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domingo, 30 de octubre de 2022

TWITTER Y META: CUANDO LOS DUEÑOS DEL TERRENO NO JUEGAN LIMPI


TWITTER Y META: CUANDO LOS DUEÑOS DEL 

TERRENO NO JUEGAN LIMPIO

IROEL SÁNCHEZ

En la batalla digital entre David y Goliat los dueños del terreno siempre acompañan a Goliat


Facebook y Twitter se confirman como un espacio

 más de dominación imperialista

Los cubanos que jugamos béisbol en la niñez sabemos el plus aprovechado por aquel muchacho que acudía con la mayor parte de los implementos sin casi nunca ser de los mejores jugadores. Aportar bate y pelota daba el derecho a seleccionar primero a los de mayores habilidades y hasta a en la discusión de una jugada apretada, amenazar con llevarse sus propiedades y dar por terminado el juego si el veredicto no le parecía justo. Sin embargo, al ser los terrenos de carácter público, sus dimensiones y reglas nunca eran parte de esa extorsión infantil.

 

Algo bien diferente sucede con las grandes empresas tecnológicas, dueñas del terreno digital, en que imponen sus reglas, aparentemente no necesitarían ir más allá para prevalecer en el “juego” del que ya extraen enormes ganancias. Sin embargo, su asociación con el State Department y los organismos militares y de seguridad estadounidenses, de lo que han aportado sustanciosas pruebas el ex analista de la National Security Agency Edward Snowden y el libro de Julian Assange Cuando Google visitó a Wikileaks, al parecer les imponen portarse con más prepotencia que los niños de bien de aquel béisbol de barrio.

 

Si a partir de la guerra en Ucrania esas plataformas expusieron su nula neutralidad, censurando, bloqueando y etiquetando de la peor manera a medios de comunicación y periodistas como “afiliados al gobierno ruso”, lo que está sucediendo en las últimas semanas en ellas con relación a Cuba, un país pequeño y pobre, muy lejos de las potencialidades militares y tecnológicas de la gigantesca Rusia, es aún más revelador: En la batalla digital entre David y Goliat los dueños del terreno siempre acompañan a Goliat.

 

Si ya antes Twitter había inhabilitado cuentas de periodistas y medios de comunicación cubanos en vísperas de una intervención del Presidente Miguel Díaz-Canel, la impunidad con que personas y entidades asentadas en Estados Unidos y España usan Instagram, Facebook, Whasapp, y el mismo Twitter, para llamados al odio y la violencia, además de para organizar y pagar abiertamente por realizar acciones terroristas en territorio cubano, revelaban una abierta complicidad de los operadores de esas redes con acciones que violan sus propias reglamentaciones, las leyes del país donde están asentados, y cuerdos internacionales, ahora se ha dado un paso más allá.

 

Desde este 24 de octubre Twitter ha marcado las cuentas en esa red de los principales medios de comunicación de Cuba como “afiliados al gobierno cubano”, en un ataque a su credibilidad y alcance, mientras que al día siguiente decenas de cuentas y grupos con una abierta postura a favor de la Revolución cubana desaparecieron de Facebook. Si Juana y su hermana actúan de modo similar hay que pensar que, o se pusieron de acuerdo, o responden a un plan de alguien de la misma familia que se los pidió.

 

Las red de medios financiados millonariamente para la guerra psicológica contra Cuba por el gobierno de Estados Unidos, sabedora de su impunidad, celebra gustosa y los voceros de ambas empresas (Meta y Twitter) callan de manera cómplice. Los “afiliados”, no al gobierno que se dan los habitantes de un país en uso soberano de derechos reconocidos universalmente, sino quienes dependen del dinero de un gobierno que paga por derrocar el de otro país, ya no sólo tienen vía libre para el odio y el terrorismo, y pueden pagar por posicionamientos que las sanciones del bloqueo económico prohíben a cualquier empresa o medio cubano, ahora gozarán la ventaja adicional del castigo de esas plataformas a sus víctimas.

 

Nada nuevo bajo el sol, ya en 2009, Hillary Clinton había revelado en una entrevista con CNN cómo pidió a Twitter posponer un mantenimiento porque esa red social era caja de resonancia de una protesta en Irán en la que según Bloomberg solo ólo una de cada 100 cuentas participantes estaba en territorio iraní, y su director de innovación en el State Department, Alec Ross, había sido expuesto por The cable, como un jugador clave en el uso de las redes digitales en los procesos de la llamada primavera árabe y en la desestabilización de Libia y Siria.

 

En el reciente xx Congreso del Partido Comunista Chino, uno de los delegados planteó que «si China no tiene su propio sistema industrial de las tecnologías de la información, es como cultivar en la tierra de otras personas”. Si eso lo dicen en una potencia económica que ha creado sus propias plataformas de redes sociales digitales, con cultura milenaria, masa crítica demográfica para un enorme mercado interno y una lengua propia, ¿qué queda para países pequeños, con una cultura joven y una lengua cuya industria cultural dominante está asentada en Miami?

 

Una vez más las alianzas entre países sometidos a la misma agresión, o que comparten idioma, cultura y aspiraciones de soberanía, para el desarrollo de medios de alcance global, conectados a plataformas alternativas, junto al fomento de un receptor crítico, parecen ser la únicas vías para que el dueño del terreno no siga decidiendo sobre las percepciones de cientos de millones de personas en un partido que puede ser mortal y, obviamente, dista de ser un juego de niños.

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