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jueves, 28 de mayo de 2020

SOBRE “AGÜITA PASADA”, DE VÍCTOR RAMÍREZ,


SOBRE “AGÜITA PASADA”, DE 
VÍCTOR RAMÍREZ,
LIBRO PUBLICADO EN 2005
POR ISIDRO SANTANA LEÓN
         Sí: Agüita pasada, otro tomo de la colección "Reflexiones periodísticas" de Víctor Ramírez que ve la luz, también, para iluminarnos a todos aquellos que la leamos.
Se suele decir, que agua -o agüita- pasada no mueve molino, pero como toda génesis, ésta deja su consecuencia: tuvo que existir esa primigenia correntía, para darle inercia a la maquinaria creativa de nuestro autor. Concretamente, a esa creatividad literaria canaria -y por ende universal, esencialmente necesaria en estos tiempos de total alienación y atoletamiento, que coloca a nuestro pueblo en la pusilaminidad y esquizofrenia más absoluta, causada por el colonialismo español -claro.

         Sabores hay para satisfacer todos los gustos, tanto como elementos que consumen sin degustar, sino por imperativo del marketing. Pero es la obra -en general- de Víctor Ramírez, una demanda histórica, o la que sempiternamente estuvo ausente en la literatura de nuestra colonizada nación, (en nuestra literatura nacional, por mucho que a algunos no les guste) precisamente por esa situación de sojuzgamiento a nuestra Patria Canarias.
No quiero con esto idolatrar al compatriota Víctor (pues sólo ensalzo e idolatro la independencia de mi nación), y mucho menos subestimar las libertarias obras de otros compatriotas, con cuales han aportado luz a este penumbroso y lugubresco gran episodio de inclemencia colonial. Permítaseme referirme a: Secundino Delgado, Juan Álvarez Delgado, Manuel Alemán Álamo, Hermógenes Afonso (nuestro Hupalupa) etec.; todos ellos ya ausentes, como a los presentes: nuestro entrañable Francisco Tarajano, Alfonso Osahanan, Pablo de Lucas, José Almeida,
entre tantos otros, que si no los he mencionado siéntanse también aludidos. Pero en este momento es de rigor, hacerle el merecido reconocimiento a Víctor Ramírez.

         Decir de éste escritor nuestro que es un gran narrador, es decir perogrullada -para los que afortunadamente lo leemos. De todos es sabido su exquisitez con la pluma, su particular estilo, sus técnicas y tablas literatas. (¡Qué más quisiera el sistema colonialista español y sus esbirros en la colonia que Víctor se quedara sólo en eso!).
Pero detrás de esa elegante forma de componer los textos, existe inexorable e inmutablemente, arraigada la filosofía. Su pensamiento que
plasmado en grafía u oralidad, denuncia y desnuda incansable, implacable y gallardamente, el abusivo poderío del imperialismo borbónico español, que empurra la voluntad del pueblo al que él pertenece, y que lo sitúa en la animalización más abyecta. (Estoy convencido como él dice, que lo arrastra la compasión con los injusticiados). La denuncia de la inaceptable situación que nos aborda, la exigencia -legítima- de la libertad -de la independencia de nuestra patria-, es aún más desgarradora directa e inteligible, en sus reflexiones y artículos. (Por lo menos desde mi modesta opinión).

         En algunas ocasiones que ha salido a colación la pluma de Víctor Ramírez, las sinuosas valoraciones de algunos son: "Víctor Ramírez es un gran escritor PERO... su forma de decir las cosas son muy duras, son muy atrevidas, son muy peligrosas..." y yo me pregunto:
 ¿Pero no es duro el estatus colonial que se nos impone?, ¿no es peor que el atrevimiento de nuestro autor, callarse y dejar a nuestro pueblo bajo la bota de la tiránica ocupación española, que perpetúa encadenando nuestro destino con la intimidación de la fuerza de las armas?, ¿y no es un peligro vivir esclavizadamente, merced de migajas europeas de donde medran los esbirros de ultramar, en detrimento de nuestra vertebración nacional, del desarrollo de nuestra economía, del alcance de nuestra emancipación como
colectivo igual a otros colectivos libres del mundo? Yo lo llamaría honestidad, decoro, coherencia..., es mas, se debiera ser agradecido con él, porque es uno de los pocos guanches que continúan alzados y dando la cara, en nuestra putrefacta sociedad colonial ¿Por qué hay que negar la cruda realidad?,
¿Por qué hay que cerrar los ojos e inhibirse en la cobardía?, ¿acaso es esa actitud más ejemplar, mas decorosa, más humana? ¿Ver a tu familia, a tu pueblo, a tu patria, sorroballados por los intereses foráneos, a complacencia de la arbitrariedad del colonialismo español sobre nuestra patria y, sobre todo, para sus intereses
metropolitanos?

