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viernes, 22 de septiembre de 2023

AL COLEGIO LAS MUCHAS, GRANDES Y LIBRES

 

AL COLEGIO LAS MUCHAS, GRANDES Y LIBRES

ANA PARDO DE VERA

MADRID, 19/09/2023.- Detalle de unos auriculares de traducción en

el hemiciclo, el pasado martes. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

Por fin el Congreso ha aprobado la oficialidad del uso, en la sede de la soberanía nacional, de todas las lenguas oficiales del Estado, valga la redundancia; porque no hay lenguas de primera y de segunda, sino lenguas oficiales y no oficiales, que éstas las hay y en otro momento hablaremos de ellas.

Llevamos dando vuelta a este asunto -más cercano a la realidad que, por ejemplo, la asignación presupuestaria anual de la Casa Real- desde hace muchos años, demasiados siempre. Ya lo intentó Zapatero, no digamos los nacionalistas de todo pelaje, y nada: como si hablaran uyghur en China.

 

Algunos y algunas, concentrados en pastillas de caldo de (ultra)derecha de enorme magnitud y sabor extracondensado -esto es, de muchos votos-, no acaban de entender que España ha cambiado tanto como para que hoy estemos en "É a ostia falar galego", en lugar del "Hablar gallego es de paletos" que decía Rouco Varela a un buen amigo de mi padre en Lugo. Un sacerdote ya difunto, sí, que estudió con el ex arzobispo de Madrid en Múnich, Alemania, donde coincidió que estudiaba Xabier Arzalluz, nada menos, éste en Fráncfort. De los tres, me quedo con el amigo de mi padre, con el que asistí a algún concierto de música celta en la provincia de Lugo y me tumbó por goleada, en todo y, sobre todo, bailando. Esto lo conté hace años y seguíamos igual hasta esta semana.

 

Algunas llegamos a creer que, este jueves, el diputado del PP que se había equivocado al votar era Borja Sémper; es muy difícil asimilar que los conservadores de fuera de Madrid no compartan con el resto de esos/as foráneas la necesidad y la virtud que supone hablar gallego, euskera y catalán en el Parlamento. Quien se equivocó, en cambio, diputada y gallega, de Ourense, Rosa Quintana, no podrá convencerme nunca de que lo hizo sin querer. Hay cosas que van en el ADN del dedo índice y, aunque dicen que en Ourense todo es posible, votar en contra del gallego no está en ese "todo". No; me niego.

 

Hay, de todas formas, una manera mucho más prosaica de convencer a España entera -sin forzar en absoluto con letra que entra con sangre, como antaño- de que las lenguas oficiales que acoge están mejor habladas que en silencio, y se llama (¡sorpresa!) educación. Metan en ésta, la educación secundaria, y en las optativas de todo el Estado la obligatoriedad de estudiar catalán, gallego, euskera ... y lo que venga, al menos, dos cursos. Con su literatura, su gramática, su ortografía, su historia, su cultura... y su represión que tuvo, bien clarita. Las lenguas, cada una de ellas, su conocimiento, es un valor añadido: hay que hablarlas y hacerlas hablar. "De paletos" ya tiene bastante España con Alfonso «Torrente» Guerra. Enhorabuena a esa inmensa parte de España.

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