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lunes, 22 de mayo de 2023

ELECCIONES: LA FARSA SUPERLATIVA.

 

ELECCIONES: LA FARSA SUPERLATIVA.

ELOY CUADRA,

escritor y activista social.

Como si del Día de la Marmota se tratara (recuerden esa célebre película donde cada día era el mismo día), volvemos otra vez a concurrir a unas elecciones, en lo que se ha convertido ya en el acto de teatralización e impostura más grande y coral de nuestros tiempos. La norma de todos los partidos es fingir, disimular, esconder, hacer creer o exagerar, según de lo que se trate en cada caso. Empieza el teatro con la imagen que se da en las campañas electorales, diseñadas cada vez más por psicólogos sociales, estilistas y expertos en marketing, en lugar de por políticos o personas realmente preocupadas por el pueblo. Así, no vemos ni un solo debate serio, ni búsqueda efectiva de consensos o propuestas realistas, centrándose básicamente en tomar al votante como un consumidor y a la campaña como un reality o cualquier otro producto televisivo, que hay que vender a toda costa presentándolo como la cosa más atractiva. Es un poco como tomar al ciudadano por tonto, así de entrada.

Luego viene la primera omisión u ocultamiento, por el que pasan todos, desde el más a la izquierda hasta el más a la derecha, hay que disimular o hacer como que no existe, el hecho de que cada año, en cada contienda electoral gane la abstención, que se aproxima peligrosamente al 50% y los suspende a todos automáticamente, pues ya no cuela eso de decir que los votantes son unos pasotas y prefirieron ir a la playa ese domingo. Ninguno de los que se presentan reparan en esta realidad, cero autocrítica, ningún partido quiere darse cuenta que a la gente mayoritariamente cada vez les repugnan más las dictaduras verticales y la forma de funcionar que tiene los partidos, manipulantes, cerradas, maniqueas, interesadas, tan poco transparentes o participativas. El segundo ocultamiento, omisión o manipulación interesada, en la que también todos están implicados, de esto tampoco se puede hablar, es de la realidad que conlleva vivir en un mundo globalizado, interconectado y dirigido, donde las decisiones importantes, las que afectan a la economía, las deciden organismos supranacionales a los que nadie vota, y mucho menos se deciden en unas elecciones autonómicas y locales. Sabiendo esto pero ocultándolo, todos los partidos tienen que hacernos creer que ellos son los que deciden y hacen las políticas, cuando en realidad casi todo viene ya cocinado, mascado y decidido desde arriba, con las reglas del capitalismo salvaje hay que jugar, y si no te gusta no juegas.

Tercer ocultamiento, no decir nada de la ley electoral, la Ley Electoral Canaria, entre las más antidemocráticas del mundo, la que lleva a que 6.000 votos de un señor de La Gomera al que echaron del PSOE por putero decidan el gobierno un año sí y el otro también. Más asuntos de los que no se habla o se disimula, el hecho de que haya un número ingente de administraciones (en Canarias por triplicado), cargos públicos y cargos de confianza elegidos a dedo con sueldos importantes. Hay que hacer ver que todo el aparato político-administrativo es necesario, aunque estemos en porcentajes muy superiores a las medias europeas, también en sueldos por cierto, como hemos visto no hace mucho en prensa (los alcaldes canarios entre los que más cobran de todo el Estado). Ya me dirán para qué sirven 70 diputados en el Parlamento si no se llega a ni un solo consenso y todo lo decide el gobierno con su mayoría, pero de esto tampoco quieren hablar, ¿cómo van a hablar si lo que todos quieren es llegar para vivir de la teta gorda?

Luego están los fingimientos, las mentiras o las exageraciones de parte. Para empezar de los que han gobernado y se vuelven a presentar, deben hacernos creer que estamos mejor que antes, que todo marcha, que son fantásticos, o son cercanos, o dignos de confianza, deben esconder que en Canarias no para de entrar dinero de todas las mafias habidas y por haber y el canario cada vez es más pobre y tiene menos sitio, no hablemos ya de vivienda, trabajo digno, alimentación, sanidad, educación, etc. Y por si con ese fingimiento solo no bastara, también hay que exagerar o amplificar lo nocivo que sería que los otros gobernaran. Muy importante para los que gobiernan o han gobernado hacer creer a la gente que son muy diferentes a los del otro bando, cuando en realidad, a modo de ejemplo, partidos como el PP o el PSOE, en el Parlamento Europeo, donde se deciden muchas cosas importantes que luego se aplican en regiones como Canarias, votan el 75% de las veces exactamente lo mismo. Del otro lado, en las oposiciones, entre los partidos que no gobiernan, la farsa, la impostura, las exageraciones y las mentiras son iguales pero en sentido contrario, nada de reseñar o reconocer que se ha hecho algo bueno por parte de los gobiernos, nada de buscar acuerdos o consensos que beneficien a los canarios, todo está fatal, es el acabose, vamos a la ruina, se hunde el país. También en este caso es muy importante hacer ver a la gente que ellos son muy diferentes, que son honrados, que lo van a hacer bien, que a ellos les preocupa el pueblo, y nos vuelven a tomar por tontos, cómo si no los conociéramos ya de sobra. También hay entre los que participan fingimientos, ocultaciones o imposturas específicas, me refiero a las que se dan entre los que se presentan a la izquierda del PSOE. Entre estas izquierdas alternativas es tabú hablar de que se presentan divididos en 1.000 confluencias y partidos, sin ningún trabajo de base que les sirva como aval, y así las cosas, dada la Ley Electoral con sus barreras difíciles de salvar y el mundo capitalista en el que vivimos, pierden antes de empezar. No importa esta realidad que los condena en el mejor de los casos a ser comparsas, de esto tampoco se puede hablar, muy al contrario, hay que venderle a la gente un supuesto entusiasmo u ola oculta, una marea silenciosa que viene y tendrá su repercusión en las elecciones, todo con tal de que el votante de las izquierdas alternativas no sienta que va a tirar el voto. Y bueno, entre toda esta montaña de fingimientos e imposturas, hay unos pocos que fingen algo menos o lo hacen tan mal que no lo pueden disimular, me refiero a los partidos de ultraderecha, alguno incluso con probabilidades de entrar con algún escaño. No sé si lo intentan mucho pero se ve a la legua todo el rencor, todo el odio y toda la regresión e involución social y cultural que encierran en sus propuestas.

Para acabar un último ocultamiento o fingimiento por el que tragan todos o casi todos, un silencio, un tabú achacable en este caso al complejo de inferioridad larvado en esta tierra por el colonialismo latente que aún vivimos. No entra en el debate de prácticamente nadie, salvo contadas excepciones, que se hable en campaña de la falta de soberanía que sufre Canarias, que está detrás de la mayoría de problemas que padece esta tierra. Lo que pasa y afecta a Canarias lo deciden casi siempre en Madrid o más allá de Madrid, pero de esto no se habla, de soberanía no se habla, de autogobierno no se habla, porque la mayoría de contendientes creen que les va a restar votos, y los pocos que sí hablan no tiene altavoz suficiente para que se les escuche, o no ha sabido explicarlo y trabajarlo en todos estos años. En resumen, con este panorama es muy difícil votar, votar tomándose todo este circo un poco en serio, pero bueno, esto es lo que hay, lo llaman democracia, pero no lo es.

 

Eloy Cuadra, escritor y activista social.

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