         ¿Cómo se puede ser tan hipócrita de pedir la libertad de ajenas madres patrias, cuando tu madre es violada sistemáticamente ante tu presencia, indolencia y aquiescencia? ¡Claro, que así, no te enfrentas a tu enemigo, sino que es tu enemigo -el imperialismo español-, quien te da permiso para que te enfrentes al enemigo de otros, y así te evadas de la cercana realidad que te toca cambiar!
Por desgracia, así es la mayoría de nuestro pueblo canario -donde la responsabilidad toca más de cerca a los "ilustrados e ilustradores"- y Víctor Ramírez, lógicamente, describe su situación y su perfil. (Y yo también me sumo a decir verdades ¡como que no!).

En muchas ocasiones he escuchado de la boca de nuestro compatriota Víctor, que ha elegido la soledad solidaria, y en efecto, he comprobado que esta la ejerce, y la ha ejercido -conmigo en particular-, no de forma material, sino moral, espiritual.
         Gracias a él, que acicateó sobre de mi complejo -o indecisión- de
colonizado, pude yo publicar, y me consta que así lo ha hecho y hace con otros
incipientes escritores.
         Pero aún así -como el dice: no deja de existir la endofobia en nuestra malhadada patria. El cainismo, es parte de la personalidad adiestrada del colonizado, que prefiere ver superior a su amo que a su hermano.

         Sé perfectamente que lo han tachado de narcisista; sé que se han hecho especulaciones sobre su norte político; sé que lo han calumniado; que lo miran con lupa a ver qué fallo puede cometer, y hasta se ha llegado a elucubrar sobre sus aspiraciones de obtener el Premio Canarias.¡ Bendito narcisismo compatriotas, si todos los narcisismos fueran tan biófilos como el de él.
         Y si te dan el Premio Canarias, compadre: ¡cógelo!, ¡aunque sea colonial!: Aquí colonial son  hasta los calzoncillos que nos ponemos. -Quien los use, por su puesto.

Por suerte, por azar, o por merecimiento, o por cualquier otro motivo, lo
nombraron miembro de la Academia Colonial Canaria De La Lengua. Pero para desgracia de los conjeturadores, su discurso protocolario de entrada en dicha entidad,fue tan contundente como de costumbre. (Entendiendo esa contundencia como erradicación de la autocensura, siempre presente -y salvando a algunos- en nuestros intelectuales, docentes etc.)
         Yo estuve presente y me deleité hasta el paroxismo, mirando a Eligio Hernández (pretérito fiscal general del Borbonato), como doblaba la cerviz ante el implacable, revolucionario e independentista discurso de nuestro Víctor. (De todas formas, aquel ya estaba acostumbrado a doblar la nuca ante su amo el Borbón, de la misma forma que demandaba que se la doblara el pueblo amedrentado, cuando era Gobernador Civil. Posiblemente, como buen sátrapa: también se apuntaría en los devenires de la patria libre para poder mirar desde las alturas. -Hay vicios que nunca se superan compadre).

Es Víctor Ramírez, un personaje sui-géneris: reciente de haberle dado con un tenique en el hocico al colonialismo español, se emprende tan tranquilo por corrido de José Alfredo Jiménez -su ídolo-, pero como siempre, las cuerdas de su guitarra cumpliendo más años que el abuelo "Ignacio Perpetuo". (La rebeldía solidaria le fluye por instinto natural).
          Llegué a preguntarle en su momento a nuestro anfitrión: que ¿"cómo era eso de que eligieran o admitieran a un independentista confeso en la academia colonial? Él me respondió, "que no sabía ni se lo esperaba, pero visto -y comparto su criterio- que en este colonizado país, los independentistas tenemos coartada la libertad de expresión, desde las
prensas privadas hasta las televisiones públicas, cualquier herramienta o
cualquier terrero, era bueno para bregar... Pues no ha defraudado a nadie.

