MOLOTOV
JOSU AIZPURUA
Viacheslav
Mijáilovich Mólotov, “culo de piedra”, que usó el alias de Mólotov (martillo),
fue un líder bolchevique, burócrata de traje y corbata, protegido de Stalin y
enemigo de Kruschef que lo expulso de la cúpula, y que nada tiene que ver con
el famoso coctel.
Parece ser que, en
la guerra de invierno en 1932, los finlandeses recibían bombas rusas y con
humor decían que ellos ponían el coctel, al arrojarlo sobre los tanques rusos.
Era el coctel molotov, en respuesta a las bombas que opinaban eran regalos de
Molotov.
He oído a algún militar (gracias) opinar con prudencia, de la cual yo carezco, sobre la inadecuación de los cocteles molotov en la invasión de Ukrania. Efectivamente.
El coctel molotov,
es un arma incendiaria y efectista, apropiada para guerrilla urbana, y así
empleada por los grupos alzados antifranquistas, y que en las calles de Bilbao
daban gran resultado pues la ropa y calzado de los “grises” se incendiaba
fácilmente al menor contacto.
En la guerra del
36, la “bronca” como la llamaban mis superiores de aquellas batallas, perdidas,
se lanzaban los cocteles contra los tanques facciosos, que ardían y obligaban a
abandonar el interior. Pero eran tanques, como el que llevaba Juanines en
Levante, que en cuanto disparaba seguido se calentaba la plancha de apoyo y te
abrasaba. Había que esperar a que se enfriara para volver a disparar.
Pero hoy día, los
tanques y los militares van pertrechados con cierres anti-molotov.
Un tanque ruso o
ukrano están estancos al exterior y anti-inflamables. Lo mismo el uniforme de
combatiente de primera línea.
Cuando un heroico
nacionalista se apresta molotov en mano a su lanzamiento, es visible por la
llama de la mecha de la botella, con lo que se convierte en blanco fácil para
las miras del AK 74. Es una acción suicida e inválida.
Si la guerra se
pacta y surge resistencia armada, el molotov en su condición incendiaria si es
válido para acciones de ataque a recintos inflamables, pero eso aún no ha sucedido
en Ukrania y es muy difícil que suceda si la negociación es respetable.
Por ello y como lo
dicen los que saben de ello, la consigna de Zelensky con los molotov es una nueva
felonía que busca sangre y heroísmo para que Europa y Otan les resuelvan su absurda
pretensión de oponerse al ejército ruso sin efectivos.
No manden más armas
a Zelensky, manden comida y fármacos, y gentes de diplomacia ágil, el mantener
la resistencia no beneficia al Pueblo ukrano, si no a estrategias OTAN que
buscan la ruina de Putin sobre cadáveres ukranos.
Negocien bien y
manden recursos humanos a Ukrania y llévense a Hollywood a Zelensky.
No solo las vidas ukranas son inaceptables; las lágrimas de los niños y ancianos son delito de lesa humanidad. Stop.
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