TURNO DE OFICIO
QUICOPURRIÑOS
“Turno de Oficio” fue una serie de
televisión de los años ochenta donde Juan Echanove se dio a conocer,
interpretando al “Pedete Lúcido”.
Y turno de oficio
era al que los abogaditos que empezábamos, nada más darte de alta, se apuntaban, para
atraer, para tener tus primeros clientes, para darte a conocer.
Y así te llegaban, los incautos con tu
designación en la mano para que les llevaras el pleito. A ti, que nula
experiencia tenías, pero eso sí, mucha ilusión y ganas que suplían tu falta de
recorrido.
Recuerdo un día que, ¡ding, dong! Sonó el timbre. Y me veo a una mujer bajita, de ojos saltones, que preguntaba: ¿Ud, es Don Antonio? Yo soy Olga Sosna Cuellar y me lo han designado como abogado, para un tema de divorcio.
Pase le dije. Pero
antes de empezar, a que me contara su historia o su problema, le pregunté.
¿Tiene algo Vd. que ver con un tal Gerhad Sosna, el educador de perros?
Sí me dijo: es mi padre.
Pues lo conozco,
le contesté. Mi madre tenía un setter desinquieto, regalado por mí, que era muy
nervioso y que necesitaba terapia. Y ella buscando, encontró a tu padre, en la
Avda de Las Palmeras, a la entrada de Finca España. No?. Recuerdo de ir allí y
en el patio de tu casa, el perro obedecía a todas las ordenes que tu padre le
daba en la hora que duraba la clase.
Pero el muy cabrón
del cuatropatas, nada más salir, inquieto él y moviendo el rabo sin parar, se olvidaba
de todo lo aprendido.
Dicho eso, me contó su problema. Y juicios
tengas y los ganes, que muchos tuvimos. Pero surgió una relación, de abogado
cliente de turno, que, a la fecha dura más de treinta años.
Ya no es Olga, la
que tocó el timple temblorosa. Ahora es OLGA, mi amiga, con la que comparto los
cuadros que pinto o los cuentitos que escribo. La que luego me contesta, no ya
con un Don Antonio, sino con un querido Quico, mi amigo del alma, si no te
importa, me dice.
¿Cómo me va a importar? Pues si me he
convertido en amigo del alma, pues tú
también para mí.
Sí, turno de
oficio que te permite descubrir gente maravillosa y agradecida, aunque, cierto
que, no todos lo son. Pero las que se dejan querer, como Olga, la que te quiere
y aprecia y te lo hace sentir continuamente, la que pasadas décadas te dice que
formas parte, algo importante de su vida, eso es diferente, son palabras
mayores.
Es muy bonito. Son esas personas que
te abren los ojos y entonces, sólo queda dar las gracias.
Gracias, querida
Olga Sosnar Cuellar.
Felíz 2021
quicopurriños a 31 de diciembre de 2020
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