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miércoles, 27 de septiembre de 2023

SUAM 16

 

SUAM 16

DUNIA SANCHEZ

¡Qué será¡ ¡Qué será¡ ahora en vertical asomado desde esta diminuta ventana donde se divisa la ciudad. Como elevar anclas, como renacer de tanta sangre esparcidas por las aceras de ella. Qué será de aquellos que bajo el asfalto nos encontremos cuando comencemos su nueva evolución. Qué será cuando el mar nos devuelvan esos cuerpos demacrados, devorados por las profundidades , la intemperie y la dejadez. Y no es que halla sido dejadez, digo, yo Suam elaboro mi mente y todo es caos. Una isla sumergida en el caos donde el llanto de la desesperación son barricadas que se interpondrá en esta nueva vida para aquellos que sobrevivieron. Nada será igual. Alguien posa su mano en mi hombro, por su tacto y aliento a lavanda logró que es una anciana de la cumbre. La noche me esconde. La noche me hipnotiza. La noche evapora toda mi masa corpórea para aquellos con ansias de matar. Volverás, volverás donde las aladas palomas pacen en las calles. Volverás, volverás donde tus deseos de verdad se elaboraran en el paso de las estaciones. Tú, chico joven, chico maduro. Tú volverás donde los sueños se rompieron. 

No te vires. No me mires. Yo Suam, no me viré dejé que su fragancia me embarcará a ese mañana. Llueve. Y no me daba ganas de regresar a esa cueva donde la inquietud, las convulsiones de la pena hacen de mis compañeros desdichados en el mañana. Quería mojarme, ser parte de esa atmosfera que era la cumbre. A lo lejos, la ciudad y su bahía. El lamento de sus raíces llegaba a mis sentidos. No escuchaba, solo el tronar de bombas y la devastación. Luces de incendios, de gente almas del miedo y la quietud de la nada. Somos nada, el cielo me lo dice, siento su voz decirme que nos más que somos un minúsculo de este universo con condición de vida. Una vida arrojada al vacío. Una vida arrojada a los acantilados donde la mar fea nos despedazará. Me imagino las ancianas de la cumbre, mujeres de cabello cano, mujeres de arrugadas facciones, pero con la templanza y la fortaleza de sus espíritus, de su existencia en este lugar. Me aparto de la ventanilla, ahora, aquí en este faro y con la gaviota posada en mi hombro circunscribo mis ganas en el presente. La guerra ya ha acabado. No sirve de nada mirar atrás, ahora no. El piano no deja de sonar. Las telarañas de este lugar me dicen de una tristeza, de lo gris de este hombre enamorado y que su dejadez impidió consumar ese amor.

 

Querida, los años pasan y no te olvido. Para qué olvidarte. No es mi propósito. Te veo frente a mi en la belleza del ensueño, de una visión despierta que me dice que estás bien. Y yo con ello me recreo y continuo mi vida, en este faro donde la isla gira y gira. Se que en no nos veremos más. Tu has alineado tu camino a otro y ese otro espero que te haga feliz, más que yo. Nunca sabrás lo que sentí por ti. Nunca sabrás de mis conversaciones cuando la noche parece tranquila y puedo recostarme un poco. Y pienso, es mejor así. Pensarte, amarte, quererte, desearte, aunque no pueda ser. Que más da. Esto conforma la belleza humana. Eres libre y así me gusta digo ahora desde aquí, donde las olas rompen.

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