UN DISCUTIDO VOTO PARA UNA REFORMA INDISCUTIBLE
JOSÉ ANTONIO MARTÍN PALLÍN
Comisionado español de la Comisión Internacional
de Juristas (Ginebra). Abogado.
El diputado de
Compromís, Joan Baldoví, conversa con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, durante
el pleno del Congreso de los Diputados que debate y vota la convalidación de la
reforma laboral.- EFE/Juan Carlos Hidalgo
En la sesión parlamentaria del pasado día 3 de Febrero, se sometió a votación la convalidación del texto del Real Decreto-ley 32/2021, del 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral, la garantía de la estabilidad en el empleo y la transformación del mercado de trabajo. Entre otras medidas, modifica el Estatuto de los Trabajadores y potencia el mecanismo denominado RED de flexibilidad y estabilización del empleo. Publicado en el BOE, había entrado en vigor el 31 de diciembre de 2021 y su vigencia se mantiene en el momento presente.
Está precedido por
una amplísima Exposición de Motivos, cuyo análisis crítico dejo en manos de los especialistas. Lo que más
me interesa, desde el punto de vista político, es que se trata de un texto
consensuado por la CEOE, los Sindicatos y el Gobierno, con el visto bueno de la
Unión Europea. Todo puede ser discutido, pero resulta irrefutable que nos
encontramos ante unas normas reguladoras del mercado laboral que, por primera
en vez nuestro periplo democrático, son el producto de un debate entre los
agentes sociales y el Gobierno. Esta singularidad, en mi opinión, debió ser un
factor a valorar por todos los componentes de los Grupos Parlamentarios
representados en el Congreso de los Diputados.
No es explicable la
postura del Partido Popular ante una norma que deja, prácticamente intacta, la
Reforma de Rajoy, realizada manu militari, y aporta ventajas para los
trabajadores con el beneplácito de la patronal. Por otro lado se trata de una
medida que indudablemente puede ser un factor que contribuya a la paz social.
Será interesante comprobar si esta postura incidirá negativamente en sus
opciones electorales en los comicios autonómicos que se celebraran el próximo 13 de Febrero en
Castilla y León. También resulta difícilmente comprensible que una norma de
estas características merezca el rechazo rotundo, es decir un no, de partidos
que se sitúan en el marco de la izquierda e
incluso otros, como el PNV, de innegable tradición democrática.
La sesión
parlamentaria se convirtió en un espectáculo digno de ser dirigido por el
maestro Alfred Hitchcock o por cualquier
otro especialista en el género del suspense. La misma Presidenta del Congreso
de los Diputados contribuyó a elevar la tensión declarando que quedaba derogado
el Decreto Ley para a renglón seguido, rectificar y proclamar que los servicios
de la Cámara le comunican que el Decreto-Ley
ha sido convalidado.
Qué es lo que había
sucedido. El Diputado del Partido Popular por Cáceres, Alberto Casero, alegando
una gastroenteritis aguda, solicitó a la Mesa del Congreso utilizar el sistema
de voto telemático, previsto en el artículo 82 del Reglamento del Congreso de
los Diputados para los casos de embarazo, maternidad, paternidad o enfermedad
grave. Invocó esta última circunstancia y todo indica que completó todos los
pasos previstos por el sistema informático para validar el voto. Al parecer se
le cruzaron los cables o los algoritmos y en la casilla donde tenía que poner
no, colocó un sí. Tuvo oportunidad de corregir su voto pero insistió en el
error y su decisión se convirtió en irreversible, según la abrumadora práctica
parlamentaria seguida por la Mesa del Congreso, en innumerables ocasiones
semejantes. No creo que sea posible otra interpretación alternativa.
El Diputado Alberto
Casero, en el uso legítimo de sus derechos parlamentarios, tiene abiertas todas
las posibilidades de acudir al Tribunal Constitucional solicitando que le
ampare ante lo que considera una vulneración de su derecho fundamental al voto,
contemplado en el artículo 23.2 de la Constitución. Cuestión distinta es si le
asiste la razón. En todo caso será el Tribunal Constitucional el que tendrá que
pronunciarse sobre la viabilidad de su pretensión.
Se plantea también
la posibilidad de que el Grupo Parlamentario Popular esté legitimado para
interponer, en su nombre, recurso de amparo. A pesar de los precedentes
considero que carece de interés legítimo ya que no se le ha vulnerado ningún
derecho fundamental. Todos sus componentes han podido exteriorizar sus
argumentos y sus discrepancias. Se daría la circunstancia absolutamente
contradictoria de que la vulneración de un derecho personal e intransferible,
como han evidenciado los dos parlamentarios navarros, votando en contra de la
decisión del partido al que pertenecen, pudiese ser esgrimido, en conjunto, por
un Grupo parlamentario que ha disfrutado de absoluta libertad para decidir el
sentido de su voto. El Diputado Casero ha ejercitado su derecho en la forma
prevista por el Reglamento de la Cámara para el voto telemático y solamente a
él le afecta la decisión de la Presidenta y de la Mesa del
Congreso.