Hasta ahora -que yo sepa-, Víctor Ramírez no ha rehuido la brega, sino que emburra metiendo el hombro en el pecho del coloniaje, intentando partirlo pá tras. Continúa hiriéndolo, abriéndole fisuras en soledad, porque carecemos de organización política y social, para tumbarlo colectivamente.
         Creo que es demasiado lo que hace, visto lo descomunal que es la estructura colonial.
Bien sabe él que su aguja en el compás no puede variar, porque si lo hiciera, no sería quien es: uno de los grandes del pueblo. Y aunque a la mimosería intelectual burguesa, arrastrada y esbirril -acuartelada en el parnaso elitista del sistema-, sedienta de premios, reconocimientos, estatus, dinero, etc., quieran estigmatizar a nuestro Víctor (como lo han intentado con otros intelectuales independentistas), se han jodido los culificistas.

Porque Víctor Ramírez es más grande que ellos, a pesar del cuartel, rédito y publicidad con que el sistema -sobornadoramente- les calienta la barriguita, a sus mayordomos de la pluma colaboracionista españolera.
          Y creo que Víctor seguirá su misión -tal como dice nuestro insigne Frantz Fanon-, no sólo porque sea un intelectual nacido en el popular barrio de San Roque -cual seguramente también ha conformado su psicología- sino porque porta en los genes -probablemente inherente de esa estrecha relación y descendencia con y del pueblerío-, con la sensibilidad y la decencia de sentir: la barriga vacía, la cabeza tarada, el desamparo social, el desahucio territorial, o en definitiva, la criminal sojuzgación al pueblo que él pertenece.

Señalan los intelectuales servilistas canarios, que no existe una literatura
canaria. (Uno puede que esté colonizado -no me queda la menor duda-, pero que el españolismo a estos lacayos le ha robado la decencia -si alguna vez la han tenido-, ¡seguro!).
         Lo que en realidad no existe, es una literatura española. (Mirando a España "Sociedad Anónima" como una entelequia, amarradita con débiles
hilos que se corroen, ya que no se fraguó esta por voluntad popular como un estado -y menos como nación-, sino como una estructura monárquica impuesta sobre la voluntad de los diferentes colectivos humanos que la "componen", renqueante por las grandes contradicciones y derechos de las naciones anexionadas ilegítimamente).

Sí existe por el contrario una literatura catalana, vasca, andaluza, castellana, canaria... Y lo lógico es que para estos canarios perrarios, intelectuales españolísimos, al carecer ellos de nación, de patria -es decir, de decencia-, no les quede otra opción que agarrarse a la entelequia que los incentiva y premia, por desorientar y castrar psicológicamente al pueblo a que pertenecen.
         Es lógico, porque reconocer una literatura canaria es reconocer a Canarias como una nación. Porque escribir literatura canaria, es escribir sobre la realidad colonial que -como maldición- subyuga a nuestra patria hace más de cinco siglos.
         Porque transmitir una literatura canaria, es trasmitir e instruir al pueblo -engañado y estafado perversamente-, sobre su intrínseco derecho a la libertad: a la independencia. Pero es mucho pedir, para quienes como escatófilos se nutren de los excrementos colonialistas, como único medio de trepar: para poder escribir, y publicitarse con su aparato de propaganda, siempre con fines personales y mezquinos. (Pues no serían ellos relevantes, sin el colonialismo, al fin y al cabo coexisten simbióticamente).

Sí existe una literatura canaria, que no es precisamente esa: mística, surrealista, ignorantadora, tergiversadora y manipuladora, utilizada por la
intelectualidad perraria y lamelona; sino que la ejercen e instruyen (en aquellas rendijitas que se pueda colar luz, arriesgando el medio de supervivencia, y siendo objeto de sutiles represalias y persecuciones) hombres honrados, insobornables y solidarios, sí: independentistas canarios.
         Emanada esta de su pensamiento, de su sentir, del conocimiento empírico de la situación opresora, o de la denuncia de la flagrante violación de los derechos humanos y otros derechos fundamentales, que -por infortunio-, le ha tocado vivir a nuestro pueblo. Pues es de él y su condición, de donde fluye -irrefutablemente- la literatura canaria, que los abusadores y su escuela de sofistas interesadamente niegan. (Es mucho pedir para gente tan egoísta, tan canalla y tan cobarde, que escriban verdades).

