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jueves, 10 de febrero de 2022

B R U M A. por José Rivero Vivas

 

B R U M A

Fragmento de

Sol de Sálgora

 

José Rivero Vivas

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José Rivero Vivas

SOL DE SÁLGORA – Obra: NL.18 (a.92)  - Novela –

Ilustración de la cubierta: Detalle, La torre roja de Halle.

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

(ISBN: 978-84-16404-28-5)  D.L. TF- 213 – 2015 –

Ediciones IDEA, Islas Canarias. (Año 2015)

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José Rivero Vivas

BRUMA

Sol de Sálgora

(Fragmento:

Cap. 4; págs. 28-34)

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        Acacio se lamenta constante acerca de un grave problema que tuvo, al cual no cesa de referirse, aunque nunca esclarece su naturaleza ni el grado de afectación que lo atribula.

          Así, en el desarreglo de su causa triste, Acacio fue a residir en calle La Bondad, ciudad de Sálgora, no lejos de su puerto, de primer orden, en el que hubo de trabajar como aguador.

          Nos quedamos secos, decía compungido, por causa de este loco deseo de prender fuego a las rocas, ya que no quedan bosques sobre la faz de la tierra. ¿Qué hacer ahora? ¿Adónde vamos con la mala nueva?

Comprendemos que el agua es infinitamente necesaria; no obstante, observamos que, inmersos en ella, prácticamente anegados, que es la sensación que nos domina, después de años soportando la llovizna y la neblina, el buen humor se acaba, o se esfuma, se irrita el genio, desaparece la cordura; nos acucia la amargura, rebosamos melancolía y nos invade la tristeza. Gritamos, entonces, cuando de conversación se trata, y queremos ahogar nuestras penas en una jarra de cerveza. Es cuanto ocurre, al menos a quienes hemos nacido en países de luz, de temperatura benigna e inclusive envueltos en cierto grado de gratificante calor, y, por imponderables del destino, nos vemos obligados a residir en zonas poco amables, como ocurre en este lugar de mi domicilio.

          En calle La Bondad no existen vecinos dispuestos a cumplimentar la norma impuesta por los servicios urbanísticos de Sálgora, que tratan de reducir el caos global aludiendo a simple desertización del medio en área próxima al municipio, arropado tras la vara del alcalde, quien promociona impasible el acorde final que concluye con el cierre de la Rosa de los Vientos.

No se trata de un fracaso, como de seguro han supuesto ustedes. No es tampoco una frustración, porque nada más lejos de la intención de su autor que buscar similitudes con la moda preponderante en la actualidad. Por ello, me anticipo al presentador con el fin de hacerle entender su error al considerar que mi escrito no es válido, por cuanto se aleja de la pauta marcada por quienes son primeros en este deambular por las letras del universo, de la nación, de la región, de la provincia, del país y aun del lugar que hoy ocupamos, sin virtud ni oposición, sin examen ni cualificación que nos faculte para el desarrollo de esta actividad, altamente estimada, y, sin embargo, entorpecida en su curso por falta de espacio, libertad de movimientos y sincera aceptación de su envoltura y concepto en estancia de variada tonalidad y plural modo de su diversa escala.

-La preparé el otro día y no he vuelto a utilizarla.

-¿Qué haces hoy?

-Nada.

-Lo siento por los tres.

Cifras enteras establecen nuevo marco de negociación entre las partes en litigio; de modo que, los accesos naturales quedan obstaculizados por el ingrediente hallado luego de las pruebas realizadas esta misma noche, con motivo del experimento llevado a efecto al caer la tarde.

Puesto que la operación ha sido practicada sin los instrumentos quirúrgicos adecuados, el paciente se ha visto en la necesidad de colaborar con el cirujano, lo que ha sido posible gracias a la mascarilla usada para soportar los humos del director del hospital, que a buen seguro está todavía haciendo la digestión de la barbacoa hecha en el jardín de su casa, soto llano y sencillo, plantado de chopos y encinas alrededor, guardando la hermosa siembra que crece pujante en el centro de la huerta.

