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lunes, 27 de septiembre de 2021

AHOLA NO ES DE LEÍL (RETRATO DE UNA UTOPÍA DE ESPÍRITU BURLÓN)

 

AHOLA NO ES DE LEÍL (RETRATO DE UNA 

UTOPÍA DE ESPÍRITU BURLÓN)

POR MAITÉ CAMPILLO

Autoentrevista: -¿Que quiere decir “ahola no es de leíl”?-. Es la traducción al chino de la frase castellana “Ahora no es (el momento) de reír”. -¿Realmente ahora no es (el momento) de reír?-. Casi siempre es el momento de reír pero, a veces, es una canallada reírse, digo yo. -¿Como por ejemplo?-. Como por ejemplo ahola. -¿Ahora? ¿Cuando? ¿En el momento político actual?-. El momento político actual es de leíl y de llolal al mismo tiempo y por las mismas lazones.

 

¿Alfonso Sastre el escritor desaparecido?

 

Lo desaparecieron de la “cultura” oficial durante la dictadura y (en democracia) cuantos mas gobiernos ‘progresistas’ cuantos mas gobiernos ‘izquierdistas’. ¿Será porque nunca conocieron su obra ni sus barbas ni su talento ni siquiera su mirada ni de lejos su sonrisa? ¿Quizá nunca supieron de que existiera? ¿Ni siquiera el Ministerio de la contracultura en dictablanda como en dictadura?

 

(Ahola no es de leíl se estrena en la Sala Gayo Vallecano de Madrid, el 18 de octubre de 1979; música a cargo de Luís Pastor y Luis Mendo). Esta obra teatral no es de reír, y, al mismo tiempo, si el público no se ríe habremos fracasado ¿Usted entiende algo?. -No-. Yo se lo explicaré. Es que se trata de una obra (pretendidamente) cómica. -¿Una obra cómica que no es para reír?-. Ese es el problema: que su comicidad depende de nuestro envilecimiento: del envilecimiento del público, quiere decir: del grado de interiorización de la mentalidad blanca y colonial que se haya producido en nosotros; polque a vel si leílse de las desgracias de un chino no es una canallada, lo miles como lo miles. -Clalo, clalo; digo, claro, claro-. ¿Se va dando cuenta?. -Me voy dando cuenta lentamente-. La paradoja reside en que si el público no se ríe con esta obra mi alegría sería enorme pero mi fracaso sería extraordinario: “Y es que sus presuntos efectos cómicos están basados en mi pensamiento social, en mi idea de que la sociedad en la que vivo está impregnada de conscientes o inconscientes sentimientos racistas; de sentimientos como el que a los militares del Pentágono les hacían llamar enanos rojos a los guerrilleros del Frente de Liberación Nacional en Viet Nam o decir, sin más que el mejor vietnamita era el vietnamita muerto. Ponga eso en cómo y verá lo que sale. Una tragedia china es, para nosotros, una comedia, algo de risa: de leíl”.

 

-Habrá que ver ese espectáculo-. Sí, y por favor cuéntemelo después. La mejor crítica que hasta ahora he recibido se produjo en la primera lectura que hice de esta obra. Fue (por cierto un uno de mayo) en la prisión de Carabanchel ante unos compañeros de infortunio (que así se suele decir); y hubo un compañero, preso social, que se rió muchísimo durante la lectura y que al final me dijo: Me he reído y ahora siento vergüenza. Ahora que la obra se representa por primera vez en el ‘territorio español’ no me atrevo a esperar tanto, pero ahí van las cosas; no sé si me explico… -Que sí, que sí-. Dejamos al dramaturgo en su lujoso palacete, en el cual disfruta a su modo de su dorado exilio y emprendemos el camino de regreso a Vallecas. [Vaya por delante mi más sincero cariño y recuerdo, en esta nota, a lo que para mi representó toda su familia como él (y su compañera), Juan Margallo y Petra martínez, como Fermín Cabal] Con los que tantxs del entorno hemos trabajado y colaborado incondicionalmente (en voz de la poeta afrocubana Excilia Saldaña) …Porque la vida no puede vivirse con la incertidumbre clavada a la raíz de los huesos como espina emponzoñada.

