LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA) 18
DUNIA SANCHEZ
Las dos de la mañana y las manillas del reloj de pared se retuercen, se hacen lentas, se estancan en un no querer avanzar. Me asomo a la ventana. El océano rayado con tintes plateados de una luna que aun se avista. Suena una música dese mi aparato. Una música moviendo todos mis sentidos en mi admiración con esa mar en calma, callada. Una música que dice de la pena humana, de la extinción de la amistad con el corazón a cambio de un esqueleto de imágenes repletas hacia la fama. Un éxito acurrucado en gentes humildes, en gentes donde la palabra es amor, es sinceridad, es honestidad. Así somos, volamos
donde el yo se abulte de
tal manera que eclipsa a todo lo que esta detrás. Y nos creemos únicos, eso pienso,
desbaratando a quien te dio la mano. Y
todo queda como pasado, un pasado enterrado en hormigón. No importa, todo se
entorna como esa mar en calma, callada. Un océano que ahora se queja en su
silencio. Un quejido recóndito donde su tumba no tiene nombre. Lo miro, ahora
que son las dos de la mañana y sospecho que el tiene algo que ver con las rosas
secas que están en mi sillón. Un mar con una coraza de plásticos y basura que
no deja ver su profundidad. Pero calla y calla. Su vida se hace como este planeta
donde habita más corta de lo normal. El calentamiento global supone muchos
quebrantos, muchos desastres, muchas emigraciones donde podamos respirar y
adaptarnos. Y los que pueden fenecerán. Sí, morirán en el exterminio por la
desfachatez humana. Levanto un poco la vista y miro el firmamento, tranquilo.
Somos nosotros con nuestras convulsiones terroríficas los que rompemos todo lo
natural, toda la naturaleza. La madre tierra llora y no se porqué en estos
momentos lo presiento. Un temblor me hace muda y tengo la sensación de lo que
está mal, de lo que se ha hecho mal. No hay vuelta atrás. Dormir con lo que nos
viene encima, calmos, equilibrados. Aprender de los pasos mal dados. Aferrarse
a la vida como si fuéramos pardelas capturadas por el zumbido de las olas.
Vamos, venimos. Venimos, vamos y la historia se repite, entra en un bucle
difícil de paliar. Nos disfrazamos de cierta benevolencia…de cierta
benevolencia letal. Pero este mundo es variopinto a la vez. Un mestizaje
gobernando su diversidad. Eso es bueno. Me enamoro de las maravillas de este
planeta. Me enamoro del realce de la igualdad. Me enamoro de las batallas
inconclusas en mi destino. Me enamoro de la conversación emanada de cada
esfera. Me enamoro de lo inconformes ante la atrocidad. Me enamora de la
integración de los océanos como aliento de belleza. Las ballenas cantan. Cantan
y cantan en la escalada al equilibrio, a la armonía
de las horas. Son las dos, una luna hace rayas en el océano...CONTINUARÁ
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