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miércoles, 14 de diciembre de 2022

EL CAMINO INVERTIDO (NARRATIVA) 7

 

EL CAMINO INVERTIDO (NARRATIVA) 7

DUNIA SANCHEZ

La urbe calla en este nocturno de luna turbia. Una mezcla de calor y frío se cruzan hasta detonar en la incertidumbre de esta oscuridad. Voy sola. El niño duerme. Con mi cabeza contando cada farola apagada. Me retiro a mi reconditez y soy ave nocturno en busca de la nada o del todo, según se mire. Me hallo en un estado de esplendor donde mi mano no busca ser tibieza de otra mano quebrada, donde mis labios no buscan besos rotos, donde mi corazón, aislado, insonorizado, vuela al alcance de su mañana, solo. No me explico el porqué, pero ahora soy desgana del amor, de esa clase de amor donde los cuerpos al unísono buscan un horizonte donde complacer sus miradas. Ahora, callo, no designo mis pasos en la búsqueda, en el florecer de una caricia. Me siento llena, así, con mis alas estropeada en la pesadez de los años.  Una ruptura que desconocen aquellos que me marchitaron, que dejaron un terreno baldío fluyendo en mi sangre. Debo volver a casa, supongo que el niño está bien pero, si despierta…si despierta y una neblina espesa le apuñala me sentiré caer. Volver a caer…’¡No¡…apresuro mi marcha en

 esta ciudad callada, amiga de mis pensamientos. Se llega a una edad en que todo es claridad, sabes donde debes ir aunque todavía cometas pequeños errores. Sabes lo que quieres aun cuando sea imposible. Sabes comportarte, aunque para unos u otros este mal, este bien. Pero te da igual. La indiferencia hacia el todo, hacia la nada es contundente y no te pueden dañar. Algunos deseos quedados en el camino y un despertar que no llegó. Simulamos alegría cuando hay agrios pesos sobre tus hombros, cuando tus piernas se columpian al son de pozos desconocidos. Y seguimos. Y sigo, ahora, en este diminuto instante donde la luna turbia me concede descanso. Abro cuidadosamente la puerta, el niño duerme. Fijo mis ojos en su letargo y un cierto orgullo se apodera de mí. Todo pasa. Todo pasará aunque nuestras espaldas estén hiladas de cicatrices. Mañana…no, no hoy, ya es madrugada lo llevaré al colegio. Oportunidad tras oportunidad hasta que la costumbre sea pieza de sus sensaciones. Todo pasa, todo pasará y lo veré si me lo permite la vida creer en el acierto de sus acciones. Por ahora lo dejaré en la libertad de sus sentimientos, de sus recuerdos y poco a poco seré batalla consumada en lo alto que puede escalar. Alcanzar la cumbre de nuestro yo, con un pequeña mochila donde lo sucio, la herida nos aconseje de que camino seguir...CONTINUARÁ

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