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lunes, 24 de agosto de 2020

¡FELIZ SOBREVIDA!

 

¡FELIZ SOBREVIDA!

EDUARDO SANGUINETTI

FILÓSOFO Y POETA.

Nuestra libertad nos obliga a cada instante a comprometerse con ‘valentía’ y dignidad en ser y saber, de la irremediable lucha contra las fuerzas del odio, de la mentira, de la cobardía y de la avidez: de un pasado abolido, que se presenta una y otra vez ante nosotros en juego especular y trágico.

Me ha permitido el permanecer en sobrevivencia, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar.

 

No lo ignoro, pues veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres que luchan o mueren en el intento de permanecer en esta mundo, donde deberíamos todos y todas tener nuestro espacio para vivir, nuestro pan para comer y nuestro rol a cumplir, para hacer de esta existencia algo digno de ser experimentado.

 

Los sensibles humanistas iconoclastas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es «algo» inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de vencimiento… sólo me interesa saber que la vida debe ser ‘vivida’ como un milagro, no como un castigo.

 

Ante la lógica de los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’, junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos.

 

El sentido popular, asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado y despertado los bajos instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores.

 

El hombre que se interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres.

 

Absolutamente

 

Las cosas se posaron dulcemente delante de aquellos que no pueden verlas. El sol es un juguete para ciegos. No es necesario prever, no es necesario ver. Es necesario enterrarse en el corazón de la tierra: el diálogo nunca terminará… poder contentarse con una verdad más humilde, saber que para obtener antes hay que olvidar.

 

«Es necesario renunciar absolutamente para ser absolutamente». Es necesario también perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un largo periplo cercano a la muerte.

 

Eso que pedimos con la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente abre sus puertas a todos los que obedecen… pero alcancemos un estado de extrema felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.

 

Nada se compara con el encanto de un hombre que no esconde ninguna de sus ideas y puede expresarlas sin la menor necesidad de ofensa, sino con naturalidad y gracia ‘suma’, este rol intento asimilarlo siempre, con la espontaneidad de la emergencia, en este año, donde el Covid-19 tiene espacio y lugar... nada debajo del éxtasis de no conocer de qué se trata todo esto.

 

¡Feliz sobrevida! ¡Feliz vida!… ¿un final de 2020 posible?… quizás, sin ser gran visionario, intentaré hacer un pronóstico de lo que acontecerá en el tiempo por venir.

 

Lógicamente, tomando como referencia los meses transcurridos de este año 2020, muy definitivo, en los fines impuestos por un virus instalado adrede o no, en una degradada humanidad anestesiada y paralizada ante el potente devenir de una realidad, ya anunciada a modo de ficción, desde la literatura, la filosofía, incluso el cine, que se ha cristalizado e instalado en este planeta... fin de ciclo de vida de una civilización.

 

En este final de año 2020, no dudo, habrá muchas protestas en todo el mundo… protestas y protestas, con razón y sentimiento de indignación y hartazgo por la injusticia cósmica imperante ante la presencia del castigador virus, sumado a las torpezas inocultables de todos los gobiernos, que parecen no mantener los principios de solidaridad, igualdad y fraternidad, ante el Covid-19 reinando, provocando la caída del sistema neoliberal, ocultada por los poderes, aún hegemónicos.

 

Los gobiernos se han olvidado que han sido elegidos por sus pueblos, al menos es lo que parece y no por los banqueros o las corporaciones élite de los negociados y las estafas. ¿O no es así?… entonces bienvenidas las protestas y las marchas en contra de la injusticia del consumo impuesto, por el bombardeo mediático permanente, de cualquier cosa que aliente a anestesiar, a lobotomizar, a perder la calidad de «ser».

 

Año 2020, sumados todos los números da 4. No está mal, el 4 es el número de la perseverancia e incluso de la templanza y el carácter inagotable… pues el pasado no lo podemos cambiar… sobre el futuro no sabemos. Ergo… hay que vivir el día a día, como diría Buddha desde Sarnath, India, hace 2.500 años… así que lo que resta del 2020 vivámoslo día a día, disfrutando como podamos de esta existencia, tratando en paz y silencio las urgencias más inmediatas de nuestra comunidad... y las propias.

 

Nos enfrentamos a una crisis mundial multidimensional sería. Se precisa acción a escala nacional y planetaria con articulación adecuada de todos/as... El drama del Covid-19 es un marco atroz e ideal para promover la acción. De eso se trata mi iniciativa de modificar rumbos, indispensable ante esta nueva realidad... Nos sobran motivos, creo no lo ignoran... la resocialización es indispensable para incentivar la relación, como se impone de manera urgente sea aplicada la Ley de Medios, pues la libertad de expresión no significa decir cualquier cosa, tiene sus límites que deviene cuando se propaga el odio y la dignidad de las personas se ven degradadas...

 

Los hombres y mujeres puros, valientes, dignos y éticos, no se asimilan a ser parte de una historiola de fantoches, escrita por singulares escribas del poder corporacionista, en la que está en juego el futuro de la humanidad y su permanencia en este planeta, no nos separa, la política, la economía y menos aún la mentira. Las fronteras son mentales y aplicadas por los mercaderes de la muerte.

 

Como heredero de la modernidad, fraguada en encuentros y desencuentros, pero siempre fiel a la tradición de manifestarme en verdad y libertad, indispensables para llevar a cabo una concienzuda investigación del pasado reciente, tan arbitrario y mezquino en quienes debieron en tiempo y forma, escribir sobre él.

 

Soy un contemporáneo de esta actualidad crítica y de riesgo extremo, y pareciera que todo se ha fundido en un pantano, eliminando los principios éticos, que hacen al ser y la comunidad… denunciando a quienes han estafado, robado, asesinado, violado, mentido, desde sus funciones ejecutivas, legislativas, utilizando impunemente el término «Justicia», en torpes y oportunistas discursos de mesa de dinero, simulando un simulacro de gobernabilidad, que no fue tal.

 

El fascismo ha retornado disfrazado de partisano, cantando sus vetustos himnos de discriminación, homologación del crimen y brutalidad en acto. Una tragedia sobrevuela el mundo, nada debajo del éxtasis y del delirio.

 

 

(*) filósofo y poeta.

 

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