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viernes, 16 de diciembre de 2022

TORTURAS TRAS LOS GOLES DE MARRUECOS

 

TORTURAS TRAS LOS GOLES DE MARRUECOS

DAVID BOLLERO

El Mundial de Catar desvía la vista sobre las violaciones de DDHH que comete Marruecos en el Sáhara Occidental. - Equipe Media / FIFA

No, no todo el mundo árabe estaba anoche con Marruecos. Ni siquiera toda África. La razón es simple: el reino de Mohamed VI es una potencia invasora que, para convertirse en ello, ha arrasado con el pueblo saharaui, bombardeándolo con napalm y fósforo blanco en el pasado, y torturándolo y asesinándolo en la actualidad, esta misma semana, sin ir más lejos. Cuando los propios jugadores marroquíes cantan en el autobús de regreso de un partido "el Sáhara es mío, el Aiún son mis ojos, esta tierra me pertenece...", ¿quién con un mínimo de humanidad y decencia puede apoyar a tal equipo?

 

Mientras buena parte del mundo miraba a Catar con la miopía que les permite obviar la infamia de este mundial, otros muchos no podíamos quitar la vista de los Territorios Ocupados por Marruecos en el Sáhara Occidental. Mientras la selección de Mohamed VI alcanzaba las semifinales, la policía marroquí recrudecía su violencia contra el pueblo saharaui que malvive en esta parte del Sáhara invadido.

 

En el mismo instante que los medios de comunicación contribuyen al blanqueo de la dictadura marroquí, se presentaba ante el organismo de Procedimientos Especiales de la ONU una nueva denuncia por la detención arbitraria y tortura de diez estudiantes saharauis, seis de los cuales todavía permanecen en las cárceles marroquíes, languideciendo, con el único motivo de su activismo estudiantil.

 

Todo eso sucede en un territorio del que España sigue siendo potencia administradora; una región que pasa por ser la última colonia de África -está pendiente de descolonización- y que Marruecos invadió hace casi medio siglo con la complicidad de España y Europa. El mismo territorio que los llamados 'leones del Atlas' canturreaban que les pertenece, mientras se discrimina, se secuestra, se viola, se tortura al pueblo al que legítimamente pertenece el Sáhara Occidental, el pueblo saharaui.

 

Como hiciera con la COP27, presentando proyectos que esquilman los recursos naturales del Sáhara Occidental como si se desarrollaran en su país, Mohamed VI ha tratado de blanquear su régimen con el Mundial de Catar. En realidad, es rizar el rizo, porque normalizar una trituradora de Derechos Humanos (DDHH) como es Marruecos en otra de la misma calaña, como es Catar, es grotesco. Sin embargo, sucede y los mismos medios de comunicación que blanquean el Mundial mientras se embolsan muchas cifras de euros con la cobertura de la Copa del Mundo y 'lavan' sus conciencias deslizando una mención a los muertos o las vulneraciones de libertades, también han contribuido a blanquear a Marruecos.

 

Me revuelven las entrañas quienes dicen que hay que separar deporte y política. No dijeron lo mismo cuando la FIFA y la UEFA decidieron expulsar a Rusia del Mundial por haber hecho exactamente lo mismo que hizo Marruecos con el Sáhara Occidental. Quienes hoy disfrutan esta cita mundialista y elogian el fútbol del rival de Francia -hay quien, incluso, lo califica de 'honorable'-, seguramente pondrían el grito en el cielo si la selección rusa hubiera participado en ella. Ahórrense, por una mera cuestión de honestidad, separar ahora deporte de política.

 

El problema es que no se lo ahorrarán, sencillamente, porque la maquinaria de propaganda lleva muchos años engrasada. Cualquiera que conozca cómo funcionan los lobbies en Bruselas alucina con todo cuanto se ha montado con el llamado 'Catargate' -que fundamentalmente afecta al ala socialista, por cierto-. El modo en que circulan los billetes no dista tanto de las otras prebendas que los grupos de poder llevan décadas proporcionando en Europa para conseguir sus objetivos, con las puertas giratorias como una de sus máximas expresiones y otras aún más burdas.

 

Del mismo modo, que Marruecos esté implicada tampoco nos sorprende a quienes llevamos años viendo cómo el régimen alauita mueve sus tentáculos en España, cómo buena parte de los políticos que más han mercantilizado con las vidas del pueblo saharaui cuenta con residencias en Tánger, cobra sueldazos en organismos internacionales o se le conceden consejerías y casi embajadas... A nadie, absolutamente a nadie de los que cubrimos informaciones relacionadas con Marruecos nos sorprendió su implicación en Pegasus como tampoco nos sorprende ahora sus prácticas a lo 'Catargate'.

 

Toda esa propaganda y compra de conciencias ha logrado que se mire a sus 'leones del Atlas' con miopía, incapaces de reflexionar en que ondear la bandera palestina no tiene valor alguno cuando el EEUU de Donald Trump reconoció la autonomía del Sáhara Occidental sólo a cambio de que Marruecos reestableciera sus relaciones con otra fuerza invasora, Israel. Paralelamente, ha conseguido que ni siquiera se mire al Sáhara, a los Territorios Ocupados donde los gendarmes marroquíes masacran a la población saharaui o a los campamentos de población refugiada, donde anoche se aplaudió la victoria de Francia, pese a ser otra de las potencias cómplices de Rabat. Irán ahorca públicamente a los disidentes, Marruecos tortura y veja a puerta cerrada.

 

Tan apeado Marruecos del Mundial como de la legalidad internacional, pasará la cita deportiva y se olvidará el 'Catargate', pero el régimen de Mohamed hallará nuevas fórmulas de blanqueamiento a sumar a las que ya viene desplegando, del mismo modo que el dictador de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang hace con políticos y empresarios españoles. Y ante eso, las veces que haga falta, un grupo minúsculo, pero firme, de periodistas y un amplio movimiento solidario y de DDHH continuará denunciando las atrocidades que otros normalizan y a costa de las cuales viven a cuerpo de rey.

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