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martes, 22 de septiembre de 2020

RESTABLECER LA II REPÚBLICA

RESTABLECER LA II REPÚBLICA

Después de 'España', sentí desesperación por la raza humana. Pensé: “estamos condenados”. Se me rompió el corazón. Nadie escuchaba. Nadie. Y los fascistas ganaron. Los fascistas ganaron (Martha Gellhom).

POR MAITÉ CAMPILLO

Los seis puntos propuestos por el incondicional Groucho Marx para conseguir la República:

 

1º La República solo vendrá fundamentalmente mediante una gran movilización política desde los centros de trabajo en todo el Estado, a la que se irá uniendo otros sectores a favor reforzando la presión masiva y constante en las calles.

 

2º Por un Frente Popular que gane las elecciones y la garanticen todas las fuerzas dentro de él.

 

3º Por un golpe militar.

 

4º Por una revolución proletaria.

 

5º Por la abdicación y huida de toda ramificación familiar Borbón.

 

6º Por indicación, sugerencia u orden de los yanquis.

 

(Si no os sirven tengo otros como los seis puntos del FRAP -dijo Groucho- por cierto, el cartel forma parte de uno de los más destacados que fueron sus grandes artistas).

 

Tengo una “estima” especial por el yanqui, por lo que empezaré a analizar la 6º propuesta. Para el gringo una República en el Estado español sería sinónimo de comunismo, o sea, nanay, vía descartada, a no ser que pongan de presidente a José María Aznar!!! La 5º posibilidad, con el negocio que tienen montado a cuenta del Estado, como para dejar “la empresa”, negocio no solo de los borbones, de los allegados familiares políticos (o plebeyos), de toda la ralea de empresarios corruptos y militares comisionistas… además la menina, de mayor, tiene que ser reina, lo ha dicho su madre!!! Sobre la 4º posibilidad tengo que decir que para hacer una revolución proletaria primero tiene que haber proletarios que quieran hacerla, con capacidad para conseguir los medios para lograrla, que una vanguardia avanzada tome el timón de empuje, avance y construcción; aquí, por estas tierras lo veo difícil, ni hay una cosa ni la otra, por lo que una República como la del 36… En la 3º -no va la vencida- porque la institución militar es netamente franquista, militarista, o sea, fascista; si hay algún republicano está totalmente despistado por el alpiste; si dieran un golpe militar sería para volver más aún a las cavernas. Llegamos pues a la 2º, punto que se parece a las elecciones de febrero de 1936, pero era el 36, ahora ni hay un Partido Socialista que se le parezca ni a las canas ni calvas siquiera de la cabeza menos el calzador para sus pies -pese que ya había comenzado su decadencia como bien marcó entre otros Indalecio Prieto y Besteiro; ni muchísimo menos un Partido Comunista (marxista-leninista), ni unas Juventudes Comunistas, revolucionarias unificadas, ni siquiera sindicatos de clase y menos dispuestos a coger las armas. Por lo que nos encontramos con la 1º, en ella tampoco va la vencida; por supuesto sería la más acorde con los tiempos en que vivimos, la más lógica aprovechando el “declive metástasis” de la monarquía. Pero, la realidad es bastante penosa, desastrosa para el movimiento ciudadano, por lo que habría una pregunta que hacer -¿en manos de quién está el movimiento ciudadano tan fuerte apenas unas décadas atrás, aquellas AAVV, movimientos organizados culturales, estudiantiles…? No queda ni una sola organización de izquierdas, que sea capaz de aglutinar políticamente a miles de personas, capaz de enfrentar movilizaciones como las llevadas a cabo en Chile recientemente, o las de los chalecos amarillos en Francia (salvo que sean mediáticas ajenas a los intereses de la clase trabajadora, explotada).

