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martes, 19 de julio de 2022

VARIOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO TRAGO ES LA MUERTE

 

VARIOS TRAGOS ES LA VIDA Y UN SOLO 

TRAGO ES LA MUERTE

POR MAITÉ CAMPILLO

Aquí estoy para vivir
mientras el alma me suene,
y aquí estoy para morir,
cuando la hora me llegue,
en los veneros del pueblo
desde ahora y desde siempre.
Varios tragos es la vida
y un solo trago es la muerte



Las guerras diseñadas como futuro

Seguimos víctimas de los procesos de reconversión global que tan curtidos fueron lanzados, como erosión de la humanidad, tan vitalistas por otro lado para el sistema capitalista que asienta y define, la imposición de sus métodos, sobre una sujeción absoluta en lo económico, ideológico, político y cultural como forma de vida social, basado en una cotidianidad que nos clona sin parangón en la historia universal, tras la irrupción como fantasma demoledor que brotó en pandemia a forma de canguro. Reconversión apadrinada irrumpiendo por el mundo desatinada, como ruleta defenestrando en proceso aleatorio, supeditado al enriquecimiento de las grandes farmacéuticas, como ciencia de la medicina. Maniatados y sumidos a sus intereses nos hayamos en jaque mate, sacudidos por el todo poderoso a la conquista de nuestros pasos, sobre una calle sin salida y un muro de sombras con el sable, la espada y el caballo apostando por la torre y el rey. Una estampa social francamente medieval, de un rústico rancio, sobre la que impongo el recuerdo del asesinado Padilla, ahuyentando sobre el abismo su desaliento al pensar en lo que le espera a María Pacheco. Una reconversión, en derroche del calentamiento global que nos quiere culpabilizar, como criminales siendo víctimas, pues solo ellos la ejecutan como arma masiva de exterminio, en desprecio de los frutos de la tierra, y sus bosques, sus afluentes ríos sus mares, sus paisanos y sus pastos contaminados como atravesados por el filo a dos caras de la navaja de la muerte, anunciando la explosión sobre un estallido de pandemias irreversibles. Han pasado poco más de dos años y han cambiado tanto las relaciones humanas como los cimientos que fueron asentados. Siglos tras siglo alargando el túnel sin salida sobre el pedestal de su piñata sorprendiendo, como si todo el año fuera fiesta y carnaval de la igualdad en patrón de noches y todos los días del año sin temporada baja, en un desenfreno de medidas y recortes, en alta temporada continua de subida de precios e innumerables procesos de descomposición, en aumento de violación en manada al reviente de calles y terrazas, entre asaltos a las casas floreciendo el hurto, el soborno, el ocupa mediático y desocupa en aumento insostenible, del disfrazadx de yuma o guiri que jamás se sacia de jinetear todo el año el que del cuento vive, pace y goza de ni se sabe y son miles de miles, los que gozan, ni se sabe. Ajustadxs a la tabla de salvación de Europa, esa España mucho Spain que todo lo puede y consigue, en petición oficial amansando ‘las fieras y ternerillos que se desvían del carril’ fuera de la vía pública diseñada como potencia industrial.

Mucho se machaca el ajo sin almirez y a la propia historia se la desgarra, goma en mano se la manipula ajustada al borrón y cuenta nueva porque sí, ¡podemos! convertir el agua en vino o dinamita sin complejo alguno, aunque las truchas no vengan del Igeldo ni el Gorbea ni el Amboto ni monte alguno a la vista, ni conejo ni liebre procree en la Concha ni en la playa del Sardinero ni de Las Canteras de la isleña canariona, ni entre las dunas siquiera de Fuerteventura. Pues estar está fuera de contexto histórico toda realidad actual, lo que en noticia mediática hasta el hastío machacona bombardean, dando por historia propia hasta la ajena, si acompaña a blanquear la propia macabra y repulsiva, cortando el hilo conductor de todo enfoque sociológico y político por la raíz que no favorezca. Se sigue hablando infatigablemente, buscando audiencia en las nuevas generaciones, y viejas, que no se someten, de lo malo que es luchar cuando ni fábricas ni lucha proletaria existe, y para ello, dan cuerda insaciable contra su estela ya difuminada para mejor amputarla. Les hablan de una ETA, que ni siquiera conocen, como un ejemplo bíblico vinculando todo mal a la organización independentista que irrumpió en siglo XX, en 1958, en pleno apogeo de la dictadura franquista (Euskadi Ta Askatasuna), para mejor castigar la tierra con cemento como tapadera de la cal viva a todo lo que de avance y presencia, no llegue de su mano, sino de la verdadera conciencia ajena a sus leyes amañadas, su corrupción, su libertinaje del crimen y sus monopolios bancarios monopolizando toda existencia, en derroche de guerras y revueltas como ciclones devastadores. Cacarean desde sus púlpitos, estrados y atriles los poderes fácticos, como si se tratase de pedagogía y ciencia reavivar victimas, que su propia política asumida genera, para seguir castigando y postrando todo lo desaparecido (desaparecidxs desde décadas incrustadxs), sobre un paisaje hoy estéril y carente del mínimo derecho e independencia de libertad hoy contra el paredón de las democracias, monopolizadamente belicistas, contra la izquierda que sólo la autenticidad del original la identifica. Encontrándose, dentro de un hoy, suspendida y más que difuminada diezmada y desfigurada, agitando el látigo contra su estela profunda y objetiva, que marcó el encuentro internacionalista de los abrazos tan reales como lo fue su existencia.