¿Qué es entonces la literatura?, ¿acaso no es una herramienta de comunicación que sirve para estampar los aconteceres cotidianos, la vida, el pensamiento, la realidad vital...? ¿Acaso no hay en Canarias una realidad vital -además perversa, corrupta- sobre la que escribir? ¿O es que interesa seguir describiendo a Canarias como el paraíso donde nadie se queja y nunca pasa nada?
         Como herramienta, que es la literatura, se puede emplear para reparar o para destruir. Y es precisamente para este último menester, para lo que la emplea el imperialismo español y sus secuaces aquí en su colonia: para aniquilar el entendimiento, el alma del pueblo canario.
         Pero se seguirá diciendo que no
existe literatura canaria -y menos anticolonial- sino literatura española
-colonial y oficializada- y cualquier otra de allende los mares, menos la
canaria. (De pena: en plena era de las comunicaciones se continúa diciendo seis siglos después, que los canarios no tenemos alma; y lo peor es que son canarios los que lo dicen).

En el artículo "Canarias no es España" (pagina 45 de este libro) nos comenta el autor: "La leo cada momento: camino del sur, por San Cristóbal. La pintada es grande, no habrá quien no la vea (algunos desviarán la vista, tragando rencor).
         Ayer volví a verla: implacable en su sencilla y grandiosa contundencia. La entiendo como "Canarias no es parte de España, sino posesión; Canarias no está unida, sino sometida por el poder Español; la salida para ser un pueblodigno es la independencia".
          Inequívocamente es ese entendimiento: la autodeterminación personal de Víctor Ramírez, es decir, el convencimiento de que pertenece a un colectivo cultural y antropológicamente -diferente al español- con el que está profundamente identificado y enraizado. (Ojalá compadre, esa pintada llegue tan profundamente a nuestro pueblo como a nosotros. Aunque no ignoramos, que tenemos tan asumido nuestro diferencial, que ya no nos inmuta sabernos canarios y no españoles, es algo natural, absorbido con la evolución de la conciencia. ¿Tú que opinas?).

Evidentemente, Canarias no es España -además, España no se sabe lo que es y Canarias sí. Pero no es menos cierto, que ese artificial paisoide, ha ingerido por la fuerza en la psique del pueblo nativo canario: tratando de
desculturizarlo -a plenitud- de su ancestral modo de vida, encivilizándolo de costumbres exógenas que -por desgracia-, ha creado una gran confusión y trastorno sobre el entendimiento de nuestro pueblo, en referencia a su identidad.
         De esa distorsión e indefensión en nuestra gente, se ha nutrido precisamente el imperialismo español y sus testaferros ultramarinos: para hacer efectivo su colonialismo, y por ende, la esclavitud del pueblo colonizado y la sustracción de sus riquezas.

Pero no se detiene el colonialismo en su afán y desconfianza, al no creerse
resuelto con los métodos antes mencionados -y la mayoría de las tropelías que no se han dicho-, pero que están anotadas en nuestra historia: "En nuestra literatura canaria".
         Queda la geografía, y para nuestra gracia, no se ha inventado tecnología que pueda remolcar al Archipiélago Canario hasta el mar Mediterráneo. (Igual se inventa, y después los británicos le arrebatan las
islas).
         Pero más allá de la ironía, hoy se hace algo similar: destruyen el singular paisaje del archipiélago, para mimetizarlo de múltiples y heterogéneos aspectos foráneos.
         (Si antes desvistieron al guanche -al mauro- de sus atavíos, hoy desvisten la faz de nuestra patria. Si antes intentaron arrancarnos el alma, hoy intentan arrancarnos también la piel). Esto parecerá trivial, pero todo lo que hace España en Canarias -directamente o a través de sus mayordomos coloniales, tiene su consecuencia nefasta.

Hablábamos sobre este particular el compatriota Víctor y yo no hace mucho tiempo. ¡No puede España vencer a Canarias! Nuestra geografía y enclave geográfico se impone...
         ¡Mira que es bondadosa nuestra madre patria!: han sucumbido muchos de sus hijos, han claudicado muchos de sus hijos, la ha traicionado y vendido muchos de sus hijos, pero ella, malhadada, lacerada, nos sigue trasmitiendo entusiasmo y valor, para seguir adelante.

