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viernes, 17 de junio de 2022

PISOS EN LA PLAYA, PAVOS REALES Y MASTURBACIÓN DE VOX EN PLENO MERCADILLO

 

PISOS EN LA PLAYA, PAVOS REALES Y MASTURBACIÓN 

DE VOX EN PLENO MERCADILLO

¿Qué es la política, sino el arte de que, siendo cada uno hijo de su madre y de su padre, podamos cruzarnos en la cola del supermercado sin matarnos?

GERARDO TECÉ

 

Un pavo real se cuela en el acto de Por Andalucía en Dos Hermanas.

Dicen los audímetros que un millón de andaluces sintonizaron en algún momento el decisivo debate del pasado lunes en Canal Sur. Un éxito, celebra la cadena, y se felicitan por ello los candidatos, adictos a considerar éxito lo que haga falta. Sin embargo, buscando las cifras del debate de hace cuatro años, uno, que ha venido a este oficio a aguar todas las fiestas aguables, llega a la preocupante conclusión de que estas elecciones despiertan menos interés aún que aquellas en las que nada estaba en juego, salvo saber por cuántos escaños arrasaría Susana Díaz. 1.276.000 andaluces vieron el debate entonces. Si la audiencia de Canal Sur es un buen indicador y la participación en aquellas elecciones fue baja, prepárense para leer después del 19J análisis que hablen de cansancio democrático. Para que se hagan una idea, el cansancio democrático es aún más preocupante que Macarena Olona con acceso al BOJA.

Para evitar que esto pase, para evitar una desmovilización que pueda derivar en gran abstención y, a su vez, en derrota estrepitosa del socialismo andaluz, el candidato Juan Espadas ha decidido darle un impulso a la campaña electoral trayendo a Andalucía a la que probablemente sea la figura más ilusionante de la izquierda patria: Nadia Calviño. En defensa de la estrategia socialista, es importante recalcar que, durante el mitin celebrado en Málaga, en ningún momento pidió la ministra de Economía el voto para el PP o Ciudadanos, cosa que, por un lado, le honra como compañera y, por otro, la define como una profesional de la política como la copa de un pino. Me has impresionado, la felicitó Pedro Sánchez en su vuelta a Madrid.

 

En el PP andan mosqueados. Y tienen motivos. Saben que hace cuatro años el escenario final no se pareció en nada al que pronosticaban las encuestas. Es decir, saben que las encuestas no sirven para generar victorias si las victorias proyectadas no se convierten en reales en la urna. Y, en plena ola de calor, andan echando cuentas, no vaya a ser que dentro de la población electoral “personas propietarias de piso en la playa que al final no nos quitó Podemos a pesar de llegar al Gobierno de España” haya bastantes de los suyos. Feijóo, que como la ilusionante Calviño anda por el sur acompañando a Moreno Bonilla, ha contribuido a explotar la burbuja del aplastante triunfo morenista pidiéndole al PSOE que se abstenga si es cierto que no quiere ver a Vox dentro del gobierno andaluz. Que es como si un adicto a la cocaína le pide a la Xunta de Galicia que la regale si no quiere que Marcial Dorado la venda.

 

En un acto en Dos Hermanas hubo foto de familia de los seis partidos que componen la coalición Por Andalucía

 

Yolanda Díaz y Alberto Garzón también se han pasado por Andalucía en ese tramo final de campaña que hay que rellenar entre el debate y la votación. En un acto en Dos Hermanas, tierra que vio renacer al Pedro Sánchez que recorría España con su coche, hubo foto de familia de los seis partidos que componen la coalición Por Andalucía. Con anécdota. En medio del mitin se subió al escenario un pavo real que pasaba por allí. O pavo republicano, según quiera verse, bromeaba un asistente consciente de que el optimismo es de lo poco que aún es gratis a pesar de la inflación del pesimismo reinante entre la izquierda.

 

Macarena Olona, dimitida de declaraciones públicas tras pinchar de nuevo en el segundo debate, ha centrado lo que queda de campaña en hacer lo que sabe, que no es precisamente hablar de Andalucía, sino mentir sin ningún tipo de pudor. Mientras paseaba por un mercadillo, un espontáneo la abordó asegurándole –ay, Macarena– ser militante del PP de toda la vida y rompiendo ante ella su carnet, porque había decidido pasarse a Vox. Ella, estupefacta, sólo supo responder fundiéndose con el espontáneo y español en un abrazo grabado y difundido por el partido verde moco –un saludo a Nieves Concostrina–. Horas después supimos que el tipo era militante de Vox desde 2019 y que todo aquello, como la propia candidatura de Olona, era una pantomima. O, dicho en términos de debate en Canal Sur, una masturbación. Los votantes de ultraderecha, cabreados por el engaño, han manifestado en redes sociales su absoluta indignación y… es broma. Mensajes de ánimo a Macarena y esperanza de que la próxima saldrá mejor, es cuestión de ir perfeccionando la indecencia.

 

En mitad de esta era de la política basura, una escena humana reconforta. Juan Marín (Ciudadanos), con callos en las manos de hacer torrijas y repartirlas por la calle tras su sonado éxito titulado “Señora Olona, ¿usted sabe hacer Torrijas?”, decidió descansar un rato en la cocina y acercarse a los micrófonos de una emisora nacional donde no se cortó a la hora de expresar su admiración hacia Teresa Rodríguez –es una luchadora que cree en lo que hace– y confesar su buena amistad con Kichi, alcalde de Cádiz. En medio de tanta impostura y política canalla nunca sobra resaltar estas cosas. Porque, ¿qué es la política, sino el arte de que, siendo cada uno hijo de su madre y su padre, podamos cruzarnos en la cola del supermercado sin matarnos? Como lo llamaría Olona, que viva la dictadura progre del poder llevarse bien con el diferente

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