 

Un coro de voces se dispara al instante mismo que se conoce la noticia (de su último adiós) aterrizando sobre mi teléfono. Sus voces llegan ininterrumpidamente a mis oídos como cinco clavos, que mi mente, como huyendo del atroz golpe inesperado, les convierte en parte de una escena relámpago improvisada que comienza rompiendo el silencio inaudito en el que fue arrinconado el autor. Cinco pesadas campanadas, cinco voces de alerta entroncándose en contraste de expresión y ritmo, reacción y respuesta que siguió brotando palabras atropelladas. Fueron fraccionándose tras el teñir de campanas en mi, esparciéndolas a lo lejos sobre una escena imaginaria clavada en mi mente y sus voces disparadas al mundo. Sobre el imaginario escenario entre las pausas del silencio del coro de voces tras las ondas llegan los suspiros y lamentos. Sin dejar de oírles concentrada en la noticia cierro los ojos como alejándome, y una hermosa gaviota aterriza de súbito en escena, me mira con esa mirada enmarcada en la foto ya tan lejos y tan cerca de los días compartidos en que conocí a su hija y a la muchacha nika que en sus ausencias y paseos por Hondarribia se responsabilizaba en la entrega de algún material. Cruza con una mueca de sonrisa en la mira el escenario elevando sus alas como si de una batuta se tratara, tomándonos como referencia actoral interpretativa nos convierte en burbuja de oxígeno irrompible rotando por el mundo vientos a favor, fusionando espacios comunes, y la distancia que sobrepasa miles de kilómetros va transformando las voces en puños unidos en su memoria. Voces evolucionistas, vientos encuadrando ciencia y técnica sobre escena en cinco campanadas recogen la evolución del significado de las palabras <<Ahola no es de leíl>> Y el coro de ellas que a mis oídos sonaban alejadas y extrañas, pasan a formar parte de la escena relámpago cómplices del mismo sentimiento, expandido entre alas por la batuta maestra al son literario de José Martí:

 

Por todas partes hierve

el mundo y padece el hombre (y la mujer)

por asegurar la libertad de

su albedrío.

 

Alfonso Sastre es el último de una generación que se forjó durante la dictadura, como los poetas vascos lugar donde vivió hasta apenitas unos días, ellos son Blas de Otero, Gabriel Zelaya y Gabriel Aresti (este último con su obra literaria en euskera) de él se dice que conoció a Blas de Otero con el que compartió inquietudes artísticas y sociales en la tertulia del café que conocí (desaparecido) La Concordia, en Bilbo, también que este hecho, pudo influir en un giro hacia pensamientos de izquierda, marcando así su trayectoria poética y, es que la buena gente, se reconoce cuando hay por medio mucho que ganar y poco o nada que perder (por ello es que insisto). ¿Desaparece a Alfonso Sastre la democracia, tan constitucional, tan culta, en la que tanto influyó la ‘izquierda’, como su antiguo partido el tan oficialista, carrillista PCE, en la precoz desaparición del dramaturgo como lo desparecieron de la enseñanza tan oficial como primordial entre la que se encuentran las universidades, academias y demás endémicos de la enseñanza tan culta y democrática? ¿Alfonso Sastre entonces no existe (oficialmente) lo dejaron solo entre las tempestades los izquierdistas de nueva ola demócrata, progre, los dramaturgos e intelectuales todos los que parió la transición? ¿Allá pues él, entonces, con su dramaturgia, su reconocida obra en otras partes del mundo y su Ahola no es de leíl… tal es la implicación gubernamental capaz de resucitarlo cuando sus intereses se lo exijan como a García Lorca o Miguel Hernández y algunos más fusilados, muertos y asesinados en mazmorras, campos de concentración y exilio? Es obvio el largo y doloroso rechazo sufrido por Alfonso Sastre (a su obra), lo que muestra los amplios conocimientos y hambre de cultura que tiene la democracia, evidencia que vanguardia, es un termino perdido en sus mentes mediáticas; a las que respondería con ahínco el Pájaro con voz de José Martí (Tomado del ensayo <<Nuestra América>>):

 

No hay proa que taje una nube de ideas.

