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viernes, 29 de septiembre de 2023

A VER SI SE VA A LIAR

 

A VER SI SE VA A LIAR

Después de todo lo que hemos visto acontecer en Catalunya, dar por hecha una mayoría apelando a la racionalidad de los actores y a la fe en el mandato de los votantes, se antoja un deporte de alto riesgo

ANTÓN LOSADA

Pedro Sánchez, durante la sesión de investidura del 29 de septiembre. / Congreso de los Diputados (YouTube)

La coartada Feijóo ya no da más de sí. Ya no puede seguir constituyendo la excusa para evitar hablar del elefante en la habitación y de la manada que anda suelta por el resto de la casa. Superada su reválida como líder de la oposición, entre el entusiasmo de su crítica y su público, el circo de tres pistas de la investidura y todos sus focos quedan en manos de su dueño y señor: Pedro Sánchez. No hay puente que pueda evitar ese charco.

Tras entretenernos casi un mes con las arriesgadas aventuras del líder popular y su fiel compañero Borja Semper para tratar de meter en la misma ecuación a la ultraderecha, a los nacionalistas vascos y a lo que quede –si es que queda algo– de Convergencia, llega el turno de las no menos arriesgadas aventuras del presidente en funciones y Yolanda Díaz para tratar de cuadrar en la misma coalición a Podemos, los comunistas, los nacionalistas de centro derecha, los independentistas de derechas y de izquierdas, los nacionalistas gallegos, Bildu y –ya metidos en gastos y más que nada por joder– puede que hasta Coalición Canaria.

 

Que la emoción va a ser diaria hasta el día que toque votar esa investidura es la única certeza que tenemos en este momento. Aún no le habían dado el segundo no a Feijóo y ya estaban los independentistas reclamando el referéndum que saben que no les van a dar, porque no hay investidura que lo valga, y los socialistas avisando que así no y que, si tal, elecciones, que Feijóo ya está amortizado. Durante las próximas semanas deberán acercarse a la información política con una enorme paz de espíritu, paciencia franciscana y esa curiosidad algo turbia que le lleva a sentarse a ver las reposiciones de El Hombre y la Tierra o el National Geographic para visionar a los innumerables ritos de cortejo y apareamiento que nos ofrecen la naturaleza y sus especies y en los cuales, en algún momento, conviene meter algo de ruido y sacar las zarpas para que no te levanten la pareja.

 

A los socialistas se les ve tan seguros de que la investidura está hecha que empiezan a recordar demasiado a los populares en las vísperas del 23J, tan ciertos y tan confiados en el tsunami azul que traía la victoria lista para servir. Ya sabemos cómo acabó aquello. Harían bien en tenerlo presente.

 

Feijóo acaba de decir a su partido que ha venido para quedarse y le han respondido con un sonoro “estamos contigo”

 

Pedro Sánchez había cometido dos grandes errores –no lo digo yo, lo sostienen los suyos– antes de la derrota del 28M. El primero fue una política de comunicación que dedicaba poco tiempo y poco esfuerzo a explicar lo que estaba haciendo su gobierno, porque daban por hecho que era tan bueno que se explicaba solo. El segundo fue infravalorar a Feijóo dibujando una parodia en vez de entender al personaje. Algunos indicios hay de que podría estar tropezando otra vez en las mismas piedras.

 

Si los socialistas creen que Feijóo va a estar demasiado ocupado intentando evitar que le maten los suyos y no podrá emplearse a fondo para desgastar al gobierno que salga con una oposición que amortice todas y cada una de sus contradicciones, se equivocan. Feijóo acaba de decir a su partido que ha venido para quedarse y el partido le ha respondido con un sonoro “estamos contigo”. Si algo ha demostrado el candidato popular durante el debate de su investidura fallida es que sabe dar donde duele y que cuando encuentra el punto débil, no lo suelta.

 

De la saturación con un Pedro Sánchez presente hasta en las reuniones de tu comunidad de vecinos para explicarte todo lo que no hubieras entendido bien, hemos vuelto al silencio calculado y a la distancia presidencial. Los indultos se explicaban solos porque había por medio cuatro años de cárcel, la amnistía no, especialmente a muchos votantes socialistas que ni son vieja guardia, ni tienen cuentas pendientes que ajustar como Felipe González y Alfonso Guerra.

 

Si sale finalmente un acuerdo de investidura va a haber muchas cosas que explicar y no sobran ni el tiempo ni las oportunidades. Si no sale, aún habrá más cosas por explicar después de haber cebado la expectativa y la certeza, mientras se acusaba al líder popular de hacernos perder el tiempo con su investidura fake. Después de todo lo que hemos visto acontecer en Catalunya durante el procés, dar por hecha una mayoría de investidura apelando a la racionalidad de unos actores que solo pueden ganar con el acuerdo, y a la fe en la inevitabilidad del mandato de los votantes, se antoja un deporte de alto riesgo. Liarla es muy fácil y resulta tan tentador…

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