MARIO DÍAZ BALART, OTRO ANTICUBANO HIPÓCRITA
POR JOSE AMESTY
Como afirmamos anteriormente en el artículo, “Muestra de lo Toxico Anticubano”, es indignante y triste cuando compatriotas se dedican, se muestran, y se venden, por decir lo menos, a los EEUU, solo por ansias de poder, por dinero y hasta por mera inercia hacia lo banal, lo antiético y lo impúdico.
Tal es el caso de Mario Díaz-Balart, que ha arribado a ser congresista en EEUU, con su anti patriotismo, es un apátrida deshonrado, falto de seriedad y blandengue.
Mario Rafael Díaz-Balart Caballero, nacido en Fort Lauderdale, el 25 de septiembre de 1961, es un político estadounidense, miembro del Partido Republicano. Es miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, por el 25 distrito congresional de Florida desde 2003.
Es miembro de la
familia Díaz-Balart: su tía, Mirta Díaz-Balart, fue la primera esposa de Fidel
Castro cuyo hijo, por lo tanto, primo suyo, fue Fidel Castro Díaz-Balart. Su
tío es el pintor cubano-español Waldo Díaz-Balart. Su hermano, Lincoln
Díaz-Balart, representó al 21 distrito de Florida entre 1993 y 2011. Tiene
otros dos hermanos, José Díaz-Balart, periodista, y Rafael Díaz-Balart,
banquero.
En cuanto a la
política exterior estadounidense hacia Cuba, en 2007, abogó por mantener el
embargo a la isla. En una nota de abril de 2015, escrita para la revista Time,
criticó la política del presidente Barack Obama hacia la isla, expresando que
el entonces presidente “continúa apaciguando a las dictaduras brutales mientras
obtiene muy poco a cambio. Confunde la dictadura cubana, con el pueblo cubano
cuando en realidad sus intereses son diametralmente opuestos”.
A pesar de la
aseveración realizada por varios especialistas, sobre un posible cambio de
política de la nueva administración demócrata con relación a Cuba, el gobierno
de Joe Biden tendrá que enfrentar a un lobby anticubano “crecido” por el apoyo
del mandatario saliente, Donald Trump.
Uno dentro de este
lobby, es Díaz-Balart, cuya una de las primeras acciones fue impulsar el
proyecto que busca condicionar la salida de Cuba del listado de Estados
terroristas (donde se incluye a Cuba, como patrocinador del terrorismo), donde
Mario Díaz-Balart se suma a la propuesta de que el gobierno cubano, tendría que
liberar a todos los presos políticos y comprometerse a realizar elecciones
libres y justas.
Una de sus posturas
hipócritas, fue cuando publicó una carta que envió al Secretario de Estado
Michael Pompeo, solicitándole encontrar una manera de mejorar el acceso de los
nacionales cubanos, a los servicios consulares estadounidenses, afectados por
la drástica reducción de personal en la Embajada de Estados Unidos en La
Habana, y la consiguiente necesidad para los cubanos de solicitar dichos
servicios en terceros países.
Reconoce
Díaz-Balart que “la falta de personal, el requerimiento de viaje a un tercer
país, y la pausa en el programa CFPR (para la reunificación familiar) han hecho
que la solicitud de ingreso legal a Estados Unidos sea sumamente complicada”.
En su pose de
compasivo y buen samaritano, el señor expresa: “Continuaré trabajando con la
administración del presidente Trump, para mejorar el acceso consular para los
ciudadanos cubanos que no pertenecen al régimen, y que buscan ingresar a los
Estados Unidos”.
Hasta aplaudible
fuera el gesto, sabiendo que hay más de 20 mil cubanos en el limbo migratorio,
como resultado de las políticas de Trump y que ni en el año 2018, ni 2019, la
Casa Blanca cumplirá con los Acuerdos Migratorios que establecen no menos de 20
mil visas para cubanos. Pero, quien sabe de qué casta viene el galgo
Díaz-Balart, que no tiene otro remedio que retorcerse ante la repentina
preocupación y enervarse ante la hipocresía.
También recordemos
¿Por qué Estados Unidos retiró su personal consular de La Habana?, fue la
respuesta de la administración Trump, a los supuestos incidentes de salud, que
primero eran producto de ataques sónicos, después cerebrales, en otro momento
de microondas y definitivamente improbables, que se dice sufrieron 24
integrantes del personal de la Embajada estadounidense en Cuba.
Uno de los que
tejieron este plan de “affaire diplomático”, fue Díaz-Balart, para afectar las
relaciones con Cuba, conspiración y tropelías anticubanas de este ser inhumano.
En fin, que el buen
Mario se preocupe ahora de las consecuencias, que para las familias cubanas
trae la política de odio y mentiras que él ha propuesto y alentado; y que
además vuelve a ponderar en su misiva a Pompeo: “Yo he alabado repetidamente
las decisiones del Presidente de cortar los recursos a los militares cubanos,
acortar los abusos mediante el fin de los cruceros a Cuba y los viajes pueblo a
pueblo, y permitiendo los procesos judiciales bajo el Título III de la
Libertad, Act de 1996 (Ley Helms-Burton); estos pasos son cruciales para
promover la democracia, las libertades esenciales y los derechos humanos en
Cuba”.