Una idea enérgica, flameada a tiempo

ante el mundo, para, como la bandera mística

del juicio final, a un escuadrón de acorazados.

¡Los pueblos que no se conocen han de darse prisa

por conocerse, como quienes van a pelear juntos!

 

La vida y obra de Alfonso Sastre se encuadra entre la resistencia y lucha permanente, entre la firmeza ideológica y el combate político surge su rebelión contra la injusticia: “Combatir el mal, pero el mal encarnado en la injusticia, ha sido siempre un motor en mí”. Postura nada extraña ni ajena a una amplia época en alza desarrollándose fundamentalmente (aunque hubo otros conatos de dura resistencia e independencia) en este caso contra las tropas de Napoleón donde el contestatario político fue el más miserable, pueblo rural principalmente, abandonado a su suerte por monarcas y caciques sin olvidar la ‘invasión inglesa’ con su explotación esclavista y su despotismo en las Minas de Río Tinto). Fue sobre todo en ese antes y después de la I República hasta expandirse como reguero de pólvora y llegar a la II República -más allá de la pequeña burguesía y mediocre intelectualidad titubeante que la adornaba- en la clase amplia campesina sin tierra y obrera que venía desarrollándose en las zonas mineras con su revolución de octubre en Asturies, consolidándose en las ciudades industriales todavía embrionarias de la gran industria. Clase, causa y técnica guerrillera, postura radical contra el opresor que desarrolló en lo más avanzado del pueblo, una vanguardia y basta conciencia contra la esclavitud, forzando la alfabetización y cultura propia al compás de la amplia intelectualidad revolucionaria que iban surgiendo prestos a la revolución. La militancia de principios fue, como en el caso de nuestro dramaturgo, puntal en el desarrollo y resistencia contra la opresión. En Escuadra hacia la muerte no se dan respuestas pero se bucea en las raíces de las trágicas preguntas: “Empecé a escribirla en diciembre de 1951. El último día de mayo de 1952 he terminado el drama. Durante este mismo tiempo, la política internacional ha mantenido su tensión. La guerra -en sus modalidades frías y de nervios- continúa. Vivimos en la amenaza de una nueva catástrofe. Europa, en este panorama, no es más que una tierra de confusión y un probable campo de batalla”. Se estrena en 1953 -año que termina Filosofía y Letras- por el Teatro Popular Universitario, en el María Guerrero de Madrid; protagonizada por un gran elenco de actores: Adolfo Marsillac, Juanjo Manéndez, Agustín González, Fernando Guillén, Félix Navarro y Miguel Ángel Gil de Avalle; dirigida por Gustavo Pérez Puig (A la tercera función fue censurada, los militares dieron la orden de parar, la luz que alumbraba sobre escena era peligrosa). Contexto histórico vivido desde el interior, no desde el exilio, por lo que su postura fue muy arriesgada, valiente, plausible e innovadora. El teatro que se hacia entonces en el Estado español de la posguerraeterna, encajado en la sumisión, era un teatro mediocre como su cultura golpista, precario, de un gran vacío y baja calidad en todos los conceptos, basado en comedias destinadas a distraer de manera vulgar y degradante (especialmente para la mujer), de un humor insultante inflando el machismo al trono de la cultura servil a las grandes potencias y un turismo que se iba sumando por igual de mediocre. En definitiva una cultura de poder hacia un público alejado de la intelectualidad consecuente, y sobretodo, ajeno al pueblo.

 

