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martes, 23 de febrero de 2021

INMIGRANTES EN CANARIAS, entre el colonialismo, la miseria y la xenofobia (II)

 

INMIGRANTES EN CANARIAS (II)

INMIGRANTES EN CANARIAS, entre el colonialismo, la miseria y la xenofobia (II)

FRANCISCO JAVIER GONZALEZ

LAS CIFRAS DE NUESTRA REALIDAD

No podemos, creo yo, intentar un análisis riguroso de nuestra situación actual sin entender la relación que tiene con el sistema económico –y político- que la ha generado. El torpe intento de los VOXeros –oriundos y foráneos, que de todo hay en la viña del señor- de achacar a la inmigración ilegal todos los males, desde el aumento del paro a la carencia de viviendas sociales o la pobreza generalizada es, como diría en su día el chicharrero Samburgo, una tremenda “falta de ignorancia”.

Las cifras lo demuestran con creces y colocan en su lugar al verdadero artífice de la situación: la expoliación colonial con el apoyo de algunas pancistas elites criollas.

 

EMPLEO.

 

Desglosamos las cifras por sectores que ponen de manifiesto la verdadera estructura económica del Archipiélago

 

SECTOR PRIMARIO

 

Este sector económico no llega a los 40.000 ocupados (20.000 empleos directos según ASAGA) y entre un 1 y 1,5 % del PIB, al que actualmente parece contribuir con unos 475 millones €/año. El último censo agrario que se publica por decenios, el de 2011, da un valor total de producción de 516,25 millones de euros, pero, como vemos, va en franco retroceso.

 

Según la EPA diciembre 2020, hay 34.905 trabajadores inscritos en la seguridad social en los regímenes agrarios, casi a medias entre hombres y mujeres, pero con fuerte tendencia al envejecimiento. Agrícolamente, se encargan de atender las 40.026,7 Hectáreas explotadas -apenas un 10% del territorio- extensión territorial en permanente decrecimiento por la presión del desarrollismo del exógeno e impuesto modelo turístico y su obligado adlátere de la construcción. Del terreno explotado, 21.496 Ha son de regadío y el resto secano y silvicultura.

 

Es trágica la dependencia al exterior que en este campo se ha fomentado e incrementado, hasta el punto que más del 90% del consumo de productos alimenticios procede de la importación, que absorbe el 19,7 % del volumen económico de nuestras importaciones. Cabe preguntarse qué sucedería si por cualquier causa, natural o provocada, se cerrara la entrada de productos alimenticios ¿Cuánto tiempo sería esta sociedad capaz de sobrevivir? La SOBERANÍA ALIMENTARIA debe ser algo más que una entelequia neblinada. Es una necesidad vital de nuestra sociedad.

 

En la agricultura podemos poner como ejemplo el caso de la papa, revelador de la problemática real canaria. A finales del XIX, la por entonces metrópoli en lo económico de Canarias, Inglaterra, introduce los cultivos intensivos del trío tomate, plátano y papa, de cara a la exportación de la que el propio Reino Unido era el mayor destinatario. A partir de los años 30 del XX, con casi 6.000 Ha cultivadas de papas la producción alcanzaba los 80 millones de kg y los países receptores aumentaron. Basta recordar que en 1932 varios miles de Tm3 se exportaron ¡a Venezuela! Del Reino Unido se importaba la semilla mejorada de variedades que hemos llegado a entender, además de la multicentenaria “papa de color”, como variedades “nuestras” tales como la “chinegua” o “quinegua” (King Edward) y la “utodate” (Up to Date). Se exportaba alrededor de 40.000 Tm3 hasta bien entrados los años 70. Hoy solo se importa un 20% de la papa de semilla que se traía en los 50 y, al parecer, tampoco se planta toda la que se importa con ese fin. Para más inri, nos hemos convertido en importadores de papa de consumo británica, excedente de mercado de la que hemos comprada a precios de dumping, alrededor de 45.000 Tm3. No solo compramos papa de consumo al UK. De Israel han entrado en 2020 unos 3 millones de kg, medio millón de Marruecos y otros tantos de Dinamarca o Chipre, países todos libres del escarabajo que impide importar papas desde España. A pesar de que sabemos que, al menos en muchos cultivos israelíes de papas, se usa como insecticida el tremendamente nocivo para la salud y el medio ambiente (prohibido por el Convenio de Montreal) bromuro de metilo Israel es, después del Reino Unido el mayor exportador hacia Canarias. Los intereses de las compañías importadores y de las grandes superficies, sobre todo Mercadona, está detrás de este hecho.