Por otro lado,
Díaz-Balart, no pierde tiempo en sumarse, a los intolerantes, que en Miami
pretenden cortar la presencia de artistas cubanos en esa ciudad. En su carta
deja caer como al paso: “algunos de mis electores están alarmados porque
operativos y apologistas del régimen, como los músicos de Los Van Van, reciben
visas para un concierto, mientras cubanos que lo merecen enfrentan insuperables
gastos y requisitos de viajes cuando aplican para la entrada a Estados Unidos”.
Tan atribulado anda
el congresista Mario, por las preocupaciones de sus electores, que debe conocer
la más reciente encuesta de la Universidad Internacional de La Florida, que
muestra a una comunidad cubana, que mayoritariamente reconoce que el bloqueo ha
fracasado, el 57% está a favor de la liberación de viajes, el 65% apoya los
viajes “pueblo a pueblo” que la Casa Blanca prohibió, el 46% dice que hay que
ampliar los negocios en Cuba (contra 32 que piensa lo contrario), el 63% está a
favor del restablecimiento de relaciones diplomáticas y el 52% apoya el fin de
la política de pies secos-pies mojados.
Recordemos
igualmente, cuando en 2019, Díaz-Balart fue parte de una delegación, en un
verdadero show mediático y como parte de la ofensiva imperial contra Venezuela,
visitó la fronteriza ciudad colombiana de Cúcuta, en medio de la continua
tensión con el Gobierno de Venezuela, en torno a los planes para entregar una
supuesta “ayuda humanitaria” al país suramericano.
En este año 2021,
Mario Díaz-Balart ha recibido dos duras críticas, por parte de los medios
cubanos norteamericanos. La primera en un artículo publicado en el sitio
digital Cubasí, da cuenta de que en Miami se califica como una burla a la
familia cubana, el proyecto de ley presentado por el congresista Mario
Díaz-Balart, que pretende trasladar el procesamiento de visas para viajar a
EE.UU. a la base naval de Guantánamo.
“En los 40 años de
ejercicio como abogado de inmigración en esta comunidad nunca había visto una
burla tan grande al dolor de las familias cubanas separadas”, aseguró el
abogado de inmigración Wilfredo Allen, según el diario El Nuevo Herald.
“Mario sabe que es
risible pretender pasar esa ley, saben que nadie les va a tomar en serio. ¿Por
qué lo hacen? Porque les es muy útil y rentable jugar con la desesperación de
las familias cubanas, así de simple”, dijo Allen.
También expresó
sentir un bochorno y una indignación muy grande, porque Mario sabe
perfectamente la magnitud del disparate que está presentando”. El abogado
miamense afirma que el sinsentido comienza desde el propio momento en que se
anuncia, que intentarán convertir la reunificación familiar en ley.
La otra crítica,
bajo el título “Es vergonzoso que congresistas republicanos de Miami, promuevan
teorías conspirativas”, un editorial publicado, nada más y nada menos que en El
Nuevo Herald, tildó de mentirosos a varios congresistas, entre ellos a Mario
Díaz-Balart.
Sobre el
congresista Mario Díaz-Balart, el editorial refiere que votó para descertificar
los resultados del Colegio Electoral de Pensilvania, y el día después de los
ataques del 6 de enero, le dijo a un presentador de un programa de radio, que
los cambios realizados en las políticas electorales de Pensilvania eran
“absolutamente inconstitucionales”, argumento que fue rechazado por los
tribunales previamente y cuestionado por los estudiosos del derecho
constitucional.
¿Fue posible que
Díaz-Balart simplemente no hizo su debida diligencia y realmente creyó lo que
dijo? ¿Será que está mintiendo para asegurarse los votos de su público, al
parecer un objetivo fácilmente manipulable? ¿O vio lo que podría pasar en el
futuro: ¿los republicanos que no se alinean con el ex presidente, serán echados
a los leones?, se pregunta el editorialista para finalmente concluir:
“Puede que nunca
sepamos sus verdaderas intenciones. Pero conocemos el resultado de sus
acciones: muchos en su partido no han aceptado a Joe Biden, como el presidente
legítimo de Estados Unidos, lo que empeora la polarización política del país y
conduce a la violencia”.
Claro, al Nuevo
Herald le faltó referirse a las “teorías de la conspiración” que a diario
inventan sobre la realidad en Cuba y del uso que hacen de ese tema para, en
otro intento de “empeorar la polarización política del país”, impedirle a la
actual administración cumplir con sus promesas electorales sobre la Isla.
Señor Mario Rafael,
deje de mordisquear odios y esgrimir las leyes del garrote. No necesitan los
cubanos de su compasión hipócrita.
Lic. José A. Amesty
R.
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