Su evolución como dramaturgo es notable y de rasgos atrevidos, fomenta en su trayectoria profesional principios y actos de conciencia enriqueciéndose de una ideología de clase propia, dando el portón al catolicismo y el existencialismo abrazado al marxismo. Esa evolución hizo y marcó al revolucionario militante. Reflejó en su vida diaria personal y literaria gran madurez álgida a partir de 1959. Una profundidad de estilo destaca al dramaturgo que lleva dentro insertándolo más allá de la España franquista, experimentando una transformación dejando atrás la tragedia basada en los postulados de Aristóteles, transportándolo al campo evolutivo de las innovaciones, ya aportadas a nivel internacional por Bertolt Brecht (teatro épico) reflejado en Madre Coraje, o El círculo de tiza caucasiano y Galileo Galilei entre otras obras; y del no menos genial Valle-Inclán en 1920 con el (esperpento) término utilizado por primera vez en su inmortal obra Luces de Bohemia en boca de Max Estrella y don Latino, en 1921, irrumpe con Los cuernos de Don Friolera sucediéndose obra tras obra en Las Galas del Difunto, La Hija del Capitán… entre su impresionante repertorio van desfilando, en clave tragifársica, por las páginas de sus textos lo que Valle denominó ‘esperpentos’; término que adquiere con él, una categoría estética, de la que hasta entonces carecía. Sastre se convierte en uno de los grandes nombres de la temporada madrileña con La Taberna Fantástica (de quién fuera un autor polémico y destacado), un éxito en crítica y público donde nuestro dramaturgo tuvo que salir a escena ante los atronadores aplausos. La sociedad teatral madrileña dio un paso para entender mejor a Alfonso Sastre, para comprender su papel e importancia en el teatro contemporáneo, ¿lo dieron las instituciones al respecto?. Su obra teatral ha sido traducida a más de una docena de lenguas y estrenada por los mejores directores del mundo. Sólo la censura franquista y democrática monárquica evadiéndose con sus apóstoles por caminos más sutiles, explica el hecho de que su basta obra se haya conocido y representado mucho más fuera y muy poco dentro del Estado español. Obra que contiene un largo listado de títulos (también escribió para niños) Historia de la muñeca abandonada es traducida en varios idiomas del mundo, entre ellos, al euskera.

 

Aunque ya colaboraba con el PCE, fue en 1964, cuando ingresa como militante crítico con las posturas claudicantes de la dirección. Las contradicciones se agudizan y en 1974, rompe con el partido; sin dejar de sentirse un militante crítico, opta finalmente por ir a vivir a Hondarribia apoyando e implicándose sin fisuras en la lucha del pueblo vasco. Nace en 1926. A los diez años descubre los tambores de las balas del horror; el Madrid de la cruzada fascistas despertando el crimen, represión y hambruna ciñendo sus cinturas, diezmando sus vidas. Muy joven comenzó su actividad teatral, en 1945, funda el grupo Arte Nuevo con un grupo de dramaturgos realistas, muy críticos con la situación del país y por tanto víctimas de la censura franquista. Sastre sufrió directamente censura con la dictadura y también con la dictademocracia al son de la monarquía y mismos estamentos represivos (Dejó de ser representado hasta llegar a interminables periodos de tiempo, sin que una obra suya se presentara, incluso en Euskal Herria, donde ha vivido desde 1977 apenitas ha sido representado ni considerado por las instituciones culturales y políticas. En 1950 se propone un nuevo objetivo y firma junto a José María de Quinto, el Manifiesto, del Teatro de Agitación Social (TAS), generando polémicas en periódicos, libros y coloquios defendiendo la modificación activa de la sociedad por medio del teatro. Les impusieron desaparecer de escena, machacando su existencia, prohibiéndoles representar obras propias y ajenas. Al acabar la carrera estrena Escuadra hacia la muerte, su primera obra, con cierto éxito. Obra que llegué a ver en Cuba por “El Público”, uno de los mejores grupos de la isla bajo la dirección de Carlos Díaz, con actores como Carlos Acosta, Jorge Perugorria y mi más apreciable colega de entonces Roberto Beltran. País (Cuba) donde a Alfonso Sastre, doy fe de ello, ha sido valorado y representado más que en el propio Estado español donde la gran mayoría de jóvenes estudiantes ni le conocen, y, eso es (además de escalofriante) cuanto menos una vergüenza. Es su teatro de empaque intelectual revolucionario contestatario de espíritu burlón y alma inquieta. Lo prosiguió entero y firme sin desfallecer, sin un paso atrás, con títulos como La mordaza (crítica encubierta a la dictadura) Tierra roja, La sangre de dios… Apostó por un teatro de literatura. Donde la risa hueca no tuvo espacio ni trono ni silla; fue impulsando el teatro del imposible (no fue el único).

