PUTODEFENDER ESPAÑA
Lo de ayer es
una fotografía perfecta de la actual derecha española. Cada vez más dispuesta a
poner patas arriba la convivencia si no llega a La Moncloa, actitud que la
aleja de La Moncloa
GERARDO
TECÉ
Manifestación
contra la amnistía frente a la sede del PSOE en Madrid el 6 de noviembre de
2023. / Willy Veleta
Segundo acto de Reparación Nacional frente a la sede del PSOE en la calle Ferraz de Madrid tras los abominables atentados del pasado 23J en los que una banda de españoles, armados con papeletas, decidió arrebatarle a la derecha la posibilidad de formar gobierno. Mientras la infantería judicial se prepara para la batalla del Ebro imputando a toda prisa por terrorismo a todo lo que huela a catalán, en las calles de Madrid se escuchan gritos de “Sánchez a prisión”. En el primer acto de reparación amenizado por Esperanza Aguirre el pasado fin de semana, los gritos decían “Viva Franco” porque este es un país libre y cada uno defiende la democracia como quiere. La comitiva de unas tres mil personas reunida frente a la sede del PSOE está formada, como las mejores cajas de polvorones de Estepa, por una surtida selección de lo que es la España real. Legionarios de Cristo, miembros de Ultras Sur, antivacunas, Santiago Abascal, administradores de Forocoches, nostálgicos del carlismo, jueces suscriptores de Ok Diario y Borja Mari llamando a casa para avisar de que llega tarde un lunes porque está putodefendiendo España.
El ambiente es de
gravedad histórica y no es para menos. Piensen que las cabezas de los
asistentes comparten una misma realidad en la que España está al borde del
abismo. A punto de romperse. Literalmente. No es para reírse. Romperse otra
vez. No sería la primera porque, desde que el bolso de Soraya tomó posesión del
escaño de Rajoy, que se fue de copas para celebrar su moción de censura, España
no ha hecho otra cosa que romperse. Prácticamente cada día. Y la cosa va a
peor. Además de LA ETA, la banda de Sánchez, el socialcomunismo y compañía,
ahora Felipe VI también está metido en el ajo de destruir España. Hay tímidos
gritos de “Sánchez y el Borbón la misma mierda son”, pero son acallados, ya que
hay monárquicos en la quedada, por el grito común que une y motiva a todos los
asistentes y da lema a la pancarta que preside la mani patriota: “Sánchez a
prisión”. Entre los salvadores de España no se aclaran en virtud de qué ley
podrían ser activados los mecanismos para enviar a Sánchez a prisión. Por
desgracia no existe en nuestro Código Penal una ley que prohíba ser elegido
presidente por el voto de los españoles tras haber destruido España una y otra
vez desde 2018, pero eso es lo de menos. Seguro que al siervo de Cristo y juez
en su tiempo libre Manuel García Castellón algo se le ocurre. La moral patriota
está alta. La victoria del bando nacional contra el comunismo está cada vez más
cerca. Tan cerca como a escasos metros está la sede socialista de Ferraz que la
policía ha acordonado para evitar que sea asaltada por la España de bien. Se
corean consignas de “ni un paso atrás”. Cayetano de Alba vive, la lucha sigue.
Lo bueno que tienen las consignas es que te motivan, así que el “ni un paso
atrás” se convirtió en unos pasos adelante. Y adelante estaban los
antidisturbios que ese día no libraban y por tanto no podían estar al otro lado
de la mani. Tras un intercambio de empujones, algún policía, que no asistió a
clases de formación del espíritu nacional, tiró de gas pimienta contra quienes
querían romper el cordón policial como si en vez de patriotas se tratase de
jubilados, sanitarios u otros enemigos de España.
Los gritos de “Ni
un paso atrás” se convirtieron de repente en muchos pasos físicos hacia atrás.
Tras la huida, las redes sociales de la España de bien que se activaron a las
ocho de la tarde cuando Abascal, vestido de Trump, anunció que iba a acosar la
sede del PSOE son ahora un catálogo de denuncias por este ataque contra los
derechos humanos: los mercenarios de la policía sanchista están gaseando a
patriotas. Hay ancianos y niños, denuncian quienes de camino a la mani jaleaban
desde twitter los bombardeos sobre Gaza. El panorama se complica. A la lista de
enemigos de España que parecía ya completa con la entrada de Felipe VI, se suma
ahora la Policía Nacional. Vencido y desarmado, el bando del
nacional-bochornismo lanza gritos contra la Policía: “Os tenían que haber
tirado al mar cuando fuisteis a Barcelona, piolines”. “Maricones de mierda”.
“Vendidos”. “Con los moros no os atrevéis”. Quienes huyen por patas con ojos
llorosos del gas pimienta insultando a la policía se plantean durante la
carrera en dirección contraria a la salvación de España si sería buena idea esa
nueva guerra civil que algunos creen necesaria. Con tal sensibilidad ocular no
pinta bien la cosa.
A la espera de una
tercera intentona del trumpismo ibérico, los alrededores de la sede madrileña
de Ferraz quedan desiertos de espíritu patriótico. Por la calle a esas horas ya
solo circulan transeúntes, repartidores de Glovo, taxistas y demás cómplices
por omisión de la demolición de nuestra patria. La mala noticia es que ahora la
policía también está en el ajo. La buena, que desde el PP del moderado Feijóo
no se condena el acoso de la ultraderecha a las sedes socialistas, muchas de
ellas atacadas con pintadas y destrozos en la jornada de ayer. Aunque quisiera
hacerlo, el gallego no podría. No si pretende aguantar un rato más en el cargo
que Díaz Ayuso le permite ostentar. Lo de ayer es una fotografía perfecta de la
actual derecha española. Cada vez más aislada de la realidad. Cada vez más
representada por el bochorno. Cada vez más pequeñita. Cada vez más dispuesta,
por acción u omisión, a poner patas arriba la convivencia si no llega a La
Moncloa. Actitud gracias a la cual no hay perspectivas de que llegue a La
Moncloa.
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