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sábado, 13 de noviembre de 2021

VERSOS DE LA FE, PROSA DEL DINERO

 

VERSOS DE LA FE, PROSA DEL DINERO

POR IÑAKI URDANIBIA

 

«El Estado es un perro hipócrita[…]

la Iglesia, es una especie de Estado

y es la más mentirosa»

                                Friedrich Nietzsche, Así hablaba Zaratustra

 Vaya por delante que estoy convencido de que Ángel Munárriz (Cortes de la Frontera, Málaga, 1980) tiene reservado un lugar de privilegio en el infierno; allá en las zonas más calentitas. Cómo es posible meterse de esta manera en los negocios de Dios, guiados por sus funcionarios terrenales, demasiado terrenales, encima con datos y cifras apabullantes, por medio de los que quedan desveladas las trampas, la avaricia, las mentiras, el victimismo de la sucursal hispana del estado imperial y monopolista vaticano; actitudes nada evangélicas si en cuenta se tienen algunas de las aseveraciones atribuidas al hombre/dios del que se reclaman. Me conformaré con las referencias recogidas en Lucas 9, 57-58; Mateo 8, 18-20: «Los zorros tienen madrigueras y nidos las aves del cielo; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza», o aquellas palabras recogidas en Mateo 7:15-20 , en la que se expresa con contundencia que: «Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones», y por no abusar recordaré aquella prescripción de «Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios», presente en Mateo. 22:21, Marcos 12:17, y Lucas 20:24, que el autor del libro, en la página 147, lo presenta como un dicho popular.


Me estoy refriendo al libro del nombrado Ángel Munárriz, «Iglesia S.A. Dinero y poder de la multinacional vaticana en España», editado por Akal. El libro es contundente e inapelable ya que el autor no habla por hablar sino que recurre a noticias de prensa, a un certero repaso histórico, a cuentas presentadas por diferentes organismos (la Iglesia es reacia a hacerlo), a textos legales, a números y porcentajes relacionados con las declaraciones de Hacienda, etc., mostrando con absoluta nitidez que la Iglesia, encabezada por la Conferencia Episcopal y epígonos, trata de mantener sus privilegios, con el fin de sobrevivir con holgura, imponer sus criterios morales y otros, interfiriendo en el terreno de la política, en un intento de mantener la apabullante presencia e influencia que tuvo durante los años de descarado nacionalcatolicismo. El texto avanza analizando las redes elaboradas por la Iglesia, como potente y omnipresente grupo de presión, en diferentes terrenos guiándose por Mammón, más que por cualquier ejemplo de pobreza y humildad.

 

Varios son los frentes abarcados por el exhaustivo análisis, subrayando aquellas esferas que son fundamentales en el comportamiento eclesiástico por ampliar su eco, su presencia, sus finanzas: la pizarra juega un papel fundamental, con el dinero de los contribuyentes, creyentes o no, que va a parar a las escuelas concertadas, y sus exigencias desmedidas hasta el desmadre, presentándolas, falazmente, como un derecho de los padres a elegir la enseñanza que quieren para sus hijos, y digo falazmente ya que nadie les impide que eduquen a sus hijos como les rote, pero que lo paguen. La huella del catolicismo no reside únicamente en la privada y las concertadas sino que se infiltra en los centros públicos con la presencia de profesores nombrados por los obispos y pagados por el Estado, corriendo la selección del profesorado a cargo de la jerarquía eclesiástica, atendiendo a criterios morales, de su moral, haciendo que quienes a ello se dediquen sean personas de conducta intachable (léase que no sean homosexuales, que estén casados como es debido, no con divorciados o divorciadas…).

 

Si lo anterior no fuera suficiente, los ingresos de la Iglesia, y sucursales en forma de ONGs y otras yerbas, los dineros recogidos por medio de la declaración de la renta, no son moco de pavo, ya que al 0,7%, se ha de añadir otro 0,7% recogido por la labor social en diferentes organizaciones, de modo y manera que recauda por dos vías, con el mayor inri todavía de que el número de quienes declaran en la casilla de la Iglesia sirve para hallar un porcentaje que implica que sea pagado con el dinero de todos. Ángel Munárriz desmonta las falacias de los medios eclesiásticos acerca de su pretendida autofinanciación, el dinero recaudado entre sus fieles, al igual que el dinero, que dicen, dedicado a la caridad, a las obras sociales, en especial vía Cáritas. Con las cifras al apoyo, se puede ver que tales afirmaciones son mentiras podridas, ya que el dinero dedicado a esos menesteres son peccata minuta comparado con el dinero dedicado al mantenimiento de la estructura eclesial.

