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lunes, 28 de diciembre de 2020

EL VATICANO Y SU NUEVA MARCA: "EL CAPITALISMO INCLUSIVO"

 

EL VATICANO Y SU NUEVA MARCA: 

"EL CAPITALISMO INCLUSIVO"

ANTONIO GÓMEZ MOVELLÁN

Presidente de Europa Laica

La Iglesia Católica, desde el siglo XVIII, se ha presentado, casi siempre, como una vía de apaciguamiento en el conflicto social, rechazando siempre el antagonismo entre las clases sociales. La denominada doctrina social de la Iglesia católica  se fraguó en el siglo XIX contra los movimientos sociales del primer capitalismo y en particular frente al ascenso de la organizaciones obreras que reclamaban un modelo social antagónico al capitalismo como era ,en sus orígenes, el socialismo; se fue concibiendo , al tiempo, el concepto teológico-católico de "justicia social"  que más tarde, a través del socialismo Fabiano inglés, se introduciría también en la socialdemocracia,  concepto que se enfrenta a otro originariamente socialista que es el de "solidaridad social" , concepto más radical en su sentido distributivo ya que la solidaridad social no trata , como si lo hace la justicia social ,  de dar a cada cual lo suyo sino de distribuir la riqueza social entre todos.

 

Desde la encíclica Rerun Novarum de 1891 de León XIII (ésta muy anti socialista), casi todos los Papas han escrito encíclicas donde hacen llamados a la fraternidad universal, la caridad y la justicia social. Particularmente fue prolijo en estas encíclicas Juan Pablo II ya que había estado muy vinculado al sindicato Solidaridad de Polonia e intentó-pese a su carácter reaccionario en lo moral- desarrollar un discurso anti neoliberal. Juan Pablo II, que era la plañidera de todos los dictadores y de los estadistas más reaccionarios de su tiempo, siempre que era invitado en sus viajes tan publicitados solía lanzar peroratas encendidas contra el neoliberalismo que los mezclada con la defensa   de la vida, la reprobación de la contracepción y del uso del condón en tiempos del SIDA.

 

 

La última de estas encíclicas es la del Papa Francisco, Fratelli Tutti, donde los cánticos a la fraternidad ahora son acompañados con llamados al amor a la naturaleza y a la conservación medioambiental.  Esta idea de sancionar espiritualmente el capitalismo verde es algo en lo que se insiste mucho desde el último catolicismo vaticano: cuidar lo que ha sido creado por Dios. Una especie de restauración del Francisco medieval, una vuelta a la naturaleza, que es, en la concepción católica, divina; desde esta perspectiva ideológica constituye una restauración de un conservadurismo frente a la época del progreso (a la que tanto se opuso la Iglesia Católica) y de la revolución industrial que fue unida a los humos negros, a la contaminación y al avance imparable del secularismo y del laicismo.

 

Esta tradición de la doctrina social de iglesia, nacida en oposición a los movimientos obreros del siglo XIX, tenía poco que ver con los movimientos católicos revolucionarios de los años 70 en Latinoamérica, la llamada teología de la liberación, donde se propugnaba abiertamente un socialismo político asociado al antimperialismo. Hoy, por supuesto, esa teología ya no tiene vigencia y ha sido transformada en un discurso contra el neoliberalismo.

 

Pero, en realidad, el neoliberalismo globalista está en decadencia como consecuencia de la crisis económica que comenzó en el año 2008 y para adaptarse a un nuevo ciclo de la económica capitalista están surgiendo, desde las corporaciones financieras e industriales más importantes, nuevas marcas que pretenden dar cierta coherencia ideológica a esta pretendida nueva refundación del capitalismo. Así el Foro Económico Mundial de Davos, cuya reunión anual está prevista para finales de enero de este mes, habla de un reseteo o un reinicio de un capitalismo postcovid que supere el neoliberalismo, discurriendo sobre la necesidad de un nuevo modelo financiero internacional asociado a un nuevo globalismo de rostro humano en el tiempo de la robotización industrial y del capitalismo verde.

 

En esa misma línea se encuentra el grupo de los ejecutivos de los megabancos y mega industrias reunidos en el denominado Consejo por el capitalismo inclusivo, organización financiada por la Fundación Ford y la Fundación Rockefeller y presidida por Lynn Forester de Rothschild, fundadora del Consejo y socia directiva de Inclusive Capital Partners. La propuesta del Capitalismo Inclusivo es similar a la del Foro Económico Mundial, pero algo más light, es una transición más suave hacia un nuevo modelo de capitalismo que supere el neoliberalismo, pero no se habla tanto de una refundación ni de un reseteo sino de unas prácticas éticas del capitalismo que lo asocia también al capitalismo verde, la colaboración publico privada y la introducción de cambios tecnológicos de forma inclusiva.

 

Ha sido  este Consejo quien, en este mes se han asociado, nada más y nada menos, que al Vaticano para promocionar este capitalismo inclusivo, una especie de dar el marchamo de santidad a una nueva ideología que, poco a poco, se abre paso para cabalgar las contradicciones de una nueva era económico y social que, como advierten pensadores tan diversos  como el historiador israelí Yuval Noah Harari o el economista francés  Thomas Piketty , tendrá también  que enfrentarse a unos problemas de desigualdad social  hasta ahora desconocidos.


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