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lunes, 11 de julio de 2022

MEDIOS GOLPISTAS

 

MEDIOS GOLPISTAS

CONTEXTO

 

Más periodismo

La exclusiva de Patricia López, que revela los audios de una conversación entre el excomisario Villarejo y los directivos del Grupo Planeta Antonio García Ferreras y Mauricio Casals, es la confirmación final de que el principal grupo de comunicación español ha conspirado durante años con policías, jueces y otros autodenominados periodistas para tratar de hundir la credibilidad y la carrera política de Pablo Iglesias, el líder de Podemos que consiguió convertir a su partido en una fuerza de gobierno municipal, autonómico y estatal. La noticia es impresionante porque logra justo lo contrario: hunde la credibilidad de los inventores del lema “más periodismo”, y muestra al Grupo Planeta como una corporación de medios deshonesta, paragolpista y antidemocrática, porque trató de subvertir la voluntad popular expresada en las urnas utilizando informes falsos a sabiendas, usando la mentira y la patraña como armas de desinformación masiva.

 

La publicación del bulo de las Granadinas en 2016 por el tabloide okdiario –que aseguró que el Gobierno de Maduro pagó 272.000 dólares a Iglesias en el paraíso fiscal de Granadinas– dejó a Iglesias y a Podemos en la mayor indefensión, puesto que la justicia tampoco contribuyó a reparar el daño. La jueza Gladys López Manzanares desestimó en 2017 la demanda interpuesta por Iglesias, considerando que la publicación era veraz y había sido contrastada, y condenó al líder del partido a pagar las costas.

 

El escándalo sigue al dedillo el modus operandi habitual de las cloacas, la alianza entre policías corruptos, dirigentes de partidos que ven amenazada su hegemonía, medios de comunicación sin código deontológico, y un grupo de jueces afines dispuestos a hacer política en vez de a impartir justicia. La impunidad de todos ellos es un escándalo de Estado que debe ser investigado a fondo por el Congreso de los Diputados y por la Fiscalía General, primero porque los responsables de estos desmanes siguen en sus cargos, y en segundo lugar porque esta actividad de guerra sucia implica delitos gravísimos, desde la conspiración para subvertir el voto popular a la prevaricación y la violación del derecho constitucional a la libertad de información.

 

El asunto interpela además a toda la profesión periodística, sin excepciones, y en particular a aquellos informadores progresistas que han frecuentado y se han beneficiado de su participación en las tertulias organizadas por Ferreras, a sabiendas de que el directivo de La Sexta y mano derecha de Florentino Pérez es una parte fundamental de las llamadas cloacas del estado. El caso debe hacer reflexionar también al Gobierno socialista, que sigue negando la existencia de dichas cloacas y jamás ha hecho nada para luchar contra ellas. La reunión de la fiscal general con Inda el día que Villarejo salía de la cárcel es la prueba fehaciente de que el PSOE prefiere llevarse bien y negociar con las cloacas a enfrentarse a ellas.

 

La ciudadanía merecería, al menos, un pequeño gesto del presidente del Gobierno: que abandone su costumbre de conceder entrevistas al tipo que, vendiendo “más periodismo”, ha jugado a la ruleta rusa con la credibilidad de la profesión periodística en su conjunto. La buena noticia es que, a partir de hoy, sentarse en la mesa de ese sujeto debería restar más que sumar.

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