 

Otro de los medios para obtener dineros son las visitas guiadas a diferentes lugares de culto, los ejemplos de la mezquita de Córdoba o las organizadas en la catedral de Toledo, son de las que claman al celestial cielo: en el primer caso, es un descarado acto de latrocinio al tiempo que de desesperada falsificación de la historia, en el segundo, es de no creer ya que las visitas a las que se alude van acompañadas de un piscolabis de lujo que es degustado con la música de un concierto ad hoc, cobrándose para ello un pastizal. Otros casos en los que la billetera toma el puesto de mando por encima de cualquier consideración pretendidamente evangélica, son presentados con pelos y señales y con palabras justificadoras de diferentes jerarcas católicos. La simonía al orden del día y los mercaderes del Templo en vez de ser expulsados, acogidos con los brazos abiertos…en especial si apoquinan, y sabido es que quien lo hace es porque no pertenece al rebaño de los pobres.

 

Mas no queda ahí la cosa ya que la última embestida por parte de la Iglesia ha sido la masiva inmatriculación de iglesias, ermitas, tierras, parques, tiendas… propiedad que le ha sido usurpada a los diferentes pueblos. Más llamativo todavía resulta el que haya comercios, tiendas, almacenes cuya dedicación nada tiene que ver, desde luego, con fines sagrados; la aclaración de tal asunto se desvela al ver que son locales que la Iglesia alquila a particulares con lo que, ella se desentiende de la dedicación de tales establecimientos que no de sus beneficios. El escandaloso escándalo se amplía hasta límites de verdadero escándaloXXL, si en cuenta se tiene la exención de la Iglesia a la hora de pagar el IBI…bula que se extiende a sus locales y espacios arrendados aunque se dediquen a vender, pongamos por caso, condones o jamones….todo sea AMGD.

 

Me quedo corto, pero es que todo lo que dice el libro no es posible resumirlo en pocas líneas, ya que Munárriz revisa la historia de España, el concordato con la Santa Sede, retocado en diferentes ocasiones mas siempre manteniendo las ventajas para el emporio de dios. Obviamente, hay diferencias dependiendo de los gobiernos sucesivos a partir de la denominada transición: bajo el gobierno de UCD o del PP, el olor a incienso aumenta de manera exponencial, lo que no quita para que los gobiernos dichos socialistas hayan mantenido los privilegios de la Iglesia, limitándose a algunas declaraciones prometiendo que esto se va a acabar, que esto no puede seguir así…pero la vida sigue igual, o parecida con los acuerdos, de 1976 y 1979, que sustituyen el Concordato de los cuarenta, pero que no toca los privilegios ni las ventajas concedidas por el Estado; y como en cualquier comisaría que se precie, o en los combates de lucha libre, la tensión más aparente que real entre los buenos y los malos, los Rouco Varela o los Blázquez, u Osorio, siempre unidos en lo fundamental: mantener las ventajas y privilegios de la Iglesia y el intento permanente por imponer a todo dios su credo moral, recurriendo a algaradas y apoyos indisimulados a los combates contra el matrimonio homosexual, el aborto, etc. El repaso a los textos de los concordatos es detallado y las nimias variaciones que en ellos de dan también.

 

A lo largo del libro se presentan las influencias de ciertas corrientes como la apabullante del Opus, o de ciertos colegios y universidades de mucho pago como cuna de los futuros canes de dios…y la mirada se amplía a otras sectas como los Legionarios de Cristo, los kikos, y los sucios negocios del Etado-madre, la multinacional vaticana, con sus bancas y sus arreglos de cuentas, internos, hasta la muerte. La Iglesia siempre del lado de los poderosos que es donde se siente el calorcillo que más calienta, y la mirada al presente y a la historia lo certifican de una manera inexorable…lejos del espíritu del poverello de Asís que decía «necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco».

 

No se limita Ángel Munárriz a lo señalado en estas líneas sino que se atreve a hacer algunas propuestas finales de cara a poner freno al ambicioso e insaciable poder de la Iglesia, y a sus pretensiones de dominio y privilegio permanentes..

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