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lunes, 16 de mayo de 2022

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA)6

 

LA DANZA DE LA OSCURIDAD(NARRATIVA)6

DUNIA SANCHEZ

La lluvia, la lluvia parte final de una escena para embriagarnos con otra quizás, más esplendida, quizás más acogedora. El sol, el sol despliega sus alas doradas en el cielo y toma posición como protagonista de las horas venideras. Cierro el libro y con la vitalidad de esos rayos solares me asomo a la ventana. Y todo cambia, como la vida. Y todo se transforma con otra perspectiva. Me gusta ese reino donde la luz siembra optimismo, una gustosa gana de salir y ser inyectada por sus alfileres tibios. Nos quitamos la mascara y lucimos nuestros, nuestras manos. La madre tierra nos infla de ganas de dar un paseo, por ejemplo. Nos auxilia en ciertos momentos como yo en esta soledad sonora. Mis pisadas retumban por estas paredes, estas paredes de donde nacen flores y quedan a oscuras almas desconocida. La verdad que el edificio es viejo. Qué habrá pasado dentro de él o qué hubo pasado en este pedazo de terreno que se edificó. 

Voces de muertos se elevan en sus pilares, supongo. Voces que quedan perpetuamente ancladas en cada fragmento de este edificio.  Y sus almas vienen, vienen con el quejido de un aviso. Me visto. Miro la flor que ha brotado la pared, una flor negra. Una flor donde el luto por el dolor me achica, me altera, me desmoraliza en el sentido de la duda. Salgo de la casa, bajo escaleras y ya en la calle todo se mueve en la dirección de la vida. Camino y camino, llego hasta un parque próximo, por las horas tempranas que son aun no hay nadie. Me gusta su callar. Me gusta cuando su sendero de tierra abatida esta aislado. En un banco sentada escucho el murmullo de una fuente, la miro. Miro el movimiento ondulado de su caída repetitiva. Una cierta confianza se adueña de mí. Una cierta tranquilidad se abrocha en mi pecho.  Y esta fuente para mi es un jardín encantado, un jardín donde mis ojos lucen su monótona melodía. Es tan perfecto su afán de continuar que me estimula, me hace caer en la admiración de algo tan simple, una fuente. Y beber de ella, aunque esté prohibido. Y beber de ella hasta la saciedad. Y las horas son fugaces, son un cierto estornudo que ronda la huida, la calma. Me levanto, el sol se eleva más y más hasta llegar a su punto más alto. Ya empiezan a escucharse pisadas de la jornada y yo me voy. Me voy devorando cada nota de esa fuente. Se queda en mi…CONTINUARÁ

 

 

7

 

Silencio. Entro en casa. Huele al café de antes. Vuelo a una rosa negra que ha agrietado la pared levemente. Embelesada la miro y mis ojos se desenvuelven en las ánimas del pasado. Algún dolor se incrusto en este edificio, alguna pena vaga en sus pilares, en su compostura, en su verticalidad. De pronto un grito. Silencio. Un grito y silencio. Silencio y un grito que suena como una voz grave de las entrañas de este piso. Ahí, donde ha brotado una rosa negra. Presiento que me piden algo. Y ese algo ¿qué es? Cierro los ojos y una muerte barrunta mis carnes, mis piernas. Una muerte injusta, una muerte innecesaria. Mis sentidos se pierden la búsqueda de la verdad y no la haya. Ojos clavados en una rosa negra, una rosa negra sin espinas. Cantos fúnebres sobrevuelan mi mente pero no logro alcanzar el por qué. La acaricio, es tersa y la vez quemante, doliente. Quito mi mano sobre ella en un sobresalto y mi mente discurre en imágenes confusas, oscurecidas en su verdad. Algo paso hace año…muchos años. Silencio, un tremor sacude mis piernas, mis manos. Intento tocarla de nuevo, un sudor agudo discurre por mi frente, por mi espalda. El sudor del sufrimiento. Tiemblo. Silencio. Un grito sórdido explosiona en mis sienes. Se cae un pétalo de la rosa negra cuando mis dedos la toca, la siente y es como si una vida se hubiese ido, indefenso, en el martirio. Y siento como si algo me intentará asfixiar. Corro a trompicones hasta la cocina, bebo agua. El sudor de la frente, el sudor de la espalda se va. Y con los ojos escarchados de impotencia miro el agua que corre por el grifo de la cocina. Es como la fuente monótona, sereno, continuo. Cierro el grifo, me estrego los ojos y voy otra vez donde la rosa negra agrieta la pared. El pétalo caído ha desaparecido, es lo primero que me fijo y después la miro a ella como si me estuviera hechizando y la veo entera. Sí, entera como si fuera intocable, como si su secreto fuera prohibida frontera que se ha de cruzar ¿ Y qué es lo prohibido y lo permitido? Siempre que exista el respeto, la honestidad, lo verdadero, lo natural mientras no se daña a nadie debe ser lo permitido. Y lo prohibido, el porqué de esta prohibición, algo que no debemos saber, algo que se esconde de forma tórrida bajo las brumas de la oscuridad sea bueno o malo. Silencio. Un grito y toco sutilmente la rosa negra y no logro entender de la yema de mi dedo mana una gota de sangre, mana la verdad. Una verdad confusa o que han querido llevarla a la confusión. Escucho el grito agudo en mis sienes, me tambaleo y me distancio en busca de una silla. Me siento frente al espejo de mi habitación. Mi piel figura pálida, envejecida, decaída por poco tiempo solo, el transcurso en la observación de la rosa negra que agrieta la pared del pasillo. Silencio….CONTINUARÁ

 

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