La expectativa, sin embargo, no aparenta ser grata; el caso es que el infante no desea sino partir, surcar los mares y cruzar el espacio rumbo a una constelación por él imaginada. Su sueño es prefabricado, como en almacén de muebles económicos y caros, modernos y de época; durmió profundo, la noche del domingo, hasta que de pronto se despertó: secuencias de la película, vista por la mañana, se le aparecieron en la oscuridad del cuarto, colmando su alma de inaudito terror. Gritar era imposible; podría despertar a sus padres, que acudirían solícitos en su auxilio, prodigándole mimo y consuelo. Así que, hubo de callar y perseverar en su torturador silencio.

Los exámenes de fin de curso serán distintos a las anteriores pruebas de capacitación; ello lo lleva a estudiar cada día más, aunque le parece ridículo, pues, desecha libros que nunca se le ocurrió abrir, pese a que la proyección del filme no fue apropiada ni mucho menos elegida entre las cintas presentadas a premio cinematográfico.

*

          Ahora toca leer el expediente de Barbato, su otro hermano, quien suele multiplicar por mil el dinero que hace en el comercio del agua. Este hombre piensa de su negocio que, si gusta, bien; si no, lo lamenta, pero no se arrepiente de amasar su ganancia. Es consciente de que su acción se valora por cuestión de simpatía, como en el arte, que depende de la atracción que genere su autor, tanto como en el deporte depende del ardor que muestre el campeón.

Acacio, por su parte, se exime de hacer comentario al respecto. Sabe que este análisis de su hermano Barbato es erróneo, tanto si es objetivo y sereno, cuanto si se halla teñido de eufemismo y primor.

De aquí que el expediente esté precisado de ser de nuevo elaborado, valiéndose de letra granada, con caligrafía elegante y clara, de modo que pueda ser leída por cualquiera que tenga interés en descifrar el intríngulis del escrito, llevado que será a la estampa para distraer el tiempo de quien se encuentre abrumado por el ocio.

Pero, vayamos por partes en este comentario, en absoluto crítico, que arriesgo ante un público, sin duda, entendido, ilustre, docto y sabio. En literatura no es cuestión de parecerse a..., de seguir por... ni de refugiarse en..., sea obra, autor o simplemente moda impuesta a través de la publicidad que una editorial ha propagado para éxito de su programa, lanzado con fuerza a los cuatro vientos; así, el autor percibe, en el mercado, pingües beneficios, lo cual reafirma la valía de su obra, que pasa a ser considerada básica en el concierto nacional, cuya extrapolación futura logrará su implantación allende nuestras fronteras, lo que mañana la convertirá en símbolo y orgullo de consagrada creatividad. Es la finalidad de este acto, el objeto de esta escena, la meta de este producirse en comedia, tratando de fortificar la postura del privilegiado, del favorecido por el establishement cultural, para quien la crítica aboga por el apoyo que proporciona al petauthor de turno. Así me lo dijo aquel galés, que se pasaba el día girando en Oxford Circus, mientras gritaba: I am the best. Intrigado por su actitud, le pregunté por qué reivindicaba su ser    único. El individuo me miró extrañado por mi nulo conocimiento de la causa por la cual se comportaba de la suerte; suspiró paciente, esgrimió ante mis ojos una cuartilla llena de versos y, resignado, musitó: No llego a escribir como mi paisano Dylan.

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José Rivero Vivas

BRUMA

Sol de Sálgora

(Fragmento:

Cap. 4; págs. 28-34)

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José Rivero Vivas

SOL DE SÁLGORA – Obra: NL.18 (a.92)  - Novela –

Ilustración de la cubierta:Detalle, La torre roja de Halle.

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

(ISBN: 978-84-16404-28-5)  D.L. TF- 213 – 2015 –

Ediciones IDEA, Islas Canarias. (Año 2015)

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Tenerife

Islas Canarias

Febrero de 2022

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