 

 Por las inspecciones fitosanitarias a la entrada se han rechazado miles de kg de esas procedencias bajo el amparo de una legislación que, aunque laxa, trata de proteger nuestras producciones. El último rechazo en importancia fue en el pasado abril de 432 Tm3 de papas contaminadas con tierra en 16 contenedores rechazados por el PIF (Puesto de Inspección Fronterizo) de Santa Cruz de Tenerife

 

Este episodio de rechazo de 432.000 Kg de papas israelíes es el más sangrante –y demostrativo- de la “cohabitación incestuosa” entre “nuestras” instituciones, el colonialismo y la burguesía dependiente. La importación la realiza a través de la intermediaria “Pan European Potatoes” la empresa “Cadimisa Canarias S.L” para cumplir sus compromisos de venta con las grandes superficies. La empresa figura registrada para actividades de “Comercio al por mayor de frutas y frutos, verduras frescas y hortalizas”  que en este 2020 encabeza la señora Ángela Delgado, presidenta a su vez de la “Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias” (ASAGA Canarias - ASAJA) con más de 6.000 asociados directos o indirectos, creada, estatutariamente, para promover la “defensa del campo canario” y con el objetivo de tener “un sector primario con futuro, rentable, sostenible y generador de empleo para un mayor autoabastecimiento y adaptados al siglo XXI”. La importación, aunque amparada por la legislación española vigente, realmente significa una puñalada trapera a la producción propia canaria. Las otras asociaciones canarias importantes del sector COAG y PALCA han considerado una agresión grave que se importe papa en los momentos en que se produce y es innecesaria esa importación y, además, con alevosía por ser ASAGA quien está detrás de todo.

 

La situación real es que Canarias, uno de los países del mundo con más alto consumo de papas por habitante, gasta unos 140 millones de kg/año de los que solo producimos un 60%, aunque hay terreno y diversidad de factores climáticos y ambientales para producir el autoconsumo en todas las épocas y volver a exportar con los excedentes. Desde el REA se subvenciona la importación de la papa de semilla lo que ha dado origen a una picaresca de que se importa más papa de semilla de la que luego se planta, posiblemente para poner el excedente en el mercado como producción propia. 

 

En la realidad lo que se pone de manifiesto es la inoperatividad de organismos como el de “Gestión del Medio Rural” y el escaso interés de los sucesivos gobiernos autónomos en el fomento e impulso del sector primario.

 

Se crían en el país 202.887 cabezas de ganado caprino y 40.895 ovejas, sin contar con las numerosas cabezas guanilas que los Cabildos quieren eliminar al tiro limpio sin pararse a valorar las posibles apañadas y fomento de los ya escasos cabreros jóvenes con deseos y ganas. Además tenemos 19.684 cabezas de ganado bovino –insuficiente para el consumo cárnico y lácteo- que además se enfrenta a una fuerte competencia de producción exógena primada con el REA. Ahora mismo hay en Tenerife casos de granjas de 500 cabezas de ganado que, de 3.500 litros de leche diarios que producían antes de las restricciones de la pandemia, solo puede colocar en el mercado entre 850 a 900 . El resto hay que tirarla. El organismo del gobierno autónomo “Gestión del Medio Rural” no tiene ni capacidad ni voluntad de colocar todos los excedentes agrícolas y ganaderos canarios.

 

Canarias cuenta con unas 40.986 cabezas de ganado porcino a los que hay que sumar la producción de aves, algo más de 32 millones de aves de corral, que tanto para carne como para huevos, serían suficientes para abastecer el consumo interno si no tuviesen la competencia feroz de los importados, también con el amparo del REA. Aunque hay algunas ayudas no se observan planes de importancia para primar al sector y mucho menos para valorar su producción frente a importaciones foráneas.

