‘FIFA GATE’, CUANDO EL FÚTBOL SE
CONVIERTE EN DELITO
RAQUEL GARZÓN
"Don Julio se murió a tiempo" es la frase que más repiten por aquí los que saben de la cocina del fútbol, a propósito del FIFA Gate: el escándalo global desatado el 27 de mayo a partir de la denuncia y detenciones del FBI por corrupción y sobornos millonarios en la federación que dirige el deporte más practicado a nivel mundial, que ha tenido un espectacular impacto en la Argentina.
Julio era Grondona,
vicepresidente de la FIFA y presidente de la Asociación del Fútbol Argentino
(AFA), cargo que ejerció de modo ininterrumpido por más de tres décadas, desde
1979 hasta su muerte, el 20 de julio de 2014. Se hablaba de él como El Padrino
(un mote que más que cariño denota oscuridad) y según la denuncia de la Fiscal
General de los Estados Unidos, Loretta Lynch, habría estado entre los esposados
aquel día, acusado de recibir unos 15 millones de dólares del reparto de coimas
por los derechos televisivos de la Copa América, cuya edición 2015 comenzó el
jueves en Chile.
La onda expansiva
de la denuncia estadounidense tuvo un efecto dominó en la política argentina:
el miércoles, en un revés inédito para el Gobierno, las repercusiones de la
investigación sobre la FIFA llevaron a desarchivar y a aprobar, por el cambio
del voto de un auditor afín a Cristina Kirchner, un informe crítico de la
Auditoría General de la Nación (AGN) sobre los manejos del Fútbol para Todos
(FPT), la sociedad mediante la cual el Estado y AFA administran los derechos
televisivos de este deporte desde 2009.
El informe se
pregunta por el destino de 475 millones de pesos (unos 47 millones de euros),
dinero presuntamente gastado en contrataciones directas entre agosto de 2009 y
fines de 2012, periodo que involucra a los tres jefes de Gabinete de las dos
presidencias de Cristina Kirchner. Hubo además, según la AGN, 189 millones de
pesos (más de 18 millones de euros) pagados al FPT, sin que exista orden de
compra alguna.
Esa elocuente
simbiosis entre fútbol y política, de la que alguna vez hemos hablado en estas
páginas, se evidencia en detalles significativos: muchos de los que están
informando diariamente sobre el FIFA Gate en la prensa argentina son
periodistas especializados en política y no cronistas deportivos.
Por si usted estuvo
en otro planeta estos días, va un racconto. El FIFA Gate, que determinó la
renuncia de Joseph Blatter como presidente de la federación, estalló el 27 de
mayo, cuando un grupo de agentes federales estadounidenses apresó en un hotel
suizo a siete de los 14 imputados del caso. De acuerdo con la fiscal Lynch, los
imputados habrían recibido sobornos, entre otras lindezas, para influir en la elección de la sede de la Copa Mundial de
Fútbol de 2010 que se celebró en Sudáfrica. La acusación abre sospechas también
sobre la asignación de las sedes de Rusia 2018 y Qatar 2022.
La denuncia precisa
el mecanismo: la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) habría
recibido de Datisa S.A. (de la que son socios los tres argentinos imputados del
caso) 110 millones de dólares de coimas por los derechos de transmisión de
cuatro ediciones de la Copa América (2015, 2019, 2023 y la edición especial
Centenario de 2016), que se habrían repartido entre distintos responsables hoy
procesados.
Deporte de calidad
internacional, dinero fuerte y sospechas de fraude. Con esto solo bastaría para
que Netflix contratara guionistas y nos anticipara trece episodios de voltaje
infartante, pero además dos presidentes, los de Estados unidos y Brasil, han
opinado ya sobre el FIFA Gate, señalando que "un deporte que es un negocio
masivo necesita ser dirigido con integridad" (Obama) y que "se debe
investigar todas las derivaciones y todos los mundiales sin excepción"
(Dilma Rousseff).
