NO PODEMOS SEGUIR CONSINTIENDO MILES DE MUERTES EVITABLES EN LAS
FRONTERAS DE EUROPA
ESTRELLA
GALÁN
El 20 y 21 de julio, en Logroño, se celebró el primer Consejo de Ministros de Justicia y Asuntos de Interior (JAI) de la presidencia española de la Unión Europea. Un encuentro en el que se debatieron las principales cuestiones sobre migración y asilo, y en el que se debía concretar el último punto sobre el que aún no hay consenso: el mecanismo de solidaridad y los procedimientos de asilo y retorno para responder a situaciones de emergencia como las provocadas por la invasión de Ucrania. Especialmente preocupante es que se puedan suspender las normas de asilo europeas en tiempos de crisis o alegando causas de fuerza mayor como la pandemia, menoscabando derechos fundamentales y erosionando la construcción de un Sistema Europeo Común de Asilo.
En este sentido, el
papel de España durante su presidencia de la UE este semestre va a ser
fundamental para dar un giro totalmente radical y cambiar el rumbo ante la
peligrosa deriva que están tomando las negociaciones, sobre todo tras el último
Consejo de la UE del pasado mes de junio en el que se reforzó aún más el
enfoque de control y externalización de fronteras, en detrimento de los
derechos humanos y las vidas de las personas migrantes y refugiadas.
Si saliera adelante
la propuesta del Consejo, se mantendrían los criterios que hacen recaer
principalmente la responsabilidad en los países de primera entrada como España,
en lugar de aliviar la presión en los mismos y avanzar en el principio de
responsabilidad compartida y solidaridad entre los Estados. Además, se introduciría
la obligatoriedad de realizar controles de salud o seguridad a todas las
personas que llegan a las fronteras y se expandirían los llamados
procedimientos fronterizos exprés, que implicarían tramitar más solicitudes, de
forma más rápida y con menos garantías.
Nos preocupa que la
reubicación no tenga carácter obligatorio ni permanente, lo que permitiría la
acogida de personas refugiadas de una forma más equilibrada entre todos los
países europeos. A cambio, el Consejo plantea a los Estados no fronterizos la
posibilidad de eximirse de esos traslados contribuyendo con 20.000 euros por
cada ubicación que no se realice para financiar acciones en materia de control
migratorio fuera de nuestras fronteras.
Es preocupante que
no se admitan solicitudes de algunas personas en función de la nacionalidad o
de que procedan de un país de tránsito considerado “seguro”
Tampoco se
avanzaría hacia un acuerdo que previniera y evitara más muertes en el mar, sino
todo lo contrario, ya que las personas que quisieran migrar tendrían que optar
por rutas más peligrosas y mortales. De hecho, se impondrían más obstáculos a
las personas para acceder al procedimiento de protección internacional, como
por ejemplo nuevos controles obligatorios al llegar y la consideración (ficticia)
de que las personas “no han llegado”, aunque físicamente se encuentren en
territorio europeo. Además, se fijaría un objetivo de solicitudes que deberían
ser tramitadas de forma acelerada, lo que llevaría aparejada una merma de
garantías, como la asistencia jurídica gratuita o el derecho a información.
Igual de
preocupante es que se deje la puerta abierta a inadmitir solicitudes y retornar
a las personas en función de la nacionalidad o de que procedan de un país de
tránsito considerado “seguro” de forma totalmente discrecional. Al mismo
tiempo, se introduciría la presunción de riesgo de fuga y se pondría el foco en
evitar los movimientos secundarios con mecanismos para penalizar tanto a los
Estados miembro que “no lo impidan” como a las personas solicitantes de
protección internacional que lo pretendan. En esta línea, se aplicarían
controles y alertas de “riesgo para la seguridad nacional” poco transparentes y
sin garantías, que estigmatizarían y criminalizarían aún más a las personas
migrantes y refugiadas.
Ni siquiera estaría
a salvo de esta deriva la Directiva de Protección Temporal, una herramienta por
la cual millones de personas procedentes de Ucrania encontraron refugio en la
UE en tiempo récord y que podría ser tremendamente eficaz para dar respuesta a
futuras emergencias humanitarias que se produzcan en cualquier lugar del mundo.
Sin embargo, se podría derogar y sustituir por un mecanismo menos garantista.
No podemos seguir
consintiendo miles de muertes evitables cada año en nuestros mares
En cuanto a las
vías legales y seguras, si bien es cierto que propone un nuevo Reglamento para
un Marco de Reasentamiento de la UE, siempre sería de forma voluntaria,
mientras se incentiva la firma de acuerdos de cooperación en materia de retorno
y readmisión con terceros países.
Por eso, desde CEAR
reclamamos a la presidencia española un cambio de rumbo en las políticas
migratorias y de asilo en la UE. No podemos seguir consintiendo miles de
muertes evitables cada año en nuestros mares y en las fronteras de Europa, ni
vulneraciones derechos constantes en países que no son seguros ni para su
propia población. Es más urgente que nunca superar las políticas de blindaje de
fronteras y retroceso en la garantía de derechos que han demostrado ser un
fracaso desde los años 90. Los próximos meses de presidencia española serán
cruciales para evitar que los derechos humanos, que en su día fueron la seña de
identidad de Europa, se precipiten definitivamente por el abismo. Aún estamos a
tiempo, solo hace falta voluntad y liderazgo.
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Estrella Galán es
directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
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