 

Así fueron desapareciéndole paso a paso sin intermitencias los poderosos ocultos sujetos a mantener intacto el sistema. La taberna fantástica de 1966, se estrena en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1985 ¡¡20 años después!! Cualquier autor se hubiera desmoralizado. Obra magistral entorno a las penurias de migrantes de las provincias que constituye, o debería, un documento en estos días valioso entorno al contexto histórico precario donde miles de familias se vieron involucradas (lo que provoca un debate intelectual con Buero Vallejo en época franquista). Sin olvidar que en los escenarios europeos castrados por socialdemocracias fascistas en su mayoría, ya se representaba en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, un teatro innovador apostando fuerte Bertolt Brecht como el irlandés Samuel Barclay Beckett y algún otro. En el Estado español, por el contrario, la escena oficial estaba invadida por la decadencia absoluta y la censura, asfixiando e impidiendo que asomara nada nuevo y mucho menos Alfonso Sastre con obras tan valiosas como cultas, entre otros cultos que ocultaban sus obras ya asesinados o exiliados (era peligroso). Por todo y más llega a mi memoria lo que otros conscientemente dejan al olvido. Me espanta la indiferencia. Me espanta su mediocridad, su atroz conservadurismo, su oscurantismo al más puro degüello ajustando cinto y cartuchera. ¿Qué es la institucionalidad? (me pregunto como antes otrxs se han preguntado) ¿La práctica organizada de los poderosos para arremeter contra los no poderosos?. Quien de verdad lucha por empujar la historia topa con estos truhanes guardianes del orden, es por ello, que no dejo de preguntarme. ¿Qué es la civilización? ¿Hambre? ¿Analfabetismo? ¿Miseria? ¿Despojo?… Para la existencia de los poderosos la farsa política alimenta sus aliados. Me empujan mil sinsabores a la lucha. Me empujan mil fuegos, mil remolinos y mil vientos prestos a encarrilar la historia. Es un peligro indudable (han dicho muchos lideres que en verdad lo fueron), para tal existencia poderosa, que nosotros, que no tenemos “ningún predominio político”, nos organicemos, recurramos a la fuerza culta contra la institucionalidad. Alfonso Sastre fue consciente de ello; siguió luchando implacable sobre el círculo de tiza donde se disputa la inteligencia contra el oscurantismo, inteligencia, que le fue reconocida por la propia inteligencia, consciente de tal fenómeno literario galardonándolo con el Premio Nacional de Teatro. Tanto Buero, como Sastre, se rebelaron y trataron de denunciar (de forma muy diferente en sus textos) la violencia e injusticia social en que se encuadró de forma esperpéntica, la posguerra que duró riada de años brincando a la transición sin cambio. Mientras Buero Vallejo propugnaba un teatro ‘posibilista’ que pudiera ser asimilado por toda la sociedad y tolerado por la censura evitando el ataque directo al poder; Alfonso Sastre abogaba por un arte rupturista y crítico con el régimen lo que le llevó a un profundo enfrentamiento. Luchó dentro y fuera de los escenarios implicándose como activista contra la dictadura, con su vida y sus textos, por ello fue encarcelado y prohibidas sus obras. Su utopía está por llegar en obra de todxs, hacen falta para ello muchos actores, actrices y más escritores como él, pues en palabras de José Martí:

 

El verdadero hombre (o mujer)

no mira de qué lado se vive mejor;

y ése es el único hombre (y mujer)

práctico cuyo sueño de hoy

será la ley de mañana.

 

