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martes, 18 de enero de 2022

ILUSIÓN REFERENCIAL DE LA HISTORIA

 

ILUSIÓN REFERENCIAL DE LA HISTORIA

Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.

La historia desde la perspectiva de los oprimidos, es el relato de una suma de derrotas, previsibles por cierto, en este milenio, donde los medios de comunicación falaz, bajo la sombra del Mercado financiero global mafioso, dan visibilidad a títeres, que conforman el 'teatro paradojal' que conforma el escenario de la denominada realidad...

Sujetos-objetos, dispuestos a cambiar el disfraz para invertir lugares y posiciones en el siniestro espectáculo que nos ofrecen a diario el intercambio de identidades de estas marionetas de la historia fraguada.

 

Cuándo los verdaderos y trascendentes actores de la Historia son expulsados de la misma o la padecen como anagnórisis o rememoración, pueden entrever a contraluz el funcionamiento oculto de la máquina polifacética que desplaza los linajes paternos y permuta la cadena onomástica del régimen de la historia.

 

El excluido narra entonces la trama de fracasos y traiciones en un registro cómico o trágico: es un yo histrión que se mira en la escena de la historia como un turista o extranjero.

 

Porque han salido de la historia, estos expulsados de la misma por decreto no escrito, pueden autor representar la escena, decir un trozo de verdad, pues visitar la historia como un turista es ir a ver una composición de lugares. Un itinerario siempre móvil y cambiante que va de un tiempo de 'gloria' a uno de 'prueba': un pasaje de la historia pública a la historia privada.

 

Cuando el vector tiempo cambia su orientación en el instate epifánico del peligro, los actores reconocen la trama topo elocutiva de la historia que transforma los anclajes de los sujetos interlocutores de la historia.

 

Hasta finales del pasado siglo, parecía existir una suerte de consenso en cuanto a que a esta relación era directa: la historiografía podía dar cuenta de lo real mediante el relato objetivo de los hechos desnudos, en antípodas a la historia triunfalista e incuestionable, que de inmediato debería ser desplazada por una historia cargada de fracasos, mentiras y traiciones, ocultados y eliminados por los adalides del fraude y lo falaz.

 

Hechos y personajes idealizados por la historia oficial, deben ser desmitificados, descentralizados y expuestos en todo el esplendor de sus miserias, que llevaron a la humanidad esclava a persistir en asimilarse a las prácticas indecorosas que proponen los poderes fácticos.

 

Pero en los últimos decenios la historiografía misma se ha encargado de poner en duda este acuerdo denunciando la "ilusión referencial" y generando otros modos de hacer historia, desde la periferia, evadiendo el núcleo que convocaría al interés de construir historia.

 

En el escenario de la sociedad del espectáculo de la historia Argentina, en que se debaten las diferentes representaciones de la “realidad”, ya sea en utopía o distopía, ya es poco probable reconocerse en la misma como actor pues uno se convirtió en espectador del drama de esta tierra, que presenta la apertura de un abismo entre quienes piensan que viven, sobreviven y quienes dictan sobre el mundo, o piensan actuar sobre él. Todo lo que deba ser hecho será efectivizado, sin espacio para la comprobación cierta de nada.

 

Todavía queda tiempo para asistir al entierro de los muertos recientes, no habrá tiempo, puesto que los muertos serán dejados allí mismo donde caen y peor para aquel que derrame alguna lágrima, y será historia... Se impone la economía de mercado, a la legislación vigente en el planeta ignorante globalizado, sin historia, que admite que un portentoso ricachón deportista se eleve como campeón de la libertad para pocos y las mayorías soporten un exilio permaneciendo en un estadio de parias de este milenio.

 

Toda nuestra vida se extiende en una ininterrumpida, que arranca de la nada cada día. Un nuevo mundo está saliendo del huevo y a pesar de lo muy rápido que escriba, el viejo mundo no muere con suficiente rapidez… todos están alertas, la expansión del virus de la ignorancia, provoca una tensión delirante... y no visualizo salida alguna en este mundo donde todo se materializa, cotiza en bolsa de valores.

 

Imperio de la bestialidad, donde se eleva la especulación como valor, como nos dice un personaje psicopático, que no deja de hacer campaña con contradicciones fundamentales, que atentan a nuestra libertad, patrimonio de la humanidad.

 

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