 

De éste lado del mundo en que nos encontramos por diferentes motivos e intereses, exceptuando algunos casos, la clase obrera no se moviliza ni para defender sus derechos, sus propios intereses. Los estudiantes están como desaparecidos de cualquier tema social, despolitizados en su gran mayoría, exceptuando Catalunya y algo en Euskal Herria. A ver si va a ser verdad lo que dijo Castelar en las Cortes de la I República: <<Señores, con Fernando VII murió la monarquía tradicional; con la fuga de Isabel II, la monarquía parlamentaria; con la renuncia de don Amadeo de Saboya, la monarquía democrática; nadie ha acabado con ella, ha muerto por sí misma; nadie trae la República, la traen todas las circunstancias, la trae una conjuración de la sociedad, de la naturaleza y de la historia. Señores, saludémosla como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra Patria>>. Pero mucho me temo que por acá ni con la conjuración de las estrellas, ni cantando a lo Pavarotti, ni mucho menos con batucadas a ritmo de carnaval vendrá una República al alba a despertar nuestros sueños. Solo a través de una tenaz lucha, implacable, larga y numerosa, y seguramente dolorosa por la represión. No descartar que nos echarán encima el fascismo local, como en el 36, europeo y yanqui entre otros países fascistas que gustosísimos cooperarían. Por otro lado, yo no soy partidaria de un referéndum organizado por las instituciones del Estado, entre monarquía y República. Eso sería aberrante, una ratonera, pasaría algo parecido al referéndum de la OTAN ¡Monarquía de entrada no! Luego se acaba mal, todos los partidos constitucionalistas, o sea, los del régimen del 78, pidiendo el voto por la Monarquía. Y, conociendo la “izquierda” que trina, la cosa no pinta nada bien para el nacimiento de una República sin pandemia capitalista.

 

Creo que se debería presionar para restaurar la II República (esa sería la legalidad, interrumpida por un golpe de estado). Iniciar un proceso constituyente desde abajo, donde figurara en los primeros artículos el derecho de todos los pueblos del Estado a la libre autodeterminación mediante referéndum en sus comunidades, y luego cada cual tire por donde mejor represente los intereses del pueblo, como fundamental y primer paso hacia un avance superior; por el bien de la clase explotada mejor que tiren por Repúblicas socialistas, pues tirar por repúblicas al estilo Francia o gringa les va a ir igual que con los borbones (de tal palo tal astilla), o sea, vamos a seguir con el mismo sistema, y para eso, no lucho yo. Se imaginan una república vasca de presidente al Urkullu, o una república catalana con Torra (¿seguiríamos con la misma burguesía dominando y explotando?), o la galega, a falta de Fraga Iribarne tendrían al amigo de narcos Feijóo… O sea, para esas alforjas nos quedamos con el Borbón, dirían algunxs. Me declino por restaurar la II República (sin alteraciones) como primer paso; luego no queda otra que luchar y ahí será una lucha de clases por la que apuesto a conciencia.

 

Desde luego la república ideal para los trabajadores es la que preconizaba José Díaz (Secretario General del PCE (mucho antes de que se instaurara el acomodo carrillista dentro del Partido y del encargo de su carnavalesca peluca y, no porque los militantes no las hayamos usado más de una vez, pero tras la guerra y la muerte de José Díaz “los pactos y chantajes por la libertad se sucedieron al canto de un gallo), Valencia, 1937: “Dado el carácter de la lucha que se está ventilando en España y su repercusión internacional, es necesario definir, declarar, para que lo comprendan todos, por qué luchamos. Luchamos por la República democrática, por una República democrática y parlamentaria de nuevo tipo y de un profundo contenido social. La lucha que se desarrolla en España no tiene por objetivo el establecimiento de una República democrática como puede serlo la de Francia o la de cualquier otro país capitalista. No; la República democrática por la que nosotros luchamos es otra. Nosotros luchamos por destruir las bases materiales sobre las que se sientan la reacción y el fascismo, pues sin la destrucción de estas bases no puede existir una verdadera democracia política. En nuestra lucha, perseguimos el aniquilamiento de las bases materiales de la España semifeudal, arrancando de cuajo las raíces del fascismo; es decir, aspiramos a conquistar y a consolidar lo que no logramos ni el 14 de abril ni después del triunfo electoral del 16 de febrero. He ahí donde reside el sentido de nuestra lucha; he ahí lo que puede explicar por qué nosotros defendemos la República democrática y parlamentaria.

