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viernes, 17 de julio de 2020

CUENTO CON CUENTA Escrito José Rivero Vivas


CUENTO CON CUENTA
Escrito

José Rivero Vivas

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Razón de un relato
del libro
REFLICCIONES
de
AGUSTÍN GAJATE BARAHONA
Publica
Ediciones AGUERE- IDEA
 (ISBN: 978-84-18138-02-7)
Depósito Legal: TF1097-2019
Islas Canarias
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José Rivero Vivas

CUENTO CON CUENTA
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Por aquí, San Andrés de Abicor, pasó un joven extranjero, fino pintor, que dejó, delante del pueblo, toute une galérie de portraîts, sobre la abrupta faz de las piedras -previa escollera-, que orillan el mar, en la Avenida, hoy sin tarajales ni señal de verde frescor. Yo no alcancé a conocerlo, ni supe siquiera su nombre, ya que estaba de mañana, horas en que más suelo trabajar en unas cosas mías, de muchos ignoradas.

Intempestivamente se presentaron un día varios Agentes del Orden, con objeto de investigar el caso, porque su actividad hubo sido declarada ilegal. Algo después, cierta persona de alto rango, influyente por antonomasia, intercedió en su favor, y el joven artista continuó enriqueciendo la hilera de fantásticos retratos, realizados en rudo basalto. Respecto de la serie de pintores canarios, enmarcó su pincel varios representantes, desconocidos casi del gran público, a excepción de uno o dos; por este motivo ha sido preferible omitir sus nombres, con el fin de equiparar la labor de todos y cada uno, sin diferenciación ni detrimento.
Hoy se disfruta de la extraordinaria exposición, se sacan portentosas fotos, y miles de visitantes, de próximos y distantes confines, gozan y se apropian el recuerdo, sin indagar apenas: ¿Qué habrá sido del magnánimo autor? Su huella perdura indeleble, mientras puede libremente el paseante recrearse en su arte, dentro de aquel marco invaluable; con todo, persiste en anonimato el singular hacedor, lo que trasluce la duda de si alguien llegará alguna vez a inquietarse por el destino, acaso adverso, de quien, a instancias de su espléndida voluntad, fue capaz de compartir tanta riqueza a cambio de nada.
Contento de alterar el orden de cuanto expongo, el pasaje anterior parece armonizar con mi libre albedrío, que me lleva a insertar en el escrito cuanto ditirambo cruza mi mente. Su presencia aquí, bien al contrario, viene refrendada por una leyenda,  vista hace mucho tiempo, on the corner of Cleveland Street and Clipstone Street, de Londres. El mensaje, aproximado, era:
If Graffiti could change anything, it would long time ago have disappeared!
Como siempre he sido dado a soñar, la perspectiva de estas figuras junto al mar, felizmente logradas, sobre un material quizá inconveniente, me inspira un asomo de melancolía cada vez que paso a su lado. Es sentimiento habitual en quien, por sensibilidad, muestra profunda simpatía hacia el cuitado. De aquí que, en mi largo deambular, haya vivido sin que nada práctico rondara mi magín, presto a peregrinar indolente, al margen de percepción relativa a cuanto se cuece en torno, centrado en mí mismo, cual aupado inconsciente a hombros de mi propia nube y mi somera evasión.
*
Agustín Gajate Barahona, de exquisita bonhomía, ha venido a perturbar mi calma y reposo en las brumas de mi ensueño, con ese cuento audaz, del que no haré referencia alguna para no violar el aura de su esencia.
NADA NADIE NINGUNO, ANTIPOEMARIO, trajo a mi memoria fugaz evocación del cuaderno: “Nopoemas de un tal José”. Tal vez por ello, ansioso, me enfrasqué en intensa lectura de su libro, de cuyo texto le dije que, de manera espontánea, pensé en Eric Satie. Pero él, despistado en cuanto me enajena el bullicio y el amago del vacío mundano, viene con su propuesta a trocarme en individuo prono a este ordinario plan general -promocionado en el Municipio-, de engorroso y execrable hastío. 
Anghel Morales, escritor, editor, poeta combativo, asimismo lírico, de ardoroso y variado amor, exitoso en deportes, fútbol y lucha canaria, enarbola su experiencia dialéctica en cualquiera lid que se tercie, tanto abierto cuanto cerrado escenario, de radio, televisión y multitudinario blog.