Sí, conversábamos a cerca de la influencia que tiene nuestro paisaje sobre
nuestra esencia. Todo pueblo mantiene una confidencial e indescriptible armonía con su entorno, y el canario, por su puesto.
         Nuestro mar, nuestros riscales, nuestros barrancos, nuestro clima, nuestros olores, nuestros sonidos, nuestra vegetación... han conformado nuestra psicología y personalidad.
         En el medio, han quedado incólume nuestros pastores (pertenecientes estos a las mismas familias de pastores precoloniales), nuestros labradores, nuestros artesanos, nuestros hierberos, nuestra transmisión oral, nuestra toponimia, nuestro patrimonio arqueológico...   Todo un conglomerado etnográfico precolonial -particular de nuestra nación- vigente en la sociedad actual, y desapercibido para la mayoría de los guanches de hoy. Pues en todos estos siglos, la dominación extranjera y católica, no ha podido extinguirnos en su totalidad como han anhelado.
         Gracias a nuestra patria, que es como si nos hablara. (Y en realidad nos habla, pero no la escuchamos).

Es este un motivo mayor para el colonialismo, por lo que han de erosionar todo el paisaje. Borrando con ello cualquier vestigio de identidad canaria, y así travestir -cual fulana- a nuestra tierra, dispuesta para los deseos lascivos de todo advenedizo. Y lo peor, es que con esas actuaciones nos desarman totalmente como colectivo humano singular, arrebatándonos el diferencial cultural que aún conservamos, para así crearnos un alma sumisa y no reclamante.
         (Por eso la dominación colonial en Canarias es apabullante, abusadora; la esclavitud nunca se ha erradicado en el pueblo canario, sencillamente ha mutado).

Si de consuelo valiera, me gustaría señalar que el colonialismo no avanza, que es el colonizado indolente el que retrocede. Retroceder, inhibirse, acomodarse, claudicar... no sólo es un acto de cobardía, sino de criminalidad: es un acto de potencial filicidio.
         Somos los canarios y canarias actuales los culpables de que el futuro de nuestros hijos sea cierto o incierto. Depende de los canarios actuales, que nuestros hijos no caigan en manos del depredador o del esclavista. Depende de los canarios actuales que nuestras hijas e hijos no se hagan presa de los proxenetas, de las mafias, de la droga, de la alienación, del consumismo, de la incultura, del desamparo, de la marginalidad, de la segregación racial (que aunque parezca exagerado, se practica cada vez más descaradamente con nuestro pueblo).

Depende de los canarios actuales, la formación de la generación venidera, y el derecho a vivir en la tierra que nuestros abuelos nos han dejado -esta que el colonialismo español a través de sus esbirros nos arrebata o nos
expulsa de ella.
         En conclusión, de dejarles una Nación Canaria más digna que la que tenemos, para que ellos así se la dejen a sus hijos -de quien la tenemos prestada. Futuro que hay que construir, y materializar con la independencia.
         Lo contrario, reitero, además de despreciable egoísmo, es un auténtico filicidio.
*
En la página (188) de "Agüita pasada", menciona Víctor Ramírez una reflexión de Albert Memmi (el tunecino judío) de la obra de este "Retrato del colonizado" que dice lo siguiente: "El papel del escritor colonizado es demasiado difícil de asumir: encarna todas las ambigüedades y todas las imposibilidades del colonizado llevadas a la máxima potencia”.
         A esta asevera Víctor Ramírez: ¡Claro está que la primera condición es saberse y sentirse colonizado! Esta reflexión del tunecino y la reafirmación de de nuestro escritor, me impactó sobre manera cuando lo leí.

Pues mas allá de su teórica exposición, en algunas vicisitudes de mi vida -que no vienen al caso-, he tenido que usar esta empíricamente. Es totalmente cierto y yo lo llamo aceptación. (Aceptación "que no significa asimilación ni conformismo").
         Hay inexorablemente que aceptar la realidad, para convencernos de
que esta existe. Hay imprescindiblemente que comprender y aceptar que se está colonizado, si se quiere cambiar el rumbo de la situación. Echo manos de analogía: es lo mismo que el enfermo que tiene que aceptar que padece una patología, para conscientemente ponerle remedio a esta.
         Es de suponer que quien no acepta que padece una enfermedad que le han diagnosticado, nunca llegará a sanar, porque la enfermedad, no admite la negación del enfermo y acaba por matarlo. O aquel individuo que desconoce que padece una enfermedad, y esta, obviando su desconocimiento, también acaba fulminándolo.

