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lunes, 27 de noviembre de 2023

LÁGRIMAS DE RICO

 

LÁGRIMAS DE RICO

ANÍBAL MALVAR

Protesta contra Pedro Sánchez y la amnistía en

Ferraz. / Sergio Pérez (EFE)

Los ricos españoles están de llorera. Mandan a sus cachorros del fachaleco a Ferraz a putodefender España, y no paran de caerles hostias por todas partes. Y no solo policiales y lacrimógenas. Esta semana les han venido las andanadas de sopapos, por partida doble, desde la Comisión Europea y desde el Tribunal Constitucional.

La Europa nuestra, desde Bruselas, acaba de denunciar que los beneficios excesivos de las empresas son responsables de seis de cada diez puntos de inflación acumulada. Y Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo y mujer muy conservadora, en la línea Harry el Sucio ultraliberal, va y suelta que toda Europa debe subir el salario mínimo e insta a las empresas, y no a los Estados, a asumir el coste de esa subida salarial mermando sus beneficios. O sea, exige que los empresarios ganen menos y el obrero más. Nunca pensé escuchar algo así de los labios gélidos de esta señora (cogió fama en el deshumanizado Gobierno de Dominique de Villepin, que ya tenía nombre de malo de Dumas y aun así le votaron los franceses).

 

De unos años a esta parte, mientras Podemos se hunde, nos salen podemitas del armario hasta en el BCE. Yo me acuerdo de escuchar en Sol, cuando hacía entrevistas a los chicos y chicas del 15M, los mismos argumentos que hoy enarbolan la Comisión Europea y Lagarde. Entonces eran risibles ocurrencias de perroflauta fumeta. No ha pasado tanto tiempo y hoy resuenan en los salones de Bruselas y Fráncfort. Cosas veredes.

 

Pero si estos dos golpes a la riqueza, desde la CE y el BCE, han empapado millardos de pañuelos de Loewe en todos los barrios nobles y cortijos de España, que el Tribunal Constitucional haya echado atrás el recurso de Madrid, Andalucía y Galicia contra el impuesto del Gobierno a las grandes fortunas ha obligado a la servidumbre a sacar las sábanas de Sferra con ribetes dorados para contener la inundación lacrimal del señorito, la señorita y el fachaleniño. Si dentro de unas semanas la CEOE, la patronal, ya en bolivariano despiporre, apoya una buena subida del salario mínimo, ya tenemos solucionado lo de la sequía desalando lágrimas de rico.

 

Mi experiencia vital con ricos y ricas me dicta que son seres que precisan de un cuidado especial, como algunas plantas o peces delicados. No es que los ricos, si los descuidas, se vayan a marchitar o a aparecer flotando en la pecera como un Gatsby. Tampoco pierden su fortuna a causa de tu desdén. Pero tornan cariacontecidos y hasta lúgubres, como si el dinero no diera la felicidad. Tampoco los he podido estudiar más a fondo, porque nunca pagan ellos y tendría que pedir una beca para bares. Pagar es de gente vulgar, así que paga el pobre. Simpática paradoja.

 

No me digáis que, en el fondo de vuestros corazoncitos rojos de checa, no sentís un poco de lástima por nuestros ricos. Es que llevamos unos meses, Petra. La derrota electoral del 23J los dejó patidifusos, porque para ellos Alberto Núñez Feijóo era paraguas y maná simultáneo. Daban por hecha su entronización. Y quién le iba a decir a los ricos que Vicente Vallés y el ABC los engañaban con sus pronósticos demoscópicos victoriosos y banderilleros, arriba escuadras a vencer, que en España empieza a amanecer. Sin embargo, contemplaron cómo en la mañana del 24J España alboreó por el otro horizonte, como en la genial Amanece que no es poco de José Luis Cuerda, tan llorado por todo lo que nos hizo reír.

 

Tampoco os vayáis a creer que, por todo esto que acabo de contar, nuestras democracias europeas se vayan a convertir de repente en un edén de redistribución de riqueza y derechos. Ni Christine Lagarde, ni Ursula von der Leyen, ni Pedro Sánchez tienen la lengua muy larga y la falda muy corta, como en la canción. Son de lengua interminable, pero no de falda corta, sino de cinturón de castidad para evitar la penetración de eso que ellos llaman populismo y nosotros justicia social. Dejad de temblar, ricos, que solo han sido un par de sustos y en Ferraz solo hace frío de puertas afuera.

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