Elegida para el escarmiento, como ejemplo del poder ideológico sobre el dominio de masas, manipulada como piedra de toque de la acción directa, para seguir apuñalando y amputando el conjunto de la sociedad, contra todo lo que significó a forma de partido y revolución, organizaciones, comités de empresas y mineros en lucha que tanto florecieran primaveras y avances históricos entre una vanguardia empujando a la sombra de la clandestinidad. Hoy es otro el realismo patético añorado por los medios impuestos a dedo, para mejor apuñalar, su avanzada existencia e insumisa ideología proletaria, que estuvo a punto de tomar el poder y transformar el mundo, avanzando sus derechos, su libertad y su independencia del búnker opresor. Hoy son otros los abrazados coordinados que forman la hermandad del poder por la Paz, su bendición Papal, y sus Ejércitos de guerra. Pues desde la negociación política y entrega del arma principal ideológica, han pasado muchas cosas, no solo en Euskal Herria, prácticamente en todo el Estado español, en todo el mundo y en general no para bien. Cosas costosas de creer hasta para muchos militantes, que fomentó desde dentro la desaparición de la izquierda, su verdadera imagen y el sentido de su irrumpir de clase revolucionaria. Hechos costosos, por otro lado de creer, relacionados directa e indirectamente con la organización independentista hasta el cese unilateral de la lucha armada en 2011. Nadie podrá negar que eran días de lucha, política, y no de delincuencia, pero sí de mucha represión no solo contra los militantes abertzales, también contra sus familias y gente más intima en sus vidas e igualmente contra el pueblo en las calles, eventos culturales, universidades y en las casas y en los tajos, talleres y grandes fábricas hoy desaparecidas para mejor ajustar la represión ‘sobre un futuro de paz’. La acción que más repercusión internacional tuvo fue dirigida contra el presidente del gobierno de los últimos años de la dictadura. Ocurrió un 20 de noviembre de 1973 tras la última misa de Carrero Blanco volando al cielo de las nubes y de allí a la tierra, imposibilitado, para su cargo como sucesor del dictador, que precipitó una transición rápida hacia la monarquía, respaldada por la gran oligarquía bancaria en la persona de Juan Carlos Borbón, elegido por el propio caudillo como su sucesor. Una monarquía que llegó prácticamente sin patrimonio alguno, ni auxilio de su país de origen, hoy una de las dinastías más ricas del planeta.

Anochecía aquél viernes de un día veraniego merecido después de un largo invierno plagado de nubarrones, que descargaron millones de litros de agua, nieve y granizo (Y) el Cantábrico que en antojo propio brinca hoy como ayer sorpresivo en oleaje frenético, sigue fiel año tras año a los fenómenos meteorológicos que se ceban sobre sus costas, durante grises brumas y pesados meses como si una plaga cruzara el mar de Finisterre a Irún, y se quedara un buen rato en el botxo histórico de Bilbo, por donde en alguna ocasión, hubo que remar sobre el Arenal. El desborde de la ría izó la alarma, y el vómito sobre sus calles llegó a los bajos comerciales, y algunas casas de la misma altura ultimando sus aromas a porrusalda, alubias de exquisitos tropiezos, marmitako, bacalao al pil pil, merluza a la vasca y algún que otro hongo sorprendido brincando sobre las aguas. A cientos de kilómetros de distancia, el Madrid oficial estaba “preocupado”. Una maquinaria enorme de medios con toda la psicología de masas, estaba funcionando como arma ofensiva, de consecuencias imprevisibles. Euskadi Ta Askatasuna, habían secuestrado un concejal, a uno de los que tenía el

PPFraga Iribarne, en Euskadi (Y) lo nunca jamás visto ni siquiera con Carrero Blanco, la situación remolinó acontecimientos inesperados, partiendo en dos la historia en un antes y después por segunda vez tras el golpe de estado del general franquista sublevado contra la República. Desde el mismo día del secuestro las cadenas de televisión, radios, periódicos y más se volcaron en una contrarreloj arrasando parte de la sociedad al callejón mediático escaldando en estremecimiento sin dejar permanentemente de hacer llamamientos, entrevistas, reportajes y demás coordinadas innumerables como si la dictadura, en transición, estuviera en peligro agonizando entre la vida y la muerte. Era el Presidente de Gobierno, José María Aznar, y el ministro de Interior Mayor Oreja. Los psicólogos y sociólogos del gobierno trabajaban a fondo en la sombra, la ocasión era propicia, muy propicia para asentar un duro golpe ¡Había que acabar con el mito vasco! Que de muy diferente manera de intereses, ellos crean, en resplandor turístico, sobre el marco del Gernika y su árbol bombardeado, con toda la corriente de “simpatía a favor” entre los medios de una y otra frontera, como goleada sobre el pueblo del poder político en lucha contra un nacionalismo español y francés absolutista (que tan complacientes ven la independencia de Ucrania de Rusia, o la de Irlanda, del colono inglés). Donde se encontraban para el golpe mortal desde la extrema derecha hasta la llamada ‘izquierda’ de ámbito estatal parlamentaria, sindicatos entre los dos semáforos ajenos al paso del proletariado, unas veces rojos y otras amarillos al calor de la patronal naZionalista, junto a curas y obispos, militares, jueces, policías, periodistas, intelectuales, músicos, actores, gobiernos de Europa y hasta el mismo Papa dejó la biblia y se convirtió en semáforo intermitente a favor del dólar de la gran banca.

