagnóstico con elementos reales —como la gravedad de la crisis social y educativa— pero totalmente sesgado para justificar shock, ajuste al Estado, privatizaciones y despidos; preanuncia duplicación de precios y más pobreza; en ese contexto, amenaza al que protesta y sus organizaciones, pero tiene palabras amistosas con «la casta», es decir los partidos políticos, la invita a traicionar sus convicciones y pasarse a sus filas.
Nosotros no, Javier
Mieli. Sabemos de dónde venimos, sabemos a dónde vamos. No venimos de la vieja
casta ni vamos a ir con la nueva.
De nosotros esperá
una oposición política e ideológica frontal, intelectualmente honesta pero
implacable en sus principios, desde este mismo instante. Nosotros vamos por una
Argentina Humana, Justa y Soberana. La de San Martin y Bolívar, no la de Roca y
los genocidas. La de los planes quinquenales, el voto femenino, los derechos
del trabajo y el estatuto del Peón; la de YPF Nacional, Latinoamérica unida,
las cooperativas, la integración urbana y la seguridad social. Planificación
estratégica, autoridad política, comunidad organizada… y sí, el mercado, pero
el mercado regulado, que sirve en lugar de mandar.
La estrategia
reivindicativa-social le corresponderá a la nueva conducción de UTEP, las
organizaciones barriales y los gremios, que siempre ha estado abierta al
diálogo. Todo el movimiento organizado de los trabajadores argentinos ha
actuado dentro de la ley y ha sufrido la violencia ilegal del estado y grupos
parapoliciales… y aún así, demonizado y atacado, nunca le han torcido el brazo
con amenazas y represión. Mal camino. En fin, cuando ellos y ellas me
necesiten, ahí me van a ver, como uno más.
Esta etapa de
profundas diferencias conceptuales, para que podamos convivir, tiene que estar
signado por el respeto. Respetar al otro sí, pero también hacerse respetar.
Primero al valor
superior de la paz y la diversidad democrática. Nunca la guerra entre nosotros
y que el que viole esa ley de paz por odio político… sea de un palo o el otro,
que las pague. Fratelli tutti. Esta es responsabilidad de todos, pero
principalmente del presidente.
Luego, respetar la
voluntad mayoritaria del pueblo que votó a Milei, pero también a la voluntad de
otra enorme cantidad de argentinos que nos eligieron, a las representaciones
sectoriales y sindicales electas por sus trabajadores y miembros, a los
municipios, pueblos originarios y comunidades con sus representantes. A los
dirigentes, comunicadores, artistas, referentes, militantes, personas de
cualquier campo político, clase, etnia. Un mínimo de civilización.
En tercer lugar,
respetar las ideologías que ganaron esta elección, pero hacer respetar los
derechos económicos, sociales, culturales y humanos de todos, que tienen rango
constitucional e incluso supraconstitucional por tratados internacionales,
porque trascienden los deseos del poder ejecutivo circunstancial que dura
cuatro breves años.
Ese llamado al
respeto, además, nos tiene que dar un tiempo para preguntarnos qué mal debemos
haber hecho las cosas para que haya una multitud vivando un ajuste sobre el
estado ¿no? Porque Mauricio Macri subió al poder mintiendo (pobreza cero,
revolución de la alegría, etc.), pero Javier Milei fue muy claro.
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