 

El sector pesquero, casi desaparecido, ocupa a unos 4.397 pescadores profesionales cuando, allá por los años 80, Arrecife era el primer puerto sardinal del mundo. Tampoco importa que por nuestras aguas pase anualmente la mayor concentración atlántica de túnidos de los que no se nos permite capturar por los 249 barcos autorizados para este 2021, más que 518 toneladas de atún rojo de las 6.107,60 toneladas que se le adjudican a España para su pesca. Eso si los pescadores españoles respetan las cuotas, a lo que no son muy proclives, como muestra que de las 29.500 toneladas que tenía España asignadas en 2007 –antes de las vedas severas por la casi extinción del atún rojo- se capturaran y llevaran a los mercados españoles 61.000 toneladas, más del doble de las permitidas.

 

SECTOR SECUNDARIO

 

 El sector secundario (epígrafes CNAE-93) ocupa en Canarias, según la EPA, a 37.895 afiliados a la Seguridad Social a los que hay que sumar los 51.092 dedicados a la construcción. La productividad económica y la situación actual del sector -aparte construcción- la medimos por el Índice de Producción Industrial (IPI) que pondera, de alguna forma, la situación en un determinado momento del VAB en la actividad industrial (Valor Agregado Bruto, el VAB, contabiliza la diferencia entre el valor de la producción total de bienes y servicios de un territorio -o una empresa- y los gastos producidos, incluidos insumos, para generar esos ingresos). Para el IPI se toma como referencia el índice del año 2015 como valor 100 y con ese valor se compara la situación en un determinado momento.

 

En diciembre de 2020 tenemos para Canarias un valor referencial del IPI de 89,025, esto es, nuestra productividad en este sector ha bajado casi 11 puntos que nos muestra una actividad en decadencia, sobre todo en la actividad manufacturera que, por otro lado, ocupa el 16,1% del total de las importaciones canarias. Un ejemplo es la práctica desaparición del sector tabaquero.

 

De todas formas en este sector secundario el valor de la producción- aunque no tengo datos recientes- oscila alrededor de los 6 a 7.000 Millones de €/año, la mayor parte de la industria del petróleo (refinería de CEPSA) que produce y comercia anualmente 1.681.096 Toneladas de combustibles entre gasolinas, gasóleos y fueloil que cubren de esta forma el 21,4% de las exportaciones canarias.

 

El industrial es un campo en que el crecimiento es claramente posible con una orientación y apoyo del poder público a la investigación y sus aplicaciones posibles, al menos con iniciativas tipo ITER o el IPNA (Instituto de Productos Naturales y Agrobiología) o el Centro de Taliarte.

 

La construcción hay que ponerla aparte del sector secundario. Desde el brutal crecimiento anterior al crac del 2008 hasta el 2013  el descenso en construcciones fue continuo –alrededor de un 5 a 6% interanual- pero ya en el 2014 se experimenta de nuevo un incremento constructor de igual magnitud que la bajada anterior que duró 17 trimestres largos hasta que, con el covid-19, a partir del primer trimestre del pasado 2020 vuelven los índices de baja trimestral alrededor del 6,5%, acentuándose a partir de marzo que se convierten en un 36,5% de baja y un 26,9% más de paro en el sector (24.187 parados más). La tasa de venta de cemento para el 2020 completo acusa una bajada del 7%. No es esperable un incremento en este 2021 mientras duren las restricciones al turismo, al contrario, lo esperable es una retracción del mercado y como muestra vemos que las operaciones de compraventa en 2020 han caído un 22%.

 

Cara al futuro, si medimos en términos del VAB, según la previsión de Hispalink, para este año que comienza el sector primario solo logrará mantener el raquítico 1,2% actual, el sector industrial será responsable del 6,9$; el 5,7% lo generará la construcción mientras que el 86,2% será generado por el sector terciario al que parecen dirigirse todos los esfuerzos de los inversores extranjeros y sus obedientes gestores criollos, eso si el covid-19 les concede permiso.

 

Este análisis del Sector terciario bien merita un capítulo aparte.

Francisco Javier González.

Gomera a 21 de febrero de 2021, cuando se celebra el Día de la Letras Canarias


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