El “brujo” Mayor Oreja jugaba a lo Goebbels. Entre políticos y periodistas corrió el rumor, que el por entonces ministro de Interior, comentó a sus colaboradores: ”que esa acción de ETA le supondría al PP 300.000 votos más” (Y) tres años después de la muerte del concejal del PP saca mayoría absoluta.

Caminaba, por el Arenal de Bilbao, cuando un entrañable compañero paró su coche al vernos para comunicarme el suceso Maité, acaban de dar la noticia de que el concejal secuestrado ‘ha muerto’ la situación se va a poner fea tendrás que suspender la actuación. Poco después se empezó a respirar una atmósfera enrarecida, y aunque la gran mayoría no lo supiera, ya que los sábados se acostaba la gente tarde, aún seguía durmiendo, un efecto extraño empezó a filtrarse y caminar por las calles se masticaba en el aire. Unas sirenas irrumpieron el efecto que produjo oír la noticia y aquél silencio sepulcral más acusado a esas horas que otros domingos. Aquél domingo 13 de julio del 1997, interpretaba un monólogo en BilboRock, una sala polivalente bien rehabilitada que antiguamente fue una iglesia. La convocatoria de la representación formaba parte de un compromiso político, representaba el acto final de una marcha por la libertad que había recorrido parte de Euskal Herria, y que ese preciso domingo llegaba a Bilbo. Concretamente, se haría un acto en la plaza Nueva por la mañana, y posteriormente por la tarde como colofón, irían a presenciar “El Bataraz” en la sala BilboRock. Una obra del dramaturgo uruguayo Mauricio Rosencof, basada en las crueles torturas a que fue sometido durante 11 años de secuestro por la dictadura uruguaya. La situación social en Bilbo ese domingo, no era propicia, para representar públicamente tal obra pero acudí a la sala a la hora acordada con los técnicos. El tiempo pasa, un organizador de la marcha llega e informa, poco antes de la representación, que la concentración en la Plaza Nueva ya había sido suspendida, que hay grupos envalentonados y policía desplegada por toda la ciudad tomando las calles. Me reuní con los seguidores más íntimos que se encontraban a la espera del acto y los técnicos. La ciudad estaba plagada de carteles de la Marcha por la Libertad, donde venía la obra, y se piensa en el público ignorando todos los misterios sorpresivos, cortantes de aliento que empezaban a desatarse organizados al detalle para cortar el hipo y quedar helada, acciones y movimientos coordinados e impulsivos que estaban destinados como pilares a reafirmar el indiscutible antes y después que se imponía a la historia. Pero la hora y lugar dentro de aquella fortaleza aún no percibía la crudeza del desenlace que se estaba operando. Se decide tirar para adelante, pues de no llegar por miedo público, sería un ensayo necesario ya que las condiciones técnicas eran inmejorables para el montaje destinado a llevarse a otros países de Latinoamérica hasta finalizar en el país del autor. Aprovecharíamos aquél encuentro, pensamos, si inocentes o inconscientes con esa parte ya incondicional que se encontraba entre nosotros y finalizaríamos con una charla constructiva con los técnicos que nos habían brindado. Habíamos llegado a las cinco de la tarde, ya estábamos en el teatro para preparar un pequeño ensayo, comprobar luces y sonido. Nos comunican los trabajadores de la sala que los coches de la Ertzaintza no paran de dar vueltas sobre la manzana del teatro, que un helicóptero está sobrevolando la zona, pero que no hay orden de suspender la obra. Poco antes de las ocho de la tarde, hora de la representación, la sala aún estaba vacía… pero, al poco, empezó a llenarse incluso con lo más representativo en crítica teatral: Pedro Barea entre otros colegas, dando luz una de sus mejores críticas. Unos cincuenta jóvenes sentados en las últimas filas al terminar la obra se quedan en silencio durante unos segundos, exhaustos por el contenido y representación más sensibilizados quizá por la propia situación, finalmente se ponen en pié aplaudiendo durante más de cinco minutos. Habíamos cumplido, ellos y nosotros. No apareció la prensa ‘distinguida’, quizá pensando que no se representaría, quizá escondidos en sus propias contradicciones.

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)

 

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