No hace mucho, en una de sus ausencias nostálgicas, fue al planeta Hummus, aunque pronto retornó, para subir con Eté, a su Casa, con propósito de inspeccionar su estigma; mas, al comprobar que todo allí es independiente y silvestre, se lanzó en tromba sobre la Tierra, para caer concretamente en las Islas Canarias, con intención de devolverle su raigambre africana, atento a no permitir que el astuto halcón llegue a posar sus garras sobre estas idílicas peñas, a cuyos habitantes trata de sacudirles su modorra, y glosa: “Solamente es posible esta inmersión, que no es lingüística, para quienes, ellos y ellas, cuenten menos de diez años de edad. Todo lo demás está contaminado.”
Un día leyó La Dimensión, novela de José Rivero Vivas, y, en clara referencia a Puerto Cruz, sopesa el discurso de Cipriano… “Yo solo me he metido en este oficio de escudriñar la bóveda celeste, tratando de descubrir el paso de alguna nave procedente de Sirio, que confirme su venida anterior al Golfo Pérsico, y efectúe su retorno en estas fechas…”
Pleno de regocijo, Ánghel Morales, con su inconfundible bagaje a cuestas, emprendió viaje de inmediato, buscando efectivo traslado, para establecer nueva sede en la recoleta ciudad, de foro internacional. Al cabo, no fue más allá de La Matanza, donde, en su venturoso y elevado haber, henchido celebra la inmarcesible Victoria.
J. M. Aizpurua, vasco de origen, con cepa ancestral inefable, en franca oriundez afincado en Canarias, vibra con sus crónicas sobre vicisitudes y recompensas vanas. Alto y de aguileño perfil, entre otros asuntos, de índole personal, inclinaciones y afectos, brilló como deportista de alto nivel, infatigable luchador y perseverante viajero. Definida, tras múltiple variedad, de arriesgada vivencia, su trayectoria provocaría envidia a muchos héroes emblemáticos, ídolos en redes sociales, circuitos televisivos y enormes pantallas cinematográficas. Comprometido hasta la médula, lidia en causas inextricables para la clase dirigente, y, merced a su formación en sociología, resulta sagaz analista político en temas concernientes a situaciones límite. Josu ha sido elegido también, por nuestro común amigo Agustín Gajate Barahona, para protagonizar esta odisea, minuciosamente descrita en el fragmento diseccionado, que a unos encanta, y, a otros, consterna y atribula.
José Rivero Vivas constata de pronto que lo han colado de rondón en ese Comando, de ínfulas descabelladas, con rol de actor de soporte y aportación anodina, lo cual supone desgaje circunstancial en atributo y significado. Ello impele a quien anhelante espera aquiescencia por parte del potentado, y, tomando de base esta impase continuada, relativa a su dedicación a la escritura, con acento sardónico, tal vez tortuoso, denuesta:
-¿Para qué haces eso?
Se encoge de hombros, un tanto indiferente, y, al rato, meditativo musita:
-¿Para qué no hacerlo?
De modo que, a pesar de su particular bondad, Agustín ignora la incuria desbordante a que lo somete. Sin embargo, José se siente realmente favorecido de formar parte de esta alianza, cuidadosamente escogida, entre compañeros de brega -afines en litigio contra lo establecido-, para implantar un hito histórico, que habrá de prevalecer en los anales de Santa Cruz de Tenerife.
Poco más tarde, dubitativo, inquiere: ¿Qué hace este ser minúsculo entre tanto hombrón fornido?
-Crecer –apronta Agustín.
-Cierto –corrobora por igual el resto del grupo.
-Vale –asiente afable, y sonríe complacido.
*

Así, pues, en este CUENTO CON CUENTA no se hará comentario alguno acerca del libro REFLICCIONES, de Agustín Gajate Barahona, tarea expresa destinada a eximios profesores, así como a profesionales especializados en la crítica oficial. Su estudio será inmejorable introducción para el lector académico, de igual modo que para cualquier persona deseosa de fruir sus delicias literarias.
 Hemos, no obstante, de admitir que, la ficción urdida, es metáfora floreciente, concebida en prueba de magistral fusión eufemística, que deja, a José Rivero Vivas, transformado en el anhelado hombre de acción, que nunca hubo de cristalizar. La mítica simbiosis está sin duda conformada por experta mano de excelente escritor, quien, con tacto sutil, hizo recurso, no al azar, sino a la sublime, al par que inasible, Magia de las Letras.
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José Rivero Vivas
CUENTO CON CUENTA
Tenerife
Islas Canarias
Julio de 2020
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