EN EL "REGRESO" DE PABLO IGLESIAS
JUAN TORTOSA
Utilizaron durante años la munición más rastrera contra él y su familia y, nada más ha vuelto a asomar la cabeza, retoman el raca-raca. La misma noche de su despedida de la política institucional, el pasado 4 de mayo, no era difícil imaginar dos cosas. La primera, que Iglesias no iba a desaparecer de escena así como así, y la segunda que cuando regresara a la palestra pública, lo hiciera como lo hiciera y ocurriera donde ocurriera, la persecución iba a continuar.
Este lunes 6 de septiembre debuta en la renovada Hora 25 de Aimar Bretos, lo hará también en El Món a RAC1, el programa líder de la radio en Catalunya que Jordi Basté dirige y presenta de lunes a viernes desde las 6 de la mañana hasta las 12 del mediodía; trabajará además en la Universitat Oberta de Catalunya y colaborará en Ctxt, la interesante y necesaria publicación digital dirigida por Miguel Mora y que el lector de Público tiene a su disposición también en esta misma web.
Pues bien, a la
jauría le ha faltado tiempo para saltarle a la yugular a Pablo Iglesias con
todo tipo de elucubraciones. La mayoría de ellas, provenientes de las hordas
fascistas y los profesionales de la intolerancia, tan despreciables todos ellos
como previsibles. No merece la pena tenerlas en cuenta ni mucho menos
comentarlas, pero hay un argumento en particular que, como profesional de la
comunicación, me siento en la obligación de no pasar por alto. Tiene que ver
con ese componente sectario que no solo no acabamos de sacudirnos en la
profesión periodística sino que hasta hay quienes parecen empeñados en
potenciarlo. Veamos:
Están teniendo las
santas narices de cuestionar la intervención en los medios de Pablo Iglesias
argumentando que no es periodista. Pero vamos a ver, señores, ¿qué es ser
periodista? ¿Tener un título o un carnet después de despilfarrar varios años en
la facultad escuchando profesores que jamás han hecho un reportaje?
¿Convertirte al acabar la presunta carrera en un becario que trabaja gratis o
pésimamente pagado y que no tarda en descubrir que, si quiere prosperar en el
oficio, tendrá que ser a base de pisar a otros y convertirse en artífice de la
manipulación más rastrera?
¿Qué es ser
periodista? ¿Que te reconozcan en unas asociaciones de la prensa que en la
mayoría de los casos actúan como correas de transmisión de los peores usos y
costumbres instalados desde hace décadas en la economía y la política de este
país? He trabajado con excelentes periodistas que nunca estudiaron periodismo y
con licenciados, y hasta doctorandos en periodismo que no sabían hacer la
"O" como un canuto, que no tenían chispa ni reflejos, que carecían de
ese olfato imprescindible para detectar la noticia, la información de interés,
la historia indiscutible… Hasta directores de El País ha habido que no
estudiaron Periodismo, uno de ellos era químico y le bastó con un master al
terminar la carrera. Un máster de Prisa, eso sí.
Thank you for
watching
El equipo de
profesionales que preparaba los programas de La Tuerka en los que tuve el honor
de intervenir alguna vez como tertuliano se regía por un criterio periodístico
impecable. Los dirigía Pablo Iglesias, el mismo a quien televisiones y radios
se disputaban a degüello y sin pudor para conseguir tenerlo en sus programas
porque automáticamente las audiencias se disparaban. El ex vicepresidente del
actual Gobierno de coalición continúa teniendo mucho que decir y sus
reflexiones no solo interesan sino que en este momento pueden resultar
sumamente ilustrativas. A unos les ayudará a reflexionar, a nutrirse
intelectualmente y a otros, como tantas veces, les proporcionará munición de
primera mano para cebarse con él y de paso vender más periódicos. O tener más
visitas en las webs.
Estos últimos andan
ya estos días, al modo de los peores lobbies, cuestionando las reapariciones
anunciadas de Iglesias, discutiendo su derecho a hacerlo, puntualizando que eso
no es periodismo crítico y no sé cuántas milongas más. Hasta el día que se
anunció que en la cadena Ser iba a compartir mesa de debate (Ágora creo que lo
van a llamar) con Carmen Calvo (Psoe) y García Margallo (PP) todo era discutir
su derecho a intervenir en tertulias. Ahora se han callado de golpe, como si de
pronto hubieran descubierto que la lista de políticos y ex políticos que copan
tertulias tanto televisivas como radiofónicas es casi interminable.
Los mismos que
ahora cuestionan su derecho a intervenir andaban desde hace semanas
criticándolo porque llevaba más de tres meses sin abrir la boca. No hay quien
entienda a estos desaforados. Muchos de los que no quieren que vuelva a hablar
han sido los primeros en hacerse eco a bombo y platillo de los escasos tuits
publicados últimamente por Iglesias, entre ellos uno en el que aludía al
editorial de Ctxt sobre la factura de luz, texto con el que otorgaba
visibilidad a uno de los medios con los que va a colaborar.
El corporativismo
más nefasto en el mundo de la comunicación suele levantarse en armas cada vez
que funciona bien algo que no controlan. Pasó hace unos días en el mundo del
deporte con un joven triunfador en twich llamado Ibai Llanos, a quienes
pusieron a parir y llamaron intruso porque había conseguido hablar en exclusiva
con el futbolista Lionel Messi recién incorporado este a su nuevo equipo en
París ¿Qué pasa? Que hace pupa? Pues poneos las pilas y dejad de llorar, chicas
y chicos del llamado periodismo deportivo. Y en cuanto al universo de la
información política, queridos sepulcros blanqueados, ¿qué hacéis rasgándoos
las vestiduras con lo de Iglesias los mismos que lleváis años prostituyendo el
oficio de informar y practicando el más rastrero de los activismos políticos?
El mundo de la
comunicación no se entiende si se cuestiona la libertad con la que cualquiera
que tenga algo que decir puede y debe moverse en él. Punto.
J.T.
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