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lunes, 27 de junio de 2022

LA VALLA

 

LA VALLA

JOSU AIZPURUA

No es frontera es una valla. Pero ante ella mueren niños y jóvenes negros que huyen de la miseria que el hombre blanco ha colocado en sus naciones. Pescadores desde siempre, han visto como frente a sus costas, grandes barcos industriales esquilman la pesca y los dejan inermes, sin su oficio tradicional, sin su forma de vida, rota la cadena familiar.

Y los más jóvenes y decididos, abandonan su casa y salen hacia Europa, el lugar que creen idílico, y en tránsito dramático, sufren la afrenta del esclavo del siglo XXI, hasta que llegan frente a la costa europea donde los hacina el hombre blanco en un Marruecos que el Sultán Dictador, negro como ellos, pero traidor a su raza, los ha acumulado para su propio beneficio.

Los jóvenes negros solo piensan en salarios para que los suyos frente a la orilla sin peces, reciban sus dineros que salve de la miseria y la hambruna a sus familias que ya no tienen medios de subsistir en este siglo XXI.

Pero el poderoso hombre blanco, de nuevo los estafó; aquello no es Europa.

Aquello es un trozo de su tierra africana, robado por la colonización española, que ni la OTAN defiende, pero que Sánchez y el Sultán, negocian manteniendo la falacia de “tierra española”. La consecuencia para el negro será el impedimento de su sueño, de su necesidad, de la supervivencia de sus familias.

Aquello no es Schengen, sigue siendo áfrica, y quedan atrapados a ambos lados de Ceuta como mercancía entre los dos tahúres que mantienen la histórica mentira que ellos hoy han pagado con su vida.

Jóvenes negros emprendedores, trabajadores de uniforme, se enfrentan en una raya inexistente para que los oligarcas hispanos sigan negando la colonización africana y mantengan su mito de Unidad española. ¿Es posible que mentira tal haga morir a estas gentes por esa idea falsa?

Sánchez ha manchado el PSOE, el de Iglesias, con una negociación infame y sobre su conciencia caen hoy los cadáveres de negros y gendarmes, los que sean, y la afrenta de Bermúdez manteniendo un Carnaval, ignorante de la tragedia vecina.

Bailan en Santa Cruz; mueren en Ceuta. Algún día; todos llorarán.

La ministra Irene ¿tiene vara sobre las mujeres porteadoras de Ceuta? Nunca la oí decir nada sobre ello, aunque entiendo que son mujeres negras y africanas. Allí se ejercía un contrabando tolerado por ambas autoridades que fomentan la inexistente “raya”, la frontera que permite el contrabando. Yo allí he sentido pena y dolor ante el espectáculo de mujeres con cargas de animales para trapichear una miseria, todo ello “controlado” por uniformados.

La colonización es baldón del pasado, pero en Ceuta y Melilla; es presente. Hay muchos responsables por ello, los más por su silencio sucursalista, los menos por su beneficio contrabandista, pero la mayoría por su negativa a pensar, a ver, a solidarizarse contra la injusticia.

Sahara, Canarias, Ceuta, Melilla: stop a la Colonización.

¡Que pena sólo poder escribir contra esa lacra colonial hispana!

 

 

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