 

Y esto es necesario que lo sepan todos; es necesario que todos sepamos a dónde vamos y qué queremos y quiénes han sido siempre los enemigos del pueblo, los que constituían las castas que dominaron secularmente. Necesitamos aniquilar a los grandes terratenientes que han participado en su totalidad en la rebelión militar fascistas; necesitamos llevar a cabo la nacionalización de sus tierras, entregándoselas a los obreros agrícolas y a los campesinos, para que las trabajen, individual o colectivamente. Necesitamos también destruir el poderío económico y político de la Iglesia, que era un centro de conspiración contra los intereses de las masas populares y uno de los puntales más firmes de la España semifeudal, y para esto debemos ir a la confiscación y nacionalización de sus bienes. Necesitamos ir también a la liquidación del militarismo, del espíritu de casta, alma de un Ejército puesto al servicio de la España semifeudal como instrumento de represión de las aspiraciones progresistas del pueblo y como parte integrante de las fuerzas de la reacción, enfeudada a los fascismos alemán e italiano, promotores de guerras y esclavizadores de pueblos.

 

En lugar de este viejo Ejército militarista, hay que cimentar y desarrollar un gran Ejército Popular con cuadros fieles a la causa de la República, del progreso y de la paz, única garantía para la consolidación de las conquistas ya logradas. Tenemos que desarticular asimismo las grandes oligarquías financieras, bancarias e industriales íntimamente vinculadas a los grandes terratenientes y a la Iglesia, que obstruían el desarrollo normal de la economía del país. Es necesario proceder a la nacionalización del Banco de España y de las industrias básicas del país, como único medio de coordinar y financiar la producción, para hacer frente a las necesidades del frente y de la retaguardia. Y ahora, yo pregunto: ¿En qué medida han sido destruidas esas bases materiales de la reacción y el fascismo? En todas las provincias en que nosotros dominamos, ya no existen grandes terratenientes; la Iglesia, como fuerza dominadora, tampoco existe; el militarismo también ha desaparecido para no volver; tampoco existen los grandes banqueros, los grandes industriales. Esta es la realidad. Y la garantía de que estas conquistas no pueden perderse jamás, la tenemos en el hecho de que las armas están en manos del pueblo, del verdadero pueblo antifascista, de los obreros, de los campesinos, de los intelectuales…”

 

Sin duda alguna durante el corto periodo de la II República, sobre todo desde el triunfo del Frente Popular en febrero del 36, se crearon las mejores condiciones para una enseñanza verdaderamente libre, para que la cultura y las artes brillaran como nunca, con científicos, filósofos, docentes, escritores, pintores, poetas, teatristas comprometidos con el pueblo, con los trabajadores… algunos asesinados otros huyendo al exilio. Cuántas mujeres y hombres crearon riqueza cultural propia en esos cortos años de poder popular!!! Sigo pensando que en honor a la justicia -a la verdadera democracia- se debe restablecer la II República con lo más consciente y representativo, hijxs y nietxs, de los que fueron asesinados por el fascismo; de ellos nombrar un gobierno provisional antifascista hasta convocar elecciones y una constituyente con propuestas de todos los colectivos portadores del verdadero clamor popular sin manipulaciones, ya que todo lo que tenemos desde 1939 es fraude, mentira, nada es verdad, es una aberración de democracia en la que no participa en absoluto el pueblo; es una dictadura supeditada a intereses de la oligarquía interior y exterior que impide la libertad de los pueblos a decidir por sí mismos, que nos impone una monarquía mafiosa, y tiene a millones de trabajadoras y trabajadores en condiciones de semi-esclavitud y desempleo.

 

Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)



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