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domingo, 27 de agosto de 2023

SUAM 7

 

SUAM 7

DUNIA SANCHEZ

Yo Suam cuando la madrugada da tregua al oleaje considero que este hombre, muerto en su silencio, era alimentado por la música y el devenir de las mareas. Yo Suam y la gaviota examino todo este lugar, cd, discos y toda clase de instrumentos musicales se acomodan aquí, a su derredor. El piano , solo, erige una melodía, corta pero bella, corta pero triste donde existe el evocador aroma de su carácter, de su personalidad. Hombre oriundo de esta isla, hombre disciplinado con la cultura. Medito y doy por cierto su manera altruista de mirar la vida. No sé que relación guardo con el mientras escucho esa pieza, la mar y su callar. Parece una conversación con algo, con alguien a quien amaba, a quien ama. Una melancolía originaria de la dejadez de sus años, del abandono de aquello que tanto quería. Un amor, una pasión, un paso que no pudo dar y es por ello de tanto y tanto aislamiento. Murió solo, con sus melodías, rodeado de folios escritos por el y dirigidos a no se quien. Eso imagino, escuchando a su música favorita y como puedo observar desconocidos por mí ¡ Uhm ¡ Me doy cuenta que son extraños, para mí, los cd y vinilos que aquí se acumulan. Me doy de golpes en la cabeza y sé que hay que lograr sus deseos. El mar. El mar. Su cuerpo será tragado por los cetáceos que lo llevarán a las profundidades donde los cadáveres anónimos perdieron sus sueños.

 Yo Suam arrastro su cuerpo, el piano calla y el ronroneo de la noche nos aguarda con la luna blanca, con la luna de la esperanza. Por un instante me siento acobardado, tirado en una tristeza por su persona. Pero habido tantos y tantos muertos, pero él es especial. Su cuerpo es ligero, se deja llevar hasta donde las olas rompen. El faro sigue funcionando, como si su vida continuará. La gaviota a saltitos me sigue. Aprovecho que el océano está sereno para arrojar su cuerpo, me cuesta, pero he de hacerlo. Delfines plateados esbozan una danza cerca de este faro. Es como si lo esperaran. Yo Suam arrojo el cuerpo, estrellas fugaces se amontonan en mis ojos y pido un deseo, un deseo íntimo. Me retiro, vuelvo al faro sin mirar ese cuerpo dejado a riendas de las mareas, de los seres que viven ahí.

 

 

 

 

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