Alejandro Burzaco,
el exCEO de Torneos, uno de los tres imputados argentinos, quien estuvo trece
días prófugo y se entregó a Interpol el miércoles en Bolzano, Italia, donde se
encuentra en prisión domiciliaria, era conocido por su relación con Julio
Grondona, gracias a la cual Torneos llegó a encargarse de organizar partidos
amistosos de la selección argentina y a explotar su imagen internacionalmente.
Burzaco quedó vinculado al Fútbol para Todos (FTP) tras la estatalización de
los derechos televisivos, cobrando por la producción de la televisación de los
partidos.
El informe de la
Auditoría General de la Nación de Argentina aprobado el miércoles incluye los
mismos contratos investigados por el FBI (entre ellos, el referido a la Copa
América) y señala que Torneos habría recibido 123 millones de pesos del Fútbol para
Todos sobre los cuales convendría tener mayores precisiones.
Los otros dos
imputados argentinos en la investigación del FBI son Hugo y Mariano Jinkins,
padre e hijo, socios de Burzaco en Datisa y propietarios de Full Play, la
empresa de marketing deportivo creada en 1998, que tiene los derechos
televisivos de la mayoría de las selecciones de Sudamérica y de algunas de la
Confederación de América del Norte, Central y el Caribe (Concacaf).
Los Jinkins están
en la Argentina (algunos medios de comunicación ironizan diciendo que cada vez
que se los cruza la Policía mira para otro lado), han solicitado el beneficio de atravesar el
proceso judicial en libertad y esperan esa decisión para definir el momento
ideal para entregarse en su país. Algo que les garantizaría ser juzgados aquí y
eludir la extradición a Estados Unidos, que sí deberá afrontar Burzaco, aunque
en calidad de testigo protegido.
Además de las
denuncias que pesan sobre ellos en los EE.UU., Burzaco y los Jinkins fueron
denunciados por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) en la Argentina por evasión
tributaria, asociación ilícita fiscal y lavado de dinero. Estas denuncias se
extienden a las empresas en las que los tres estaban vinculados.
Existía además
desde 2014 una denuncia de Graciela Ocaña, legisladora de Confianza Pública,
sobre el funcionamiento del Fútbol Para Todos, que Ocaña define como una
"enorme caja sin control", usada para la propaganda política. Según
la legisladora, más de 170 millones de pesos se habrían usado sin contrapartida
ni justificación, mediante asignaciones a productoras afines al Gobierno
(Torneos, entre ellas). Esta causa está siendo investigada por la jueza federal
María Romilda Servini de Cubría.
Por carril separado
corre el fervor de los hinchas albicelestes, que aguardan hoy el debut de su
selección de estrellas -Messi, Agüero, Tévez, Di María y siguen los nombres- en
la Copa América Chile 2015 y las expectativas que siempre despierta el fútbol
sudamericano en este certamen, el más importante del subcontinente, del que
participan diez selecciones más dos equipos invitados (Jamaica y México, este
año).
Se espera que unos
35.000 hinchas crucen la Cordillera de los Andes para acompañar a la selección
durante la copa. Fuentes de seguridad estiman que poco más de 1.000 serían
barrabravas sobre quienes pesa el derecho de admisión por incidentes violentos
anteriores, y a quienes se aspira a dejar fuera de los estadios.
Argentina juega hoy
en La Serena a las 18.30 hora local (23.30 en España), donde el grupo dirigido
por Gerardo Tata Martino enfrentará su primer partido contra Paraguay con dos
sueños: poner fin a 22 años sin el título mayor y sumar el campeonato número
15, que le permitiría equiparar los logros de Uruguay, el campeón actual del
torneo más importante del fútbol sudamericano.
“Vamos a mantener
siempre la alegría, ¿eh? Eso es la base de todo”, animaba durante el primer
entrenamiento de la selección el preparador físico Elvio Paolorosso. No es una
mala bandera.
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