«PABLO HASEL ES DE ETA», O ALGO
SIMILAR DICE ANA ROSA
POR ADRIAN TIPLE
Mucho estaban tardando las adalides de la prensa libre Susanna Griso o Ana Rosa Quintana en envenenar a la opinión pública. Las que han sido durante muchísimos años los dos brazos mediáticos más fuertes de la mafia de las Cloacas tenían que hacer su trabajo de mercenarias serviles a un régimen tardofranquista que se niega a morir, por más herido que éste esté. Hoy, con datos por delante, con información no infectada, vamos a rebatir a más icónicas miembros del Aquelarre que representa a la España más rancia. Esa que «es neutral», esa que cree que «hay que respetar todas las opiniones» cuando una chica de 18 años dice ante 300 personas que la culpa es del judío, pero que ve un serio peligro para la democracia que un chaval de voz a una generación entera. Hablo, por supuesto, de esa generación que fue apaleada, pisoteada, y arrastrada por el suelo por un gobierno neoliberal que en plena crisis económica mundial decidió que la clase obrera amortizase los errores de sus políticas abusivas y neocoloniales que llevaron a un sistema engrasado con la sangre de los trabajadores al filo del barranco.
Mi condición de
antifascista me obliga a escribir estas líneas. Sería mucho más cómodo ser otro
lacayo servil del capital, o un equisdistante que siente más solidaridad con un
contenedor en llamas que con una chica de 19 años a los que los antidisturbios
han dejado sin un ojo. No importa que políticos de todos los colores, desde
eurodiputadas del Partido Laborista Irlandés, hasta ex presidentes como Evo
Morales, o el actual presidente de México, López Obrador (señor muy de
derechas) señalen a la justicia española y el injusto encarcelamiento del
camarada Hasel. No importa que el mismísimo Tribunal Europeo de Derechos
Humanos diga que es una condena injusta, no importa que Amnistía Internacional
(la mayor ONG a nivel planetario dedicada a la defensa de los derechos humanos)
diga alto y claro que estamos ante un preso político. ¡No importa! Porque el
primo del vecino del amigo del compañero de curro de tu cuñado, ese que es un
«librepensador» pero no sabía qué pensar hasta que el Ferreras de turno se lo
susurró al oído, dice que es un terrorista. Porque claro, un tipo que apoya los
codos en la barra de un bar y te mira con tono condescendiente antes de soltar
su perorata, no puede estar equivocado. ¿Cómo va a estarlo? ¿Y los más de 600
intelectuales (actores, directores, cantantes, escritores y periodistas) que
han firmado un manifiesto pidiendo su libertad? ¡Esos sí! Esos son filoetarras,
bolcheviques, okupas financiando por el régimen de Nicolás Maduro e Irán. ¿Cómo
una persona que hasta 10 minutos no sabía que Pablo Hasel existía va a estar
equivocado? No te lleva más de cinco minutos bucear entre los perfiles de
aquellos que han escrito artículos plagados de bulos, medias verdades, y
mentiras creadas especialmente para la ocasión para encontrar un mismo perfil:
negacionistas del holocausto, negacionistas de la violencia machista, gente que
acusa a Bill Gates de crear una pandemia para dominar el mundo. Gente que
ensalza a la División Azul y a Primo de Rivera. Lo mejor de cada casa….
El que escribe
esto, no sólo ha seguido la carrera del ahora preso político durante 10 años,
sino también el proceso judicial que ha acabado con su encarcelamiento durante
los más de 8 años que ha durado. No estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho,
ni siquiera con un 30 % de lo que ha llegado a decir a lo largo de sus
canciones, o en sus intervenciones públicas, pero estoy totalmente de acuerdo
con su derecho a expresarlo.
Más allá de lo que
haya llegado a escribir en tweets, o a cantar, está lo verdaderamente escandaloso:
que entre los motivos de su condena figuren «injurias a la corona», e «injurias
a las instituciones públicas». Injurias a la corona y a las instituciones
públicas, llamadle loco pero creía que el feudalismo ya quedaba siglos atrás.
El motivo de su
encarcelamiento no es que diga en una canción o en un tweet que X político se
merece una bomba en el coche, el motivo de su encarcelamiento es cuestionar la
legitimidad de la monarquía como institución. No en vano, la fiscal que llevo
el juicio llega a decir a lo largo del mismo (y esto no te lo dice un cuñao de
bar falangista, esto es de dominio público, ya que el juicio está en internet y
cuentan con centenas de miles de visitas, sin trampa ni cartón) que su música
es peligrosa porque «llama a la movilización social», ¡a la movilización
social! No a la insurrección ni a la desobediencia civil, ¡a la movilización
social! Y yo que creía que la Santa Inquisición había sido abolida… Será que el
Tribunal de Orden Público cambió de toga y pasó a llamarse Audiencia Nacional.
Es el resultado de que aquellos que durante la dictadura torturaron impunemente
conservasen durante la democracia su condición de jurista sin pasar por el
tribunal de La Haya.
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