Como era de
esperar, inmediatamente se han traído a colación anteriores decisiones del
Tribunal Constitucional, sobre denegación de voto en sede parlamentaria que
nada tienen que ver con lo sucedido el pasado 3 de Febrero. Se trata de la
sentencia de 18 de Diciembre de 2006 (Publicada
en el BOE de 25 de Enero de 2007) dictada con ocasión de lo ocurrido en el Parlamento Vasco el 28 de diciembre de
2004. La sentencia del TC aborda el caso
de una parlamentaria del Grupo
Socialista que, en la votación de los Presupuestos, cuando se disponía a
apretar el botón del no, comprobó que el
sistema electrónico no funcionaba por lo que hizo ostensibles gestos, tanto al
portavoz de su Grupo como al Presidente de la Cámara para advertirles del problema.
Pasado el tiempo concedido para votar electrónicamente, la Presidencia y la
Mesa consideraron que no había ejercitado su derecho al voto por lo que no fue
computado.
Ante su petición de
Amparo, el Tribunal Constitucional concluye terminantemente que la decisión de
la Presidencia del Parlamento vasco, negándole la posibilidad de votar, sin
duda alguna ha vulnerado el derecho de la parlamentaria al ejercicio de sus
funciones en condiciones de igualdad reconocido en el artículo 23.2 de la
Constitución Española por lo que el Recurso de Amparo debe ser acogido. Se
elude la cuestión de la repetición de la votación (no se aclara si en su
totalidad o exclusivamente del voto de
la parlamentaria) porque cuando se dicta la sentencia ya había concluido la
legislatura por lo que era imposible la repetición.
En medio de este
debate exclusivamente constitucional, han surgido aportaciones verdaderamente
estrafalarias sobre las posibles consecuencias jurídicas de la decisión de la
Presidenta y de la Mesa del Congreso. La Diputada del partido VOX, Macarena Olona,
Abogada del Estado, ha manifestado que la decisión de la Presidenta es
constitutiva de un delito de prevaricación. El Cuerpo de Abogados del Estado
tiene un merecido prestigio, pero la Sra. Olona lo está comprometiendo, al
demostrar que carece de los más elementales y rudimentarios conocimientos del
derecho penal. La prevaricación es un
delito contra la Administración Pública y no creo que, en su fervor punitivo,
se le ocurra sostener que el Parlamento forma parte de la Administración
pública como si se tratase de un negociado administrativo. Las decisiones de la Presidencia y de la Mesa
del Congreso pueden ser acertadas o desacertadas, pero están amparadas por la inviolabilidad del
Parlamento y al margen, por supuesto, del Derecho Penal. Si alguien mantiene
esta tesis en la Cámara de los Comunes, acusando de prevaricador al Speaker, en
función de la decisión que se pueda tomar en relación con Boris Johnson,
suscitaría la hilaridad de sus colegas.
El Presidente del
Partido Popular Pablo Casado que aspira legítimamente a presidir el Gobierno de
mi país, se apunta a la tesis prevaricadora.
Parece que están seguros que los jueces le van a dar la razón. Para
animar la fiesta y el aquelarre jurídico, un Juzgado de Instrucción de Madrid
ha tomado en consideración la denuncia de un Abogado que pasaba por la Plaza
Castilla, acusando a la Presidenta del Congreso de haber cometido un delito
informático. ¡Hagan juego señores! que esto no ha hecho más que empezar.
Pero volviendo a lo
sucedido en la sesión parlamentaria del pasado 3 de febrero, el Gobierno
planteaba, como opción preferente, su convalidación sin más trámites, mientras
otros grupos parlamentarios que sostienen el Gobierno de coalición e incluso el
PP y VOX, en el caso de que se convalidase, exigían su tramitación como
proyecto de ley. Por una serie de circunstancias diversas, partidos políticos
tan antagónicos como ERC y BILDU, por un lado y PP y Vox por otro, coincidían
en negar el sí a una reforma laboral que, según todos los especialistas en derecho
laboral, supone un avance en los
derechos de los trabajadores. Es cierto que existían determinados
condicionamientos, como la exigencia de la patronal de no modificar una coma
del acuerdo adoptado. Semejante postura cuestionaban la soberanía de un órgano
parlamentario lo que, lógicamente, suscitó el rechazo de diversos grupos.
Mantener el
equilibrio en una situación tan conflictiva y decantarse por una determinada
opción, después de realizar una ponderación de los intereses en juego, me
parece una actitud positiva y digna de elogio. Lo ha demostrado el Diputado
Joan Baldoví, de Compromís, al explicar, desde la Tribuna de oradores, su voto
afirmativo. Reconoce las razones de la mayoría de los partidos que sostienen al
Gobierno para votar no, pero esgrime un argumento que me parece difícilmente
rebatible: "Hoy no termina la legislatura, hoy empieza un nuevo período de
sesiones. Tengamos la habilidad de aprovecharlo".
El espectáculo que
hemos vivido, incluida la repentina presencia en el hemiciclo del diputado
enfermo, no es digno de una democracia consolidada. El Portavoz del Grupo
Parlamentario de Unidas Podemos, ha comparado, metafóricamente, lo
sucedido con la rotura de un jarrón. Me
ha traído a la memoria, la obra teatral El cántaro roto de Heinrich von
Kleist. Si dedicamos los esfuerzos en la
búsqueda del autor, desperdiciaremos, en vano, energías que es preferible dedicar a otras
tareas. Como dijo Baldoví, la
legislatura continúa y en mi opinión, puede funcionar perfectamente sin la
necesidad de accesorios ornamentales inútiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario