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sábado, 22 de enero de 2022

EN ECO DE TU VOZ

 

EN ECO DE TU VOZ

POR MAITÉ CAMPILLO

Hay entendimiento hoy entre intelectuales… revolucionarios?

Voces de voz en voz

¡Vienen. Vienen. Vienen!

¿Quién viene?

(Soldados junto a una cuadrilla de delincuentes y maleantes con antorchas encendidas): Por orden de don Diego Almagro abandonen estas tierras ahora mismo.

¿De esta manera tan vil?

Lo exigen los compromisos.

¿Qué Compromisos?

Por conceptos de utilidad y reservas.

¡Bien aprendida la lección! ¿Y dónde vamos a vivir?

Capitán: Es Chile parte sur de gran longuera.

Taita: Los gringos continúan manteniendo el control de nuestras riquezas y el Estado chileno, junto con los Diegos Almagros, los ampara, señalando a los soldados “¡Viva la institucionalidad democrática!”, responden cabreadas las gentes inquietas. Taita: ¡Hermanos, aún tenemos patria! ¡¡En pie de guerra!!

Capitán: Tenemos preparación especial pa`l desalojo.

Remolino de voces ofendidas: ¡Desahucio muy miserable!

Capitán: Cinco minutos pa` recoger sus cachivaches y largarse.

Nueva protesta: ¿Y si no nos vamos?

Larguita: No sería aconsejable, responde el cabecilla de maleantes y delincuentes.

Taita: Las viñas de don Diego Almagro de don Diego Almagro son. Y más viñas. Todas de don Diego Almagro, de sus parientes, hermanos, cuñados y primos.

Un papanatas: ¡Tanta plata!

Taita: ¡Y tanto poder! Pero tú, Larguita, ¿también te incluyeron en la herencia? ¿Vale mucho caudal este compromiso? ¿Por cuánto te has vendido, miserable?

Larguita: No hay más que darle vuelta, ¡cúmplase lo que está dicho!

Delincuentes y maleantes ladinos como ratones: ¿Fuego?

Larguita: ¡¡Fuego!!

Hay entendimiento hoy entre intelectuales… revolucionarios? Claro que primero tendríamos que saber si dichos elementos existen como para confrontarlos pues no abundan en exceso. Dijo unx desalmadx <<que curar es mejor que prevenir>> y no a la inversa por lo que se ganó mi antipatía de tener que reír ‘su humor’ como entendimiento intelectual, ya que creer, no creo que los cantos de sirena formen parte de investigación científica alguna, mucho menos cuarentena tras cuarentenas, toques de queda y pasaportes Covid entre otras órdenes degenerando el concepto de pandemia; estuve estas navidades en aeropuertos de esos que llega muuucha gente de toda Europa, y ni a mi ni a nadie se nos ha pedido ningún tipo de documento ni a la entrada ni salida (ni en el lugar de alojamiento) que abalase prevención alguna ¡Claro que quien tergiversó el dicho lo hizo con una ciencia…! Salvo que confundir, más grave engañar sacando de contexto las cosas, en sí sea una ciencia política “humorística”, y hasta posiblemente lo sea, ¿como el fuego de los soldados y sus aliados ladinos ratones maleantes y delincuentes bajo el mando del capitán? [Obra (basada en Chile, La Simona, escrita por el más grande dramaturgo cubano Eugenio Hernández Espinosa], o bajo el arma útil del parlamentarismo de las democracias para minar el optimismo saludable, que en colectivo, sería perjudicial para la estabilidad gubernamental dada la amplia gama en ella existente de protagonistas del chiste. Pensando en la dramaturgia me quedo con los intelectuales como la cubana investigadora y ensayista Inés María Martiatu la que dijo: «Esta obra de verdadera épica latinoamericana está muy a tono con los tiempos que vivimos: un despertar indudable del continente». Y sobre la misma, me quedo con lo que dijo el actor Mario Balmaseda que, aludiendo al movimiento de sus personajes, dice, nos deja un recuerdo «quizás del mejor Valle Inclán». Pensando en la historia contemporánea –política– me puso en un aprieto por lo que me pregunté, “¿seré negacionista?”, y me preocupé pues mi salud me importa, no soy yo de seguir campañas mediáticas que surgen de súbito como un misterio introduciéndose a cada paso en tu vida como solución al enigma. Lo cierto es que hay palabras que se mediatizan y, ¡zumba!, se posan en el oído a cada momento y lugar pesadas ellas como un mosquito rondando tu sueño a la espera del mordisqueo que relamer tu sangre espera ¡Jamás he oído el NO soy “negacionista” como en pandemia ñoooo si revolución fuera!. Inquieta me puse a bucear y recordé a otro grandioso escritor cubano, Alejo Carpentier, maestro del optimismo al que suelo recurrir pues sus enseñanzas mantienen mi mente fresca. Me ha hecho recordar que un simple cuadro estadístico, un simple informe económico, incluso un humilde artículo como diría él nos ofrece lecciones de historia contemporánea mucho más útiles que las especulaciones de los pensadores <<de cámara>>. Y es que el abuso de poder de los pensadores que se ponen a opinar de forma humorística según el color del cristal con que miran, sobre el destino, el presente y el futuro pongamos de América (incluso de Europa, por qué no) para, ignorando los fundamentos científicos del socialismo <<tiránico>> poder olvidar que sólo una lección decididamente revolucionaria podía librarnos de los males que venimos arrastrando desde la conquista en cuanto América, y desde el día que ¡Europa, una!, instala a sus anchas al demoledor neoliberalismo en manos del imperio norteamericano.

¿Sería negacionista pensar que el humor de dichos pensadores <<de cámara>>, no es saludable para la salud social sino indigesto y rancio costoso de digerir? La alegría contraria a su defensa contra la miseria y los miserables vuelve en boga del negacionismo, de este lado del continente europeo, al verles tan rurales ellos entre vaquearías y ecologismo en campaña electoral entorno al optimismo con su ansiosa alegría futurista sobre el campo rural que imponen los unos sobre los otros, en pretensión de impresionar nuestro intelecto a retrotraerse frente <<a la inteligencia de los pensadores>> forzando a reír y aplaudir, y hasta agradecer lo que uno no calza bajo sus pies ni siente en su pensamiento, sino lo que en riqueza en lucha y cultura popular debería existir para poder llamar patrimonio y no arte rufián en reflejo de lo fangoso. ¿Sería igual su comportamiento en campaña electoral, si no nos tuviesen unos y otros maniatados, amordazados como suspendidos en el aire, si los pueblos y tierras de labranza hubieran seguido fieles a su instinto de clase revolucionario negándose a abandonar la tierra imponiendo la reforma agraria, y no la sumisión a los falsos dirigentes políticos, enfangados en el poder insidioso de casta capitalista? Basta recordar apenas unas décadas atrás la convocatoria realizada en Medina Sidonia, en apoyo a la plataforma de lucha por las reivindicaciones inmediatas de los parados donde quinientos jornaleros denunciaron la política de colaboración del alcalde, del PSOE, dando pruebas fehacientes de su total incapacidad

(promonárquica) para resolver los problemas de los jornaleros. Aquellas denuncias mostraron una gran madurez política contra la farsa por parte de los trabajadores agrícolas y campesinos pobres sin tierra que comienzan a dirigir sus luchas, no sólo contra los caciques y terratenientes contra la propia UCD, y también, contra los partidos colaboracionistas particularmente PCE y PSOE, que hicieron lo imposible por mantener y apuntalar el poder de los monopolios y de la reacción en el campo. Denuncias que pusieron de manifiesto que la demagogia y falaces promesas de unos y otros, comenzaran aparecer agravándose hacia nuestros días con toda su crudeza hasta hacerles desparecer del mapa agrícola. Aquellos sectores avanzados de campesinos pobres y jornaleros, estorbaban, no favorecían la ‘España’ preparada para extinguirse en Europa, democrática y despersonalizada en garras del Pentágono, vinculada a sus planes expansionistas. A los campesinos pobres y jornaleros había que pararles los pies, el eco de su voz se expandía, comenzaban a ligar sus luchas reivindicativas concretas a la lucha por cambiar el marco colaboracionista del continuísmo monárquico, en un futuro republicano, que pudiera verdaderamente abrir perspectivas de clase a sus intereses y aspiraciones. El pueblo gaditano de Medina Sidonia, una vez más; a escasos días antes de la celebración del llamado ‘referéndum autonomista’, unos 500 jornaleros puño en alto ensalzaban a golpe de consigna y trinchera gritos de `Viva la República y ‘España’ mañana será republicana´ mientras la reacción organizaba como hoy campañas de referéndum y elecciones fabricando constituciones elaborando leyes y más leyes (Sólo en lo que se refería al campo se tenían por delante la perspectiva de imposición d` 14 nuevas leyes agrarias).

De seguro el escritor Alejo Carpentier como el gran revolucionario intuitivo y polémico dramaturgo E.H. Espinosa, actor, director y autor de grandes obras como Calixta comité, La pupila negra, María Antonia, Mi socio Manolo, La Simona y tantas piezas en las que llega vital a nuestros días, no solo para dar voz sobre los escenarios al negro (prieto, o prieta) en sus modos de pensar y de actuar reflejado en su Teatro Caribeño de Cuba, en su definida escritura de alcance popular que enaltece y prestigia como el que más la cultura cubana; junto con Alejo, responderían como verdaderos revolucionarios, se unirían a todas y todos los que piensan en el verdadero porvenir de Latinoamérica, Asia, África, y el mundo, así hablen portugués, inglés, ruso, francés, maya, creole o quechua reforzando la unidad con todas y todos los que nos entendemos con los verdaderos intelectuales que existieron: Pablo de la Torriente Brau y cientos más como él y Nicolás Guillén, o en la revolución de octubre, y el intento que de revolución tuvo octubre en Asturies, con los que siguen identificando Cuba no con el imperio ni capitalismo sino con lo que de ¡26! significó un mundo posible, del mismo modo nos entenderíamos muy bien con intelectuales de la República de 1936 y Frente Popular que hubo decenas y decenas a cual más espectacular tanto en mujeres como en hombres, (Pero veamos lo que ocurrió aquella tarde rojiza de la obra de Eugenio tras la orden de, ¡fuego!). Los soldados se ensañan con la población. Heridos y algunos muertos. La Cuadrilla de Maleantes y Delincuentes con su “líder” al frente, Larguita, comienza a quemar las casas del poblado. Todo arde. Las Gentes a pie y en carretas inician la partida. Detrás las casas y parte de sus pertenencias se desmoronan consumidas por el fuego. Taita, mirando con desolación cómo las llamas devoran los caseríos: Los terremotos que asolan con frecuencia no vienen del centro de la tierra, sino de la casa presidencial. Algún día seremos nosotros y no los volcanes los que haremos erupción. La Simona: Perdimos la herencia vara por vara, ¿eh, compadrito? ¡Malhaya suerte!. Taita: El satanás caníbal que puebla los horizontes. La Simona: Don Diego almagro y sus huestes. Taita, mirándola: ¿Sangre?. La Simona: De dimes y diretes. Quien anda en la calle se ahoga en estos males. Donde llueve y no gotea se van pasando los años, pero donde llueve y gotea se anda con gran apuro. En posición a mi opuesta están esos pobres vivientes. La pasan peor, creo. Los sacan de sus covachas con azotes, sin entender el asunto, les queman todas sus cosas. Y cual penitentes, a andar por este viaje caminos de sol y lluvia. Qué ostenta la perra vida con estos pobres vivientes?.

Me pone en un aprieto hoy la vulgaridad extrema en que se encubre la impotencia ideológica, la falta de conciencia, e incapacidad intelectual alumbrando y encubriendo cantos de sirena, como un todo en pretensión se convierte en fósforo mortecino inútil de la risa frente al hornillo, cuando el cuerpo grita hambriento y la revolución te llama a extraer la esencia de la ciencia que te reafirma cuantos más conocimientos sin necesidad de reír la insensatez “humorística”, como si se tratara de una ciencia contra el estrés que encubre la pena, y en esto, no hay culpables que paguen por ello. Apuesto por la firmeza y seguridad que da defender la alegría como un derecho de optimismo previniendo de lo inútil tanto como de la pasividad del reír y poner la otra mejilla al mismo tiempo. Pero ya ven, la verdad no come en mesa del arte como ciencia; aburre, y aleja, el saber que el humor está en manos de quien peor lo usa. No triunfa, el o la gran profesional protagonista y eje de tus días si no causa risa ni sigue la inercia. Soy de las que apuestan que vivir el momento es vivir el brillo de tus sentimientos más íntimos; aletear sin frustración viento a favor de ellos es dar un paso adelante, hacia la emancipación de liberarse sin complejo de todo lo mediático y del alquitrán químico del qué dirán, los más íntimos colegas que en lo más intimo, nunca se van a implicar sin pantalla sensacionalista que lo acredite. Vaya mi recuerdo vía directa a dos de las últimas grandes actrices tan diversas una de la otra, tan propias, tan especiales en el más amplio sentido de la palabra humana como lo fueron las entrañables: Verónica Forqué, y Terele Pávez inolvidable para la historia de los escenarios su ‘Madre Caballo’, versión de Madre coraje de Bertolt Brecht con estreno en el Gran Teatro Falla de Cádiz, una producción del Centro Andaluz de Teatro; dos mujeres, dos grandes actrices, dos escalofriantes ejemplos de manipulación mediática de sus últimos días. Que no te conviertan en público pasivo del humor político siglo veintiuno, todo tiene su huella de clase y también su incultura, cuando te vulgariza globalizándote en sus propias heces envileciendo como ser humano mientras otros aplauden. Vivir el momento es ir más allá del placebo que te imposibilita, hipnotizando a aceptar lo inaceptable y aplaudir su disco rallado como irreversible, para contener la propia saliva deslizándose entre los labios ‘muertos de risa’. Vivir el momento no es vivir una idiosincrasia que te desnaturaliza como mujer, como ser humano, como cultura propia, es negarte a ver el teatro y cine donde el ochenta % de sus películas y obras parecieran parte de un todo como pueblos incultos sin sustancia alguna. No somos ese ser que no crece; no somos lo que ellos de nosotros reflejan, somos un río revuelto, no somos el crimen. No somos lxs terroristas; que ellos aluden para mejor lavar las manos de los crímenes de estado, de todos los que sus leyes consienten. No somos lo que mediatizan; que no nos globalicen en sus heces entre las aguas residuales, no somos pueblos solidarios como corderos por un mundo interclasista, en redobles al son del tambor bélico. Somos pueblos con identidad y dignidad propia, que utilizan como reserva a su antojo, que ni organizan ni deciden ni derecho siquiera a rechazar ladrones que le gobiernan tiene. Pregunto en deseo de aclararme a mi misma, ¿es el NO– negacionismo de hoy acaso un manifiesto de insumisión?. Y, la sumisión, es en general en su más profundo estado de embriaguez ideológica, ¿pacifista?. Insisto me preocupa el saber para tomar conciencia: ¿Qué es hoy fortalecer democracias –¿insumisión? o negacionismo del socialismo <<tiránico>>?. Sería pues una negacionista antidemócrata quien grite: Ni bases ni tropas OTAN, ni campos de tiro ni exterminio de ríos tiñendo de sangre sus aguas cristalinas, ¿lo sería acusando por igual a quién refuerza este sistema aclamándose de izquierdas, habría que salvar para no ser acusado de, a quién busca la paz social “ignorando” la lucha de clases? Nuestro insistir, en giro a los que luchan en el mundo, nada tiene que ver con el negacionismo y menos con la sumisión; está en hacer que el tren no se detenga, gire y gire hacia la revolución (Pero volvamos a la obra La Simona del maestro cubano E. H. Espinosa con textos de Violeta Parra).

(Taita): No encontrarás mi nombre incrustado en piedras preciosas ni en mármoles y alabastros, ni en finos y lucientes adjetivos predilectos. Más no sería imposible encontrarle en este olmo que crece ni en este roble que muere, ni en esta encina de púrpura teñido. Ni en las guijas y pizarras de la arena ensangrentada, ni en las rosas ni en las clavelinas y azahares. Ah, mira el viento escondido en las montañas y verás mi nombre envuelto con acierto. Preciso y seguro. Filo agudo, sin lascivo aliento. ¡Ah! Al son del golpe avieso te diré mi nombre. Te traeré a la memoria lo que dejó el olvido: Apenas me cubría con pieles de guanaco; mi casa-choza de paja y barro; piedras y troncos de árboles mi asiento. ¡Oh, hermana! Mi corazón era semejante al trino de las aves, a las sonoras y claras aguas de una cascada. No sentía temor ni tristezas. ¡Semejante al brillo de millones de soles y de lunas era mi alegría! Con arpegios de armas, banderas, blasones y penachos llegaron a nuestras costas galeones coloniales. Desembarcaron extraños hombres a caballo: Encomendaderos ávidos de poder y riquezas. Bárbaros con pundonor y arrogancia. Con fasto y pompa a pífano y trompa la codicia. Oculto el corazón con férreas armaduras los dioses del Olimpo poblaron nuestros bosques de ninfas y sátiros, de ondinas y egipanes. Traían el poder necesario para trocar la risa en llanto. No escapé del error de este mundo. Me hicieron guerra a sangre y fuego. En 1903 fui aplastado sangrientamente en la huelga de los portuarios en Valparaíso; en 1906 en la de salitreras y ferroviarios en Antofagasta; en 1907 en Iquique; en 1912 en Puerto Arenas; en 1920 en San Gregorio (…).

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)

 

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