Y por último, a modo de silogismo -si se quiere-, está la persona que es conciente de que padece una patología y decide tratarse. Esta, probablemente sobrevivirá. (Sabia reflexión "aceptar que se está colonizado para poder liberarse"; pero lógicamente, hay que seguir un tratamiento, este se llama: lucha anticolonial).
         Aunque desgraciadamente, también existe elementos -muchísimos, y salvando la decencia de las pocas excepciones- que se alimentan de esta patología: Los parásitos cancerígenos. Quienes deberían ser la legión de anticuerpos, que incentive a nuestro pueblo -y más directamente a nuestros jóvenes- contra de la patología colonialista, se han convertido -paradójicamente- por el contrario, en los auxiliadores del dañino virus.
         Como rémoras, se han colgado de su lomo depredador y comen de la carroña de sus dientes: de los restos putrefactos de nuestro pueblo. Yo no le exijo a nadie la misión que debe cumplir.
         Se accede a la docencia, bien por vocación -eco este muy retumbador en los profesionales-, por supervivencia, o exclusivamente por asegurarse el futuro. Pero sí demanda y exige la situación social y política en que se vive, actuar y enseñar en consecuencia. Por consiguiente, creo que sabemos -sobradamente- de qué adolece Canarias y que solución hemos de darle. (No nos escondamos).

El motor dinamizador para cambiar una situación -cualquier situación- es
indiscutiblemente la juventud y más concretamente la perteneciente al estudiantado. Pues es ahí precisamente donde se pone la mordaza en el cerebro: donde se ejerce la in-concienciación y se aliena e inocula el entendimiento; a sabiendas que si no hay juventud no hay futuro, que si no hay juventud reclamante no hay futuro logrado para la dignificación y el bienestar común de los canarios, sino para el bienestar de las minorías coloniales y caciquiles de siempre.
         Concretamente, aquí en esta sala (a la que es de agradecer o reconocer que se haya portado imparcial dejando pronunciarse a todos, "a los independentistas también". Y perdonen si suena a encomio, lo digo convencido) no hace mucho tiempo, se celebró un acto protagonizado por Taburiente -nuestro ejemplar grupo musical- y se escucharon subterfugios y excusas, imperdonables para gente que se dice tan letrada.

Se estaba entonces analizando la situación cultural en nuestras islas, y la
necesidad -imperiosa- de una enseñanza nacional canaria, cuando un conocido actor, docente él y muy agradecido al sistema colonial -porque este lo consuela con dulces caramelos-, alegó convencido y sin ruborizarse -aunque intentando ladinamente desbaratar la labor que viene haciendo nuestro grupo musical: "que Canarias es lo que es, que el avance de la civilización es imparable, que somos cosmopolitas y ciudadanos del mundo, o que las cosas son así, porque padre Dios así las quiso.
         Además "que ellos, -los docentes-, no podían hacer nada al respecto sobre los programas de enseñanza, porque estos los elabora la consejería o el ministerio y había que acatarlos por precepto. (Los perros
tienen más dignidad)

Esto me pareció ignominioso, que viniera de gente que se hace llamar ilustrada y que se dedican a la enseñanza -yo diría, y son palabras de Víctor, al adiestramiento-; por lo que tuve que hacerle una observación: "Canarias no puede tener una enseñanza nacional, como la tiene: Cataluña, Euskadi etc., porque en Euskadi y Cataluña, se paró el avance de la civilización con su enseñanza. Los canarios tenemos que asumir todas las culturas nacionales que nos ocupan la casa sin nuestro consentimiento, y no podemos tener una propia porque somos muy cosmopolitas; y además, si defendemos nuestra identidad somos unos chovinistas y hasta xenófobos.
         Continué observándole: "que los docentes no pueden oponerse a los dictados programáticos de los gobiernos de turno, pero si paralizar la enseñanza, encarándose al sistema y durante el tiempo que haga falta, cuando se trata de pedir mejoras salariales u otras prebendas personales.

