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sábado, 15 de octubre de 2022

LO QUE EL REY ESPERA

 LO QUE EL REY ESPERA

ANA PARDO DE VERA

Letizia y Felipe VI esperan en el Rolls-Royce los 50 segundos que se retrasó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.- EFE

Ya vimos venir hace tiempo lo de Vox y su protesta en el Congreso contra Pedro Sánchez por haber hecho esperar al rey y a la reina dentro de su Rolls-Royce Phantom IV durante 50 segundos, aguardando a que llegara el presidente del Gobierno ("He salido a menos cuarto, cuando me han dicho", aseguró en los corrillos de la recepción real) y los recibiera para comenzar los actos militares del 12 de Octubre, en el madrileño Paseo de la Castellana.

 

Dijo Juan Carlos Monedero una vez que "Vox es el PP con unas copas", un partido venido arriba, sin complejos y sin vergüenza en su ideología extrema, desinhibido y sin que nadie le dé un café con sal cuando derrapa, o sea, todo el tiempo. Efectivamente, Vox fue el PP y abandonó éste porque el partido liderado entonces por Mariano Rajoy le parecía a Santiago Abascal, su líder-de-momento (esa es otra historia), un blando que no hacía frente, sobre todo, al independentismo, al nacionalismo, a la amenaza contra la unidad de España y a ETA, que ya había sido derrotada en 2010, pero que habita aún en la imaginación de estos seres y los del PP.

 

Fíjense adónde llega el ridículo de esta gente defendiendo al jefe del Estado por un error de protocolo, seguro que involuntario, que la más breve anécdota hasta ahora entre Felipe VI y Sánchez me ha recordado al episodio del "¿Por qué no te callas?" que Juan Carlos I emérito dedicó al entonces presidente de la República (subrayo República) de Venezuela, Hugo Chávez, en una Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile. Doy fe, porque esta plumilla estaba allí, del terremoto que sacudió las salas que nos alojaban a todos y que se sintió hasta la imponente Cordillera de los Andes.

 

El episodio es bien conocido: ocho sufridos meses tardó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en restaurar las relaciones diplomáticas con Caracas, pasados los cuales, Juan Carlos I y Chávez se encontraron en el Palacio de Marivent (Mallorca) ... con 55 minutos de retraso, los que el presidente venezolano hizo esperar al jefe de Estado, seguro y aunque nadie lo confirmó oficialmente, como venganza por el episodio autoritario en Santiago delante de todos los jefes de Estado y de Gobierno de España y Latinoamérica.

 

Nadie rechistó sobre la espera -salvo el rey dentro de Marivent, pero tan dentro, que no le dejaron decir ni ¡mu! fuera- y todo el mundo entendió el derecho de Chávez a dar plantón al rey después del bochornoso espectáculo de ocho meses antes. ¿"Nadie"? No. Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, pidió a Chávez "respeto institucional, a España y a sus líderes institucionales" (¿?), y que dejase "presentarse a las elecciones venezolanas a partidos como el nuestro" (¿?). Menos mal que esta boutade se dijo en León y apenas tuvo eco, por cansancio o por agotamiento de la prensa.

 

Ni el rey ni la reina fueron preguntados este miércoles por la tardanza veloz del presidente del Gobierno en la recepción posterior al desfile; tampoco dijeron nada motu proprio ni lanzaron un SOS a Vox, pero el partido de ultraderecha se ha erigido en el máximo defensor de la Corona, como en su día el PP, que esta vez se limitó a unos cuantos tuits de reproche a Sánchez por parte del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y alguno más haciendo el ridículo; poca cosa, en todo caso, comparado con el esperpento de Vox en la Cámara Baja.

 

Lo que piensa Felipe VI de todo esto, lo que pensaría Juan Carlos I de las palabras de Rajoy cuando se trataba de pasar página deprisa y corriendo, es un misterio, pero podemos imaginarlo: si solo defiende a la monarquía la (ultra)derecha, utilizándola como una de sus banderitas, pulseritas o viseritas para reivindicar la unidad de España por sus huevazos (sic), ¿qué nos queda esperar ya? Imaginen, y es maravilloso...



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