CHIRINGUITOS Y PAGUITAS
Jorge
Dioni escribe sobre el "entramado asociativo" creado por la derecha
para arrogarse una mayor representatividad social.
JORGE DIONI
El exministro Jaime Mayor Oreja en la cabecera de la manifestación
contra el derecho al aborto en junio de 2022. DANI DOMÍNGUEZ
El pasado 24 de enero, la Universidad Complutense de Madrid tenía previsto nombrar alumna ilustre a la presidenta de la Comunidad. Quien paga manda. Madrid es una ciudad de oportunidades en la que, si tienes contactos, puedes conseguir cualquier cosa. Por ejemplo, ser candidato a una moción de censura para presidir el Ejecutivo o aprobar media carrera de Derecho en seis meses. Quizá, una foto del expresidente del PP terminó de convencer al rector de que era una excelente idea otorgar esa distinción. Hay ofertas que no se pueden rechazar.
Ese día se dieron a
conocer algunas asociaciones universitarias, como Con la libertad o Libertad
sin ira, presentado como el movimiento universitario más grande de la Comunidad
de Madrid. El sustantivo es importante porque encaja con el lema usado por el
PP en las pasadas elecciones y, en el caso de la segunda, se trata de la
canción que simboliza el espíritu de la Transición. La presencia en los medios
de estas asociaciones ofrece la sensación de una universidad dividida entre
partidarios y detractores de la presidenta, pero con diferente papel. Los
segundos tratan de acallar autoritariamente a los primeros que resisten en
nombre de, ya saben, la libertad.
La asociación
Libertad sin ira se presenta como el movimiento universitario más grande de la
Comunidad de Madrid. El adjetivo está bien elegido porque no tiene nada que ver
con ningún elemento mensurable. El equipo más grande puede ser el Betis, el
Celta o la Cultural Leonesa. Va en gustos. También sostiene que es un think
tank, centro de pensamiento. Es algo que le permite organizar actos para
establecer contactos y, claro, recibir pasta para hacerlo. El investigador
Marcelino Madrigal dio algunos datos: 36 suscritos en un canal de Telegram,
donde hay tres fotos y un vídeo. En un año, su página de Facebook ha recibido
siete me gusta y tiene doce seguidores. El canal de YouTube tiene cuatro
vídeos, uno de ellos con Juan Lobato, y 57 suscriptores. La web tiene erratas
y, en su sección Contenido, hay seis temas y dos artículos. Es decir, cuatro
secciones donde no hay nada. Tres colaboradores firman varios artículos con el
mismo título: prueba prueba prueba. Tienen razón. Son muy grandes.
Condicionar
el debate
¿Por qué la derecha
está tan preocupada por las subvenciones, lo que llama chiringuitos y paguitas?
Por una cuestión de mercado. Si nos fijamos en los convocantes de la
manifestación contra el Gobierno de enero encontramos, por ejemplo, Foro
Libertad y Alternativa, Foro España Cívica, Unión 78, Libres e Iguales, Impulso
Ciudadano, Resiste España, Convivencia Cívica Catalana, Hablamos español, Foro
Generación 78, La España que Reúne, Dignidad y Justicia, Diálogos en Libertad,
Asociación por la Tolerancia, Foro España Hoy, Pie en Pared, De español a
español por la Constitución. Ojo, no están todos los convocantes de la
manifestación.
Esta última
asociación, además de tener una relación tortuosa con la sintaxis y el
branding, revela bien el funcionamiento de la cosa. En una de sus noticias
leemos: «En el acto intervinieron: Ignacio Buqueras y Bach, coordinador de De
Español a español por la Constitución; José Domingo, presidente de Impulso
Ciudadano; Ángel Escolano, presidente Convivencia Cívica Catalana y
vicepresidente de Cataluña Suma por España; Amalio de Marichalar, Conde de
Ripalda, coordinador de De Español a español por la Constitución; Javier
Megino, presidente de Cataluña Suma por España y vicepresidente de España y
Catalans; Chantal Moll, fundadora de Universitaris per la Convivència; y
Fernando Sanchez Costa, presidente de Societat Civil Catalana». No es lo mismo
una reunión de amigos regada con brandy que una reunión de amigos con títulos
civiles, aunque también tenga el mismo nivel de brandy. La segunda se convierte
en una representación de la sociedad civil.
entrevistas
antifascistas
El entramado
asociativo tiene varias funciones. Una de ellas es precisamente atribuirse la
representación de un grupo social y, por tanto, condicionar el debate. Por
ejemplo, se pueden tener muchas conversaciones sobre la política lingüística,
pero la que protagonicen las personas del párrafo anterior será una muy
concreta. Sobre todo, si al otro lado de la mesa están Professors per la
Llengua y Convenció per la Independència. La primera es inventada.