Yo comprendo que la gente tiene que comer, que la gente tiene que seguir
viviendo, ¡pero con decencia!, ¡coño!: ¿O es que esa minoría de enseñantes honestos e insobornables, no tienen estómago..., no tienen vida?
         ¿Cómo se puede llamar enseñante, al que no enseña sino oculta, al que no aclara sino neblina, al que no motiva sino anquilosa? ¿Acaso es mentira que padecemos una situación colonial, inhumana, contra derecho -incluso- que hay que cambiar en nuestra nación?

¿Sabrán los docentes canarios, que esta depravada e inclemente situación
que pesa sobre nuestro pueblo, sólo e irremisiblemente se puede cambiar y adecentar, con la independencia de nuestra sojuzgada nación? ¡alomejor!
         Sí saben ellos sobradamente, cómo ganar dinero acomodaticiamente y sin arriesgarse -aunque a sus hijos les espere un futuro incertuoso. Lo peor que le puede pasar a un ente "racional", es estar podrido por la cabeza, e imperdonable, que encima pudra a los demás.

Yo aprovecho también este acto -con el permiso del anfitrión-, para hacer
llamamiento a los profesores honestos, solidarios -y seguramente solitarios-, a confluir en criterios para formar un cuerpo docente revolucionario, en aras a dar respuesta a esta infecunda e insostenible situación. Yo les hago un llamamiento, para que incentiven a nuestro alumnado a consumir literatura canaria, independentista, de tantos escritores nuestros que siguen siendo tabú o ninguneados en la esfera intelectual asimilada, y ausentes -claro- en los programas de enseñanza colonial.
 No tenemos por qué buscar fuera los referentes literarios, -no digo que no se lea lo de otro sitio-, sino que se le de prioridad a nuestros autores que con tantos sacrificios, (contra de las barreras que pone el sistema impuesto, donde muchos y buenos han llegado a la frustración y al hastío, porque las ayudas económicas para publicar siempre van a los autocensurados o a los que dicen muy poco), aún así -haciendo de tripas
corazón-, han podido publicar filantrópicamente sus obras.

Obras originales, repletas de contenidos iluminadores, de asuntos que nos
afectan, que nos compete en nuestra existencia como pueblo, perteneciente a una nación diferente a la que nos pintan desde la niñez. Obras exentas de mixtificaciones ignorantadoras, de conceptos indescriptibles, de prosaísmos insustanciales, de convenidas evasivas... Obras que -por el contrario-, delatan la alevosía con que se ha transmitido la historia hecha por los vencedores; que desnuda la verdadera situación de nuestro pueblo (enmascarada ésta, con apariencia de primer mundo o mundo civilizado). Obras que ayudan a cultivar la conciencia personal y de pertenencia a una cultura y un colectivo singular, (y no como hasta ahora de pertenencia a nada y con la única meta vital de consumir materiales, como el animal, siempre dispuesto a trabajar únicamente por la comida).
         Obras todas ellas cargadas de razones, para despertar el interés del
alumnado y seguramente -por identificación- las que acabarían con el fracaso escolar tan cacareado y preocupante para el sistema demagógico. (Por no reconocer este, que lo que no sirve son sus banales programas de enseñanza. Quizá, no es que no valgan sino que, además, no es el número de zapato que le pertenece a los estudiantes canarios).

Algunos de esos referentes se encuentran aquí, entre nosotros, y ¡como no!, de
quien se trata la presentación: nuestro literato canario, independentista,
Víctor Ramírez. Me amparo en el célebre dicho: si Víctor Ramírez no existiera habría que inventarlo.
         Pero para nuestra suerte y para nuestro orgullo, y aunque a muchos no les complazca, no hace falta inventarlo, es un axioma, y aquí lo tenemos presente.
         Sólo me queda decir, que lo cuidemos, porque además de ser de los grandes, es canario, es de los nuestros; y la forma de conservarlo creando y encendiendo fósforos, no es sólo leyéndolo, sino además, comprando sus libros.
         Por ahí los tiene: hagan un acto revolucionario, solidario y cómprenlo. No se trata de gastar, sino de invertir en conocimiento, de invertir en nuestra cultura, de invertir, para nuestra independencia y en consecuencia, por la justicia social en nuestra gente.


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