 Creo recordar que fue en la primavera avanzada de 1993 (aunque ya yo conocí a Eva en circunstancias distintas), que tomaron contacto conmigo poco antes del estreno de una de las obras del uruguayo Rosencof, que les había facilitado el teléfono. Sastre y Eva se encontraban cerca y querían ver el ensayo, sabían que estábamos en una de las adaptaciones sobre un manuscrito que nos había facilitado el propio autor uruguayo lo que luego se resumió en un libro como Memorias de Calabozo, dando paso a El combate del establo y El Bataraz, obras, entre otras que durante un tiempo recorrimos juntas distintos puntos del mundo y Península Ibérica, sobre todo Euskadi, Teatro (Antzoki) Barakaldo fue el lugar piloto de representaciones y ensayos por sus medios técnicos, Sala BilboRock, Teatro Gurutzeta… El Bataraz llegó más lejos; a nivel de islas su estreno fue en Cuba, luego pasó directo a las Islas Canarias bien acogido en la universidad de La Laguna, en el Ateneo, en el Cine Teatro Los Realejos, Teatro Adeje… En el Festival internacional de Monólogos de La Habana, la obra se encontró en su mejor guarida no solo por sus salas y teatros, sino que el público fue el más implicado, gran conocedor del autor y sus obras querido y valorado. Sastre y Eva a través de la editorial Iru editaron El Bataraz del dramaturgo y periodista exdirigente tupamaro Mauricio Rosencof. De aquél encuentro Sastre escribió una excelente crítica, que la Casa de Las Américas de Cuba resaltó en el estreno conocedora de la valía intelectual y profesional de ambos dramaturgos en lo profesional, intelectual y humano. Además de Bohemia, Cartelera y Granma, de ello dijo la TV Cubana (sintetizo)… Originalmente »El Bataraz» fue concebida como una novela-relato, lo que la compañía Hatuey hubo de realizar una versión para teatro. Su autor, el uruguayo Mauricio Rosencof, es uno de los más importantes dramaturgos del continente, y en opinión de Alfonso Sastre, en esta pieza: “Hace una escritura llana, rica y compleja, sobre una áspera, difícil, insoportable experiencia y allá penas si lo que sale parece una novela y es testimonio, o sea, si es documento y parece una fantasía”.

 

NOTA

 

Alfonso Sastre. Hablar de Cuba…

 

Yo estuve en el Festival de Teatro Latinoamericano de 1964 y solamente un mes (¡Turista en una revolución!). Es poca cosa la que se ve en tan poco tiempo por muchos ojos que uno abra. Al llegar, me preguntaron para Bohemia qué pensaba de aquello. Yo dije, no recuerdo con qué palabras, que la revolución cubana había conseguido que política y moral fueran una misma cosa. La “y de política y moral” había desaparecido, y esta cosa, ¡grande!, había sucedido en Cuba. Pero con qué problemas…

 

Voy a contarles un recuerdo.

 

Una noche fuimos a un cuartel para asistir a una representación de las Brigadas de Teatro ‘Diego Covarubias’. Se daba un drama brasileño actual en el que se producía un enfrentamiento entre un padre objetivamente contrarrevolucionario y su hijo, que en el curso de la obra va tomando conciencia de la revolución y se inscribe en sus filas resueltamente… La cosa termina a tiros (y hubo una ensalada de ellos -de fogueo, naturalmente- en el improvisado escenario del cuartel. La vigilancia llegó por si pasaba algo, pero fue rápidamente tranquilizada: era todo teatro…). Al final hubo un coloquio entre los actores y los soldados. ¡Qué maravilla de coloquio! Entre los muchos temas que surgieron, hubo el de la violencia moral del enfrentamiento padre hijo por una razón política. ¿Era correcta la conducta del hijo? ¿La revolución lo eximía del amor filial, del respeto a su padre? A esto, pidió la palabra un soldado, negro, y dijo que a él le parecía muy bien la conducta del hijo. “¿Usted se enfrentaría de tal modo con su padre”?, le preguntó alguien. A lo que el soldado contestó rápida y escuetamente: “En un caso así, la revolución es mi padre, compañero”. Se produjo un aplauso entre los soldados y siguió el coloquio.

 

Una revolución es también una tragedia.

 

La lección es, pues, un verdadero y riguroso dilema: se trata de elegir entre la tragedia sorda y cerrada que es una sociedad capitalista y la tragedia aguda y abierta -la tragedia verdaderamente optimista- que es un proceso revolucionario. <<La revolución es mi padre, compañero>>, había dicho el soldado. Y no se trataba, claro, de la “liquidación” gratuita de un “padre” abstracto a favor de un proceso -la “revolución”- exterior al conflicto; sino de un conflicto encarnado en el contexto de una revolución concreta. No se trata de la “liquidación” política de la “familia” como institución moral, sino de una familia concretamente fracturada por las distintas tomas de posición en un proceso determinado: la revolución. ¿Saben que yo también había aplaudido a aquel soldado? ¿Cómo no hacerlo?.

 

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)

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