La polarización del
debate provoca no solo la sensación de que esa es la realidad, ya que la
asociación invita a deducir que hay asociados y, por tanto, representatividad,
sino que cualquier persona sin un criterio claro que lo mire puede verse interpelada
a decidirse entre una postura y otra. Fíjate, si no te unes, esta es la
alternativa. Tienes que posicionarte. Se transmite una situación que no existe;
pero, a base de insistir, puede acabar cobrando vida. La gente que sostiene que
algo no es verdad por más que se repita supongo que no está al tanto de la
existencia de religiones. En esencia, el ser humano crea realidad con el
lenguaje, aunque no siempre funcione. El mejor libro sobre el tema es Don
Quijote de la Mancha.
Es algo que viene
de Estados Unidos. En los 50 y 60, aparecieron en el espacio público
asociaciones estudiantiles, de mujeres o contra la segregación. Eran una voz
fuerte y nueva que no tenía una especial presencia en los medios, pero sí
destacaba por su diferencia. Rompía la hegemonía. Llamaba la atención dentro
del monopolio de la representación que tenía el varón blanco de mediana edad.
El equipo de Nixon captó el desconcierto que provocaba esa heterogeneidad con
la expresión «mayoría silenciosa». Hay grupos que se manifiestan, pero son más
los que no lo hacen. No se da voz a las mayorías. Ahí comenzó esa idea de que
la censura es que los que siempre han hablado tengan que escuchar.
La idea funcionó,
pero tenía sus límites, así que la mayoría silenciosa se concretó en, por ejemplo,
asociaciones vinculadas a la derecha religiosa y a ideas como familia. Esta
estructura puede ser muy efectiva, por ejemplo, en la elaboración de la
inestabilidad: pánicos morales o shocks de inseguridad ciudadana. Para vender
protección, hay que crear miedo. Por ejemplo, para crear un estado de opinión
que ofrezca esa sensación de crecimiento de la inseguridad, es más efectivo un
debate en el que participen Madres contra la delincuencia, Vecinos unidos por
el barrio, Asociación popular de comerciantes y Convivencia contra la
impunidad. El uso de conceptos positivos, como libertad y seguridad, es muy
importante.
Tú me das
cremita, yo te doy cremita
También hay una
parte material, el chiringuito y las paguitas. Vamos a imaginar un caso
práctico. Dos diputados del PP que se quedan fuera de las listas se juntan con
otro cargo del PSOE, desplazado por Zapatero. Los tres se juntan con tres
periodistas y, entre los seis, pueden fundar Libertad y Convivencia, Plataforma
por la Concordia y Foro Cívico Constitucional. Cada dos, una asociación. Es una
forma para que los ex políticos puedan seguir participando del debate como si
tuvieran representatividad, ya que son presidentes de esas asociaciones. Sucede
lo mismo con los periodistas, que pueden figurar como vicepresidentes y, como
editores de las revistas, intercambiar favores con otros medios.
Cada una de las
tres asociaciones recibe 10.000 euros de tres comunidades distintas, 5.000 de
tres diputaciones y otros tantos ayuntamientos. 60.000 pavos por asociación.
Eso vale para tener tarjetas de crédito de la asociación, editar revistas
trimestrales y montar unos premios. Los galardones de Libertad y Convivencia
premian al presidente de la Plataforma por la Concordia, los de la Plataforma
por la Concordia resaltan la labor del Foro Cívico Constitucional y estos
últimos destacan el infatigable compromiso de la presidencia de Libertad y
Convivencia. Entre las tres organizan anualmente el Congreso por la Concordia,
que también sirve para intercambiar favores. Tú me das cremita, yo te doy
cremita. Así funciona Madrid. El movimiento de toda esta gente es una fuente de
energía inagotable. Es la fusión fría. En la izquierda, sucede lo mismo, pero
hay que cambiar el dinero por superioridad moral. Lo importante es tener razón
y eso hace que todo sea personal. Cada